Entrevista

Transgénero musulmana: "A Alá no le importa tu identidad sexual"

Shinta Ratri ha creado la primera escuela islámica para transgéneros del mundo, Pondok Pesantren Waria al-Fatah

La transgénero indonesia Shinta Ratri, fotografiada en Barcelona donde recogerá el premio concedido por Casa Asia.

La transgénero indonesia Shinta Ratri, fotografiada en Barcelona donde recogerá el premio concedido por Casa Asia. / Joan Cortadellas

Montse Martínez

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Shinta Ratri nació en Indonesia, el país musulmán más grande del mundo, siendo hombre pero a los 13 años ya mostró públicamente su condición de mujer. Es la la fundadora de la primera escuela islámica para transgéneros del mundo, Pondok Pesantren Waria al-Fatah, un remanso de calma cuando la discriminación no se soporta. Recala en Barcelona para recoger el premio entregado por la Casa Asia por su trabajo en favor de la dignidad y los derechos de las personas LGTBIQ+.

-¿Hay que ser muy valiente para reconocerse transgénero en Indonesia, país musulmán?

-Por supuesto. Ser transgénero en Indonesia implica ser valiente y luchador. La estigmatización es muy importante contra nuestra comunidad, igual que la discriminación y no hay apoyo del sistema.

-¿Cuándo decidió mostrar públicamente su condición de transgénero?

-Empecé a visibilizar mi condición cuando tenía 13 años, en 1977. Ahora tengo 60. He padecido discriminación incluso después de haber creado mi organización de apoyo al colectivo, desde mi propia familia y mis vecinos hasta la sociedad, en general. Empecé con mi organización en 1982.

-¿Cómo se han comportado las autoridades gubernamentales?

-En 1982, bajo la presidencia de Suharto, estaba aceptado y fue fácil para ellos hacer una legislación para ampararnos. Cuando Suharto dejó el poder en 1998, la sociedad cambió y ahora es más conservadora. Han proliferado las organizaciones extremistas islámicas que van abiertamente contra los transgéneros. Los derechos de la comunidad LGTBIQ+ en Indonesia están retrocediendo.

-¿Se puede ser transgénero y musulmán?

-En general, el islam acepta al transgénero, incluso la mayor organización islámica en Indonesia lo hace, a excepción de las corrientes más extremistas como las que imperan ahora. Pero a Alá no le importa tu identidad sexual.

-¿Es difícil ser musulmán transgénero?

Es muy difícil en Indonesia. Uno de los principales problemas pasa por el rezo. Los más extremistas sostienen que no tenemos derecho a rezar de la forma convencional. Por eso creé un lugar donde tener nuestros derechos como transgénero. Soy un ser humano también y tengo derecho a rezar, es nuestro lema.

-¿Cómo rezan?

-Rezamos la comunidad transgénero junta. Se trata de una comunidad que funciona como escuela coránica, donde los miembros pueden rezar, aprender religión. Rezamos juntos. Reza cada uno vestido como quiere. Algunas vestidas de mujer y otras de hombre. Como cada uno se siente más cómodo. Como es habitual en el rezo en Indonesia, los ataviados como hombres se ponen delante y los ataviados como mujer, detrás.

-¿Cuántos miembros integran su organización? ¿Qué les ofrece? ¿Cómo se financia?

-Un total de 62. Todos transgénero mujeres. Aprenden la lectura del Corán, inglés, macramé y a cocinar. Las edades de los integrantes oscilan entre los 13 y los 60 años. Funcionamos gracias a donaciones y fondos internacionales. Nada de las autoridades locales que, simplemente nos brindan atención sanitaria.

-¿Qué tipo de des criminación sufrió?

-Era muy buena en clase y los demás me pedían ayuda. Lo he sufrido más de adulta, tras crear la escuela.

-¿Han sufrido agresiones físicas?

-Muchas veces. La escuela funciona como una segunda familia, un lugar seguro. El objetivo es ayudarles a tener más recursos para mantenerse por sí mismos.