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Biden ataca a Putin con su discurso en Polonia: “Los autócratas solo entienden una palabra: no”

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El presidente estadounidense Joe Biden y el presidente polaco Andrzej Duda y el primer ministro Mateusz Morawiecki caminan durante una reunión bilateral

El presidente estadounidense Joe Biden y el presidente polaco Andrzej Duda y el primer ministro Mateusz Morawiecki caminan durante una reunión bilateral / Reuters

Idoya Noain

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A las puertas del primer aniversario del inicio de la guerra de Ucrania y un día después de realizar una breve pero significativa y simbólica visita por sorpresa a Kiev, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha ofrecido este martes en Polonia un discurso en el que ha aplaudido y destacado la resistencia de Ucrania, ha asegurado que “la OTAN está más unida que nunca” y también ha hecho una promesa: “El apoyo a Ucrania no vacilará, la OTAN no se dividirá y no nos cansaremos (...) Ucrania nunca será una victoria para Rusia; nunca”.

Biden hablaba unas horas después de que lo hiciera en Rusia Vladimir Putin. Lo hacía en el mismo escenario que hace algo menos de un año, después de que Moscú lanzara la invasión y la guerra: el complejo del Castillo Real de Varsovia. Pero esta vez no intervenía desde una sala cerrada sino en el exterior, ante varios miles de invitados entre los que había numerosos ciudadanos corrientes. Y no hablaba, como entonces, con un tono sombrío urgiendo a responder con una unidad y determinación que entonces no parecía garantizada, sino con vigor y alabando lo conseguido. “Kiev sigue en pie, orgulloso y libre”, ha dicho.

Democracia y autocracia

Biden, como viene haciendo desde el inicio de la guerra, ha enmarcado el conflicto como una lucha entre democracia y autocracia, señalando directamente a Putin como un “autócrata” y un “tirano” y asegurando que “los apetitos de un autócrata no se deben apaciguar, hay que oponerse a ellos, los autócratas solo entienden una palabra: no”. Y también ha declarado que el líder ruso ha topado “con la voluntad de hierro de EEUU y naciones de todo el mundo que se niegan a aceptar un mundo gobernado por miedo y fuerza”.

“Su cobarde anhelo de territorio y poder fracasará”, ha dicho. “Las democracias del mundo vigilarán nuestras libertades hoy, mañana y por siempre”, ha declarado en otro de los temas centrales de su discurso.

Duelo directo

Aunque Jake Sullivan, Asesor del Seguridad Nacional de la Casa Blanca, había avanzado que el discurso de Biden no pretendía ser un enfrentamiento personal ni un duelo retórico con su homólogo ruso, a lo largo de 20 minutos el mandatario ha hecho repetidas alusiones e incriminaciones directas a Putin (a quien el año pasado en Polonia llamó "carnicero y de quien, en declaraciones que luego la Casa Blanca tuvo que matizar, dijo que "no debería permanecer en el poder"). Ha respondido también a acusaciones que el líder ruso ha lanzado en su intervención previa. Y lo ha hecho responsable de un conflicto y de una brutalidad para la que ha prometido buscar justicia.

Ha hablado de “crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos sin vergüenza ni reparo por tropas rusas y mercenarios”, mencionando concretamente de ataques a civiles y bombardeos de estaciones, unidades de maternidad, hospitales, escuelas y orfanatos; del uso de la violación como arma de guerra y de “niños robados a Ucrania en un intento de robar su futuro”. Biden también ha acusado a Putin de “haber intentado matar de hambre al mundo”.

En respuesta a una de las acusaciones lanzadas por el mandatario ruso en su intervención, y aunque su discurso no se podía seguir en directo en ninguna televisión rusa, Biden se ha dirigido directamente al pueblo ruso para asegurar que “EEUU y las naciones de Europa no buscan controlar o destruir a Rusia” y que “Occidente no estaba planeando atacar a Rusia como ha dicho Putin”. “Esta guerra nunca fue una necesidad, es una tragedia, la eligió el presidente Putin”, ha declarado también. “Cada día que la guerra continúa es su elección. Podría acabarla con una palabra”.

“Días difíciles y amargos”

Biden, no obstante, es consciente de que esa palabra no está cerca. Ha advertido en Varsovia que se avecinan “días duros” y “difíciles y amargos”, algo que puede hacerse especialmente evidente cuando se inicie una nueva esperada ofensiva rusa en un conflicto con visos de convertirse en una guerra de desgaste. Y ha anunciado que la semana próxima se impondrán más sanciones, pero sin mencionar que estas están golpeando con menos efectos de lo que Washington anticipó.

Biden no ha mencionado tampoco las fisuras muy reales que amenazan la promesa de apoyo inquebrantable y unidad. Y ha optado por no decir nada de otro de los pasos más trascendentales anunciados por Putin este martes y que subraya los peligros globales de la tensión entre Rusia y EEUU, la OTAN y Occidente, un complejo mapa geopolítico y diplomático en el que también se está intensificando la peligrosa brecha con China: la suspensión de su participación en el tratado de reducción de armas nucleares Nuevo START. Washington y Moscú lo firmaron en 2010 y era el único pacto en este terreno que quedaba vigente entre los dos países.