Guerra en el este de Europa

Berlín defiende que el envío de Leopard 2 a Ucrania no generará una escalada militar con Rusia

El canciller Scholz descarta el futuro suministro de aviones de combate o la participación de tropas de tierra

Imagen de un tanque Leopard.

Imagen de un tanque Leopard. / EFE

Andreu Jerez

Andreu Jerez

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Alemania suministrará carros de combate Leopard 2 a Ucrania. "Confíen en mí, confíen en el Gobierno federal". El canciller federal de Alemania, Olaf Scholz, ha intentado lanzar este miércoles un mensaje de tranquilidad tras confirmar que su Gobierno cruzará una de las autoimpuestas líneas rojas respecto de la guerra en Ucrania: el envío de Leopard 2 al campo de batalla. El político socialdemócrata defendió ante el Bundestag una decisión dada a conocer el martes a última hora a través de varios medios alemanes y confirmada este miércoles en la rueda de prensa del Gobierno. Queda en el aire cual será la reacción rusa a la escalada en la mejora del armamento que tendrá Ucrania.

El acuerdo con otros países de la OTAN prevé el envío al Ejército ucraniano de dos batallones de tanques de producción alemana, es decir, unos 90 Leopard 2. Berlín no solo permite que otros estados cedan sus propias unidades, sino que también enviará tanques propios. Aportará, de momento, una compañía con 14 Leopard 2 del tipo A-6 pertenecientes a la Bundeswehr – Ejército alemán –. Esos tanques deberían llegar a Ucrania el próximo marzo. La formación técnica de los soldados ucranianos para el uso del armamento pesado tendrá lugar en Alemania. El paquete de ayuda militar incluirá munición y sistemas de mantenimiento.

La presión internacional y nacional se hizo cada vez más insoportable para Scholz durante las últimas semanas. El canciller ha querido al menos transmitir que el cambio de opinión se debe a un amplio consenso internacional que incluye a Estados Unidos. Es decir, Berlín envía tanques de producción alemana porque no lo hace en solitario. Washington suministrará, de hecho, una treintena de tanques Abrams M1, como ya ha confirmado el Gobierno estadounidense.

Decisión de riesgo

La reticencia para enviar Leopard 2 a Ucrania respondía al miedo de que Alemania y la OTAN se vean arrastradas a una confrontación directa con Rusia, como ha reconocido expresamente Scholz en varias ocasiones. "Seguiremos garantizando que este apoyo sea posible sin que crezcan los riesgos para nuestro país”, ha dicho este miércoles el canciller, que, sin embargo, reconoce que los límites para evitar una confrontación directa con Rusia no responden a una “cuestión matemática".

La pregunta que queda en el aire es cuál es el objetivo exacto que persiguen Berlín y sus socios occidentales con la luz verde a los Leopard 2. Si la meta final es que Ucrania gane la guerra y recupere las fronteras de 1991 pérdidas tras el inicio de la invasión rusa – como ha dicho en varias ocasiones la ministra de Exteriores alemana, la verde Annalena Baerbock –, entonces tal vez se abra la puerta en el futuro al envío de armamento más pesado, como especulan ya algunos medios alemanes. Scholz se ha marcado una nueva línea roja en el apoyo militar a Ucrania: el Gobierno alemán descarta el envío de aviones de combate o de tropas de infantería.

Aire para Scholz

La decisión da aire a Scholz a nivel internacional. El envío de Leopard ha sido recibido con alegría tanto en Varsovia – Polonia lidera el grupo de países del flanco este de la OTAN que llevaban semanas exigiendo el paso – como en Kiev. Además, tranquiliza las aguas dentro de la coalición que lidera el canciller socialdemócrata. Las críticas de verdes y liberales – los dos partidos menores de la coalición – se habían hecho cada vez más insoportables para la estabilidad del Gobierno tripartito.

La unión conservadora de la CDU-CSU, la principal fuerza opositora, celebra el cambio de rumbo, pero lamenta que el Gobierno haya tardado tanto en tomar la decisión. El presidente democristiano, el derechista Friedrich Merz, acusa a Scholz de haber dañado la imagen internacional de Alemania. Mientras, los poscomunistas de Die Linke y la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) critican el envío de Leopard 2. "Ustedes caminan directos al fuego, hacia la Tercera Guerra Mundial", ha dicho Tino Chrupalla, copresidente de AfD.

Las críticas llegan también desde dentro de la Bundeswehr. Los militares alemanes consideran que el envío de parte de su inventario debilita aún más la capacidad defensiva de un ejército que lleva años pidiendo una reforma. “Tenemos que entrar en una economía de guerra”, asegura André Wüstner, portavoz de la Bundeswehr Verband, la principal organización de los militares alemanes. Wüstner pide una inversión masiva en la producción de armas.