Crisis en Perú

Dina Boularte intenta salvar su Gobierno con la propuesta de elecciones este año

Las protestas contra la presidenta interina Dina Boluarte no hacen más que corroer su autoridad

Abel Gilbert

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La presidenta provisional de Perú, Dina Boluarte, se aferra a la única tabla de salvación posible en medio del naufragio político: un proyecto de ley de reforma constitucional para que las elecciones generales se realicen este año y no el venidero, como en principio pactó el Congreso. El 2024 está demasiado lejos en el calendario. La crisis política desatada tras la destitución de Pedro Castillo por parte de la legislatura, a comienzos de diciembre pasado, todavía no ha tocado su punto más dramático. Boluarte ha vuelto a pedir una "tregua" que pacifique el país, pero la protesta sigue instalada en el sur y se mantiene viva en Lima. También convocó al "diálogo". Sin embargo, a estas alturas no cuenta con interlocutores en la calle.

 La mandataria interina es presa de sus propios deslices retóricos: pidió "disculpas" por el modo en que la Policía Nacional intervino en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM) de Lima, dejando a su paso un tendal de heridos y detenidos. La actitud de los uniformados, dijo, "no fue la adecuada". Las palabras no tuvieron el eco esperado y el malestar de los estudiantes de clase media se ha convertido a estas alturas en un frente de tormenta que amenaza con arrastrar a otros sectores sociales de la capital, mientras el sur peruano se mantiene como el principal dolor de cabeza de las autoridades.

Boluarte inició su carrera política en Perú Libre, el mismo partido regional de izquierdas que promovió la candidatura de Castillo. Pero después de asumir la jefatura de Estado no tuvo reparos en girar hacia la derecha y aliarse con un sector de las Fuerzas Armadas. Esos apoyos no representan, a estas alturas de la crisis, una garantía de supervivencia, entre otras razones porque, al igual que sucedió con su fallido antecesor, Boluarte tampoco se muestra a la altura de las circunstancias que ya han provocado decenas de muertos, en su mayoría por balas policiales.

"El país necesita un gobierno que no apague incendios con gasolina. Y usted tiene a un primer ministro pirómano (Alberto Otálora) que supone que el fuego purifica y quizá que la violencia esclarece", le dijo a Boluarte el influyente analista político, César Hildebrandt. A su criterio, ella irrumpe en las pantallas con "cara de triunfadora" y le habla a un Perú imaginario, como se tratara de "alguna república alpina y feliz". En cambio, el país verdadero, añadió Hildebrandt, se encuentra "en llamas". Frente a la situación, el Gobierno "se aferra a la mano dura y desoye las protestas, algunas de las cuales volvieron a ser desaforadas y violentas".

Las razones del conflicto

Puno ha llevado la delantera en los pedidos de destitución de la presidenta provisional, el cierre del Congreso y el llamado a elecciones este año y no en el lejano 2024, como ha resuelto la legislatura, aunque todavía no se ha confirmado ese calendario. Boluarte ha reaccionado de manera airada ante las protestas que estallaron en el sur peruano. "Puno no es el Perú", dijo y no hizo más que encender la mecha de la indignación en las redes sociales. Sobrevino entonces otro pedido de perdón. "No fue una expresión de discriminación ni soberbia", señaló el Gobierno y lamentó "si se malinterpretó" su intervención. Más allá de esos dichos, el Ejecutivo dispuso extender en 10 días el estado de emergencia en esa región díscola. Las acciones represivas y las expresiones de la autoridad ejecutiva alentaron a miles de peruanos a volver a manifestarse, con el respaldo en Lima de la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) y la presencia de contingentes de las regiones de Cajamarca, Apurímac, Lambayeque y Puno.

En este contexto de creciente debilidad Boluarte propone que se celebren los comicios este año. De acuerdo con el diario La República, el proyecto de reforma de la Carta Magna fue redactado por el ministro de Justicia, José Tello, un "experto en temas electorales". La propuesta se discutirá recién el miércoles próximo en el Consejo de Ministros, a pocos días que terminen las sesiones del Congreso. Pero una semana puede ser una eternidad en Perú. Además, la iniciativa debería aprobarse con dos tercios de los votos de un Parlamento poco predispuesto a hacer esa concesión.

Impacto regional

La situación peruana ha sido observada de manera crítica por la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) que sesionó en Buenos Aires. Boluarte no pudo participar. En su nombre habló la ministra de Exteriores,

Ana Cecilia Gervasi, quien diferenció la protesta pacífica de sectores históricamente marginados de "acciones violentas con intención de subvertir el orden constitucional". A la vez, criticó, sin mencionar a "algunos gobiernos, de países particularmente cercanos, no hayan acompañado al Perú en este difícil trance institucional y, más bien, hayan priorizado la afinidad ideológica, al apoyo inequívoco al Estado de derecho y a la sucesión constitucional". Colombia y Chile fueron los países que con mayor dureza hicieron referencia a la respuesta estatal a las manifestaciones.