Primer encuentro en Caracas

El Gobierno colombiano y la guerrilla del ELN vuelven a apostar por la paz

La última guerrilla colombiana se sienta de nuevo a la mesa de negociaciones, esta vez con delegados del presidente Gustavo Petro

La reunión, celebrada en Venezuela, forma parte de una ambiciosa hoja de ruta del Gobierno para alcanzar la "paz total" en el país

El miembro de la delegación del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia Pablo Beltrán, el funcionario venezolano Carlos Martínez Mendoza y el Alto Comisionado para la Paz de Colombia, Iván Danilo Rueda, asisten a una conferencia de prensa al inicio de  las conversaciones de paz renovadas con los rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en Caracas, Venezuela.

El miembro de la delegación del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia Pablo Beltrán, el funcionario venezolano Carlos Martínez Mendoza y el Alto Comisionado para la Paz de Colombia, Iván Danilo Rueda, asisten a una conferencia de prensa al inicio de las conversaciones de paz renovadas con los rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), en Caracas, Venezuela. / REUTERS/Leonardo Fernández Viloria

Abel Gilbert

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El Hotel Humboldt, un enclave de lujo que disfruta la elite venezolana sobre el cerro Ávila de Caracas, albergó este lunes a delegaciones del Gobierno de Colombia y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla, de origen guevarista, que tiene unos 3.000 hombres en todo ese país. El encuentro que ha permitido reanudar las negociaciones de paz representa una de las mayores apuestas políticas del presidente Gustavo Petro. Su celebración en la capital venezolana no es un asunto menor. Nicolás Maduro, en virtud de sus aceitadas relaciones con la insurgencia, es un actor fundamental de este proceso que ha fracasado en diferentes oportunidades. Ya lo intentaron sin éxito los gobiernos de César Gaviria, Ernesto Samper, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos. Venezuela y Colombia han normalizado sus vínculos hace pocas semanas. En otro orden, la cita caraqueña forma parte de una ambiciosa hoja de ruta del Gobierno para alcanzar la "paz total" en el país, y que incluye en otras etapas a los paramilitares de ultraderecha y al narcotráfico.

La importancia que le asigna Petro a las negociaciones se refleja en los integrantes de la comitiva gubernamental: Otty Patiño, un exguerrillero del M-19, el grupo armado al que perteneció el actual mandatario, y los senadores Iván Cepeda y María José Pizarro. No fue tampoco casual que el propio Patiño recordara el acuerdo que hace 37 años permitió al M-19 abandonar las armas y reintegrarse a la vida política. La propia carrera de Petro es la prueba elocuente de sus efectos. "Esa fue una paz precaria pero que abrió las puertas para una institución que proclamó el Estado Social de Derecho. Señaló una ruta y un mandato que todavía no ha sido cumplido plenamente por los gobiernos sucesivos", dijo el jefe de los negociadores del Estado colombiano. A su vez, valoró la "actitud responsable, seria, amable y con una plena disposición a llegar, esta vez, a una paz real" por parte de la guerrilla.

La opinión del ELN

Pablo Beltrán, jefe de la negociación del ELN, ratificó su voluntad de encontrar esta vez "puntos comunes y construir una nación en paz y equidad". Para Beltrán, la presencia de Petro en el Palacio Nariño, desde mediados de año, no es un asunto menor. "Entendemos el momento de cambio que vive Colombia, en las calles y en las urnas, y que exige que haya cambios de fondo. Entendemos ese momento y nos hacemos responsables". Aseguró, a su vez, que el ELN no quiere como moneda de cambio unos curules en el Congreso, como ha ocurrido en el acuerdo de paz con las FARC. "No los necesitamos". No obstante, remarcó aseguró que la mesa puesta en funciones debe ser "un instrumento de esa ola de cambios que pide la sociedad, y esperamos no fallar". La labor pendiente "es de reconciliación, de volver a encontrar los puntos comunes, de construir una nación en paz y equidad".

Por su parte, el Alto Comisionado de Paz, Danilo Rueda, expresó su confianza de un final exitoso de estas conversaciones "que nos lleven a superar dinámicas de muerte, muerte en la palabra, muerte en la destrucción del otro para construir una nación donde todas y todos quepamos". Rueda destacó a su vez la diversidad de la delegación gubernamental. "En este escenario de diálogo todas y todos vamos a participar. Hay militares retirados y activos que han participado en este proceso y también hay sectores de la economía importantes para el país, sectores del medio ambiente, expresiones de las mujeres y sectores de los derechos humanos". El coronel del Ejército Álvaro Matallana y el almirante de la Armada Orlando Romero, forman parte de la comitiva. El marino desempeñó un papel importante en el proceso de paz que llevó a las FARC a abandonar la lucha armada, en 2016. También participan representantes de las fuerzas de derecha, como José Félix Lafaurie.

El factor venezolano

De acuerdo con el diario bogotano El Espectador, el camino que debe conducir al acuerdo debe superar varios escollos fruto de la ruptura de las relaciones diplomáticas y consulares entre los dos países bajo la Administración de Iván Duque, quien se plegó a la política de Donald Trump para desplazar del poder a Maduro. Esa ausencia de canales se constituyó en "el terreno fértil para el crecimiento del accionar de los actores criminales en la zona de frontera y la consolidación de la presencia de los actores irregulares colombianos en Venezuela, con diferentes niveles de anuencia del chavismo". En el caso del ELN, estos últimos cuatro años "han resultado de provecho" para esa formación, al punto de haber asegurado que el 40 % de sus hombres en armas hoy se encuentran de ese lado de la línea limítrofe y compuesto por insurgentes de nacionalidad venezolana. Esa es la razón de la importancia que tiene el Palacio de Miraflores en estas negociaciones.

En declaraciones al portal La silla vacía, Carlos Velandia, exintegrante de la cúpula del ELN y negociador de esa guerrilla en los fallidos diálogos con el Gobierno de Gaviria, confió en la posibilidad de un acuerdo porque el conflicto armado "agoniza", la insurgencia no puede crecer y se han creado mejores condiciones para resolver la situación sobre la base de una "solución política negociada".