Nuevo presidente de la Cámara baja

Así fue la elección de McCarthy en EEUU: de la pelea entre congresistas a la llamada de Trump

Tras cuatro días de tensión y drama los republicanos protagonizaron un final de votaciones caótico e indigno

El representante republicano por Alabama Mike Rogers es contenido tras gritarle al representante republicano por Florida Matt Gaetz, quien se negó a votar por el líder Kevin McCarthy para ser el próximo presidente de la Cámara de Representantes.

El representante republicano por Alabama Mike Rogers es contenido tras gritarle al representante republicano por Florida Matt Gaetz, quien se negó a votar por el líder Kevin McCarthy para ser el próximo presidente de la Cámara de Representantes. / EFE/EPA/JIM LO SCALZO

Idoya Noain

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El viernes por la mañana, en el segundo aniversario del asalto al Capitolio por una turba arengada por Donald Trump, solo un congresista republicano, el antiguo agente del FBI Brian Fitzpatrick, acudió a un acto organizado por los demócratas para honrar a las víctimas de aquella jornada de violencia política y homenajear a las fuerzas del orden que enfrentaron a los atacantes. Luego, en otro acto conmemorativo en la Casa Blanca, el presidente Joe Biden recordaba: "Estados Unidos es una tierra de leyes, no de caos".

Horas después costaba verlo así, o no reflexionar sobre la brecha radical y la deriva del Partido Republicano que ilustraba la triste soledad de Fitzpatrick, cuando, en la sesión nocturna de elección de presidente de la Cámara de Representantes, las tensiones y el drama que se habían ido acumulando en cuatro días de votaciones fallidas derivaban en un lamentable pandemonio, retransmitido en directo por televisión.

A punto se estuvo de llegar a las manos. Y la imagen de un congresista republicano, Mike Rogers, siendo frenado para evitar que se lanzara sobre el también republicano Matt Gaetz, ha quedado como símbolo de las guerras internas entre los conservadores que han marcado y denigrado el proceso de elección de Kevin McCarthy como ‘speaker’.

Frustración

Días de votaciones fallidas habían alimentado la frustración. Solo intensas negociaciones y concesiones de McCarthy a la veintena de congresistas del ala más extremista de su partido parecían acercarle a la victoria y el viernes por la mañana lograba empezar a quebrar la revuelta, dejando solo seis votos “rebeldes” en su contra. Y después de suspender la sesión para seguir negociando, se volvió por la noche a celebrar la decimocuarta votación. "Tengo los votos", decía confiado McCarthy antes de entrar.

Algo, no obstante, no salió como se había pactado. Cuatro de sus colegas opositores votaron por otros candidatos. Lauren Boebert cambió su voto a “presente”. Y cuando Gaetz emitió el voto definitivo, su “presente” desbarató el triunfo.

La olla a presión en que se había convertido la cámara estuvo a punto de estallar. El propio McCarthy aparcó el estoicismo de las jornadas anteriores y se acercó a Gaetz y Boebert, cruzando con ellos comentarios airado. Rogers fue aún más allá (y según algunas informaciones gritó a Gaetz “estás acabado”). En una Cámara Baja llena de hijos pequeños de congresistas que esperaban la elección para jurar sus cargos, algunos demócratas lanzaban un grito desesperado: "¡Sed civilizados!".

Trump en la línea

El caos se prolongó durante largos minutos. Marjorie Taylor Greene, una congresista radical de Georgia asociada a las teorías conspirativas de QAnon que fue retirada por los demócratas de sus cargos en comités pero que las recuperará tras aliarse con McCarthy, buscaba a sus colegas del extremista Freedom Caucus aún opuestos al californiano intentando pasarles el teléfono móvil donde tenía en una llamada a “DT”, Donald Trump. Al menos uno rechazó ponerse al aparato.

Se puso en marcha una moción para suspender la sesión hasta el lunes, para dar más tiempo a McCarthy a negociar con sus seis colegas opositores, e iba encaminada a aprobarse, pero de repente Gaetz y Boebert votaron por seguir votando. Se cambiaron votos en cartulinas rojas. Y llegó la decimoquinta votación, donde los seis últimos republicanos que se habían opuesto a McCarthy cambiaron su voto a presente.

Con 216 votos, a las 00.38 del sábado se certificó al nuevo ‘speaker’.

Cuando este dio su primer discurso en el cargo quiso bromear diciendo: "¿Ha sido fácil, eh?". Pero se sentía más apropiado lo que dijo antes de la decimoquinta votación y tras el tumulto el representante demócrata Dean Phillips: "Guau".

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