CONFLICTO EN EL ESTE DE EUROPA
Las autoridades rusas agitan el miedo a la invasión y a la desintegración del país
Los dirigentes políticos aluden a estos traumas colectivos para minimizar el riesgo de descontento interno

El presidente ruso, Vladímir Putin, hace una ofrenda floral en el memorial a las ciudades heroicas de la Segunda Guerra Mundial en Moscú, en el Día de los defensores de Patria, el pasado 23 de febrero. / REUTERS
"Recuerdo muy bien en los años 90 lo que le pasó a Yugoslavia", explica Aleksandr. Para muchos rusos, los serbios –y otros territorios eslavos del sur de Europa en menor grado– son un pueblo hermano, muy parecidos a ellos y, por ese motivo, las guerras de los Balcanes se miraron con detenimiento desde Moscú. Aunque las guerras civiles se debieron a tensiones étnicas en las fronteras yugoslavas, él cree que en el caso de Rusia los culpables son "los anglosajones". "Siempre han querido hacer lo mismo con nosotros", subraya, antes de recordar la rivalidad histórica "primero con el imperio británico y luego con Estados Unidos".
El propio presidente ruso, Vladímir Putin, acudió recientemente a este argumento al asegurar que Occidente solo aceptaría a Rusia dividida. En concreto, aseguró que el objetivo de Estados Unidos y Europa es "liquidar" el país. "Tienen un objetivo: disolver la antigua Unión Soviética y su parte fundamental: la Federación de Rusia", aseveró, antes de señalar que tal vez entonces Occidente les reciba en "la llamada familia de pueblos civilizados, pero cada pedazo por separado, para poder controlarlo". Putin tiene en la memoria algo parecido, la desintegración de la Unión Soviética en el año 1991. Aunque la causa no fue ningún conflicto -fueron múltiples, pero principalmente de índole interna-, el impacto en la sociedad rusa fue demoledor. El líder ruso apuntó hace años que fue "la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX".
Este tipo de afirmaciones se han convertido en recurrentes desde que empezó la ofensiva rusa en Ucrania, donde según Moscú lo que esta en juego es la misma existencia del país. Este discurso ha calado entre la población, como es el caso de Natalya. "Si Rusia pierde, dejaremos de existir como Estado", sostiene. En internet algunas voces pro-Kiev piden que cuando llegue la paz se "descolonice Rusia", reclamando no solo su desarme, si no también que se divida en diferentes países, algo que actualmente no cuenta con un apoyo significativo en ninguna parte de Rusia y que ha tenido eco en perfiles de redes sociales prorrusos para alimentar ese miedo. Sin embargo, las autoridades occidentales más destacadas no han manifestado abiertamente apoyo a ninguna opción de esta índole.
Guerras mundiales e invasiones
Rusia es un país muy plano geográficamente, algo que los ejércitos enemigos han aprovechado históricamente para adentrarse cuando han podido, como fueron los casos de la Alemania nazi, la Mancomunidad polaco-lituana -se conmemora en el día nacional ruso el levantamiento popular contra las tropas de 1612- o la Francia de Napoleón. Estos ejemplos han sido blandidos por diferentes personalidades afines al Kremlin para agitar el miedo o alimentar el orgullo ruso. El recuerdo más lejano es también el que más asusta a los rusos: el del imperio mongol, uno de los pocos invasores que consiguió doblegar a los rusos (en aquel momento la Rus de Kiev) en la Edad Media. Cuando se produjo esta invasión, las élites gobernantes estaban divididas entre ellas, facilitando la tarea a las hordas mongoles. Eso es algo también recordado por el poder ruso, que cuando se ha visto amenazado ha buscado tener menos voces disidentes, tal y como demuestra la presión a activistas y medios independientes.
El eco de estos momentos de conflicto todavía resuena en los rusos, que creen que pueden vivir un dejà vu 1.000 años después. Natalya cree que a día de hoy es posible que Occidente, además de armar a Ucrania para luchar contra las tropas rusas, "pueda ir a más" y pueda haber un ataque en territorio ruso. Ejemplifica su tesis recordando que recientemente "un dron sobrevoló San Petersburgo".
Sin embargo, el trauma más reciente y que está muy presente en la mentalidad de los rusos es la Segunda Guerra Mundial. La victoria en la "Gran Guerra Patria", como se la conoce en Rusia, es ahora recordada como gasolina para la moral de las tropas en el frente, pero también en la retaguardia por los que no luchan. Existe en el país el temor de que la situación se repita y entren tropas enemigas al país, como demuestran estadísticas como la del Centro Levada -un centro de estudios de opinión independiente- , según la cual cerca del 54% de los rusos temen un nuevo conflicto global y solo un 29% no tienen ningún tipo de miedo a algo así. "El que no conoce su historia está condenado a repetirla", aseguraba el escritor Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana, y esa máxima es algo que pervive en la Rusia de Putin.
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