Cita en la capital catalana

La Unión por el Mediterráneo certifica que la guerra de Ucrania agudiza la brecha con el sur

Los participantes en el 7º foro regional de Barcelona piden aceleran los proyectos de cooperación para reducir la brecha entre ambas orillas del Mediterráneo

José Manuel Albares durante su intervención en el Foro de la Unión del Mediterráneo.

José Manuel Albares durante su intervención en el Foro de la Unión del Mediterráneo. / Reuters

Marc Marginedas

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Ucrania no es un país ribereño del mar Mediterráneo. Pero la guerra en el país eslavo, que cumple su noveno mes desde su inicio, planeó con fuerza en el 7º Foro Regional de la Unión por el Mediterráneo (UpM), un organismo que agrupa a los estados de la UE y a los países ribereños de Oriente Próximo y del norte de África, y que promueve la cooperación económica para reducir la brecha existente entre ambas orillas. Ésta fue la principal conclusión del encuentro ministerial celebrado este jueves en la Fundació Miró de Barcelona, en el que todos los participantes se mostraron de acuerdo en la necesidad de acelerar los proyectos y obtener cuanto antes resultados, habida cuenta de que la crisis alimentaria y energética provocadas por el conflicto armado en Europa del este está haciendo tambalear la estabilidad de la región. Los estados miembros de la UpM deben hacer un esfuerzo adicional para que las actividades del organismo tengan "más impacto", ha exhortado el Alto Representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell.

"El mundo está en una situación mucho más difícil que cuando nos reunimos hace un año; la recuperación económica (tras la epidemia de covid-19) ha sido abortada por la agresión rusa a Ucrania", ha constatado Borrell durante la rueda de prensa al finalizar el encuentro , en el que participaron 17 titulares de Exteriores de los 44 estados miembros de la UpM. Y en un contexto de una "creciente" desigualdad entre Europa y la orilla sur del Mediterráneo, la posibilidad de que se produzcan nuevas oleadas migratoria debido a los efectos de la guerra ucraniana se ha incrementado sustancialmente. "Ningún ser humano es ilegal", ha proclamado el político español, destacando a la vez la "necesidad de regular" los flujos migratorios, y luchar contra las mafias que fomentan la emigración ilegal, un problema que además, "impulsa a formaciones políticas que ofrecen soluciones fáciles a problemas reales", en velada referencia a los partidos ultraderechistas. Desde 2014, más de 25.000 migrantes han perecido en las aguas mediterráneas intentando llegar al continente europeo, una cifra a la que hay que añadir los cerca de 16.000 desaparecidos que han podido ser documentados.

Atención a la juventud

La UpM quiere prestar especial atención a los jóvenes, muchos de ellos aspirantes a abandonar sus países de origen y buscar un futuro mejor en el norte por cualquier medio, legal o ilegal. "La mitad de la población del sur tiene menos de 24 años; necesitan una movilidad regulada y soluciones para su desarrollo personal", destacó Borrell. De hecho, los jóvenes han estado muy presentes en la reunión de este jueves en Barcelona, donde una delegación de representantes ha podido plantear sus "propuestas y demandas", informó el ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, en su comparecencia con los medios. El dirigente aprovechó la ocasión para anunciar la creación de un "hub laboral" al que España contribuirá con "500.000 euros" para dar salida a jóvenes que aspiran a venir a Europa. "La cooperación regional ha de ayudar a afrontar los desafíos creados" por la guerra ruso-ucraniana, ha sentenciado el ministro español.

La cita celebrada en la capital catalana ha aportado algunas novedades, como la incorporación a la UpM de Macedonia del Norte, y el anuncio del inminente ingreso de Bosnia y Herzegovina, ambos países surgidos de la implosión de la antigua Yugoslavia en los años 90. También en Barcelona se ha firmado el acuerdo para la construcción de un cable submarino de transmisión de datos de 7.100 kilómetros de longitud llamado Medusa que partirá de Lisboa y acabará en la localidad egipcia de Port Said, en la costa mediterránea de Egipto. Tendrá 12 puntos de entrada en países como Portugal, Marruecos, España, Argelia, Francia o Túnez, con la posibilidad de que el proyecto sea extendido a Oriente Próximo. "Es un símbolo de la conexión, con resultados muy concretos e impacto en la vida de la gente", ha destacado durante la ceremonia el húngaro Oliver Varhelyi, comisario europeo de Vecindad y Ampliación.