Crisis diplomática

Mattarella y Macron intentan enfriar la crisis entre París y Roma por la inmigración

Italia y Francia tienen que colaborar “en todos los campos”, coinciden los dos presidentes, tras el choque por el barco humanitario 'Ocean Viking'

El gesto se produce después de que Italia, Grecia, Malta y Chipre criticaran nuevamente la labor de las oenegés

Giorgia Meloni junto al presidente italiano, Sergio Mattarella.

Giorgia Meloni junto al presidente italiano, Sergio Mattarella. / GUGLIELMO MANGIAPANE / REUTERS

Irene Savio

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El pulso que desde hace días libran Roma y París por la inmigración procedente de África ha finalmente provocado la intervención de Sergio Mattarella. El anciano presidente italiano y el de Francia, Emmanuel Macron, mantuvieron este lunes una conversación telefónica que, en la práctica, es el primer signo de distensión entre los dos países desde su enfrentamiento de la semana pasada por el Ocean Viking, un barco con migrantes de la oenegé Sos Meditérranée al que París asignó un puerto de desembarco, tras que Italia se negara repetidamente a hacerlo. Algo que, a su vez, suscitó el anuncio inmediato de Francia de represalias contra el Gobierno de Giorgia Meloni.

De acuerdo con el comunicado difundido tanto por el Elíseo como por la presidencia italiana, durante su diálogo, Mattarella y Macron han reafirmado “la gran importancia” de las relaciones bilaterales de Francia e Italia, dos países fundadores de la Unión Europea (UE). Además, los dos líderes también han coincidido en “la necesidad” de una “total colaboración en todos los campos”. Lo que debe producirse “tanto a nivel bilateral como en el seno de la UE”, han subrayado.

Una maniobra diplomática, esta, que delata la intención de Mattarella, un hombre dialogante y sutil en su forma de ejercer un cargo que no lo involucra habitualmente en el día a día de la política transalpina, de abrir una tregua en el choque entre Italia y Francia. Más aún teniendo en cuenta que lo que está en juego en el inmediato futuro no son solo las políticas europeas de inmigración, sino también la estabilidad del bloque europeo y una serie de acuerdos comerciales que involucran a grandes empresas de los dos países.

Sin la firma de España

La incógnita es si ese deseo se cumplirá, después de que durante este pasado fin de semana ni Roma ni París enviaran señales de relajación. Por el contrario, Francia ha continuado en estos días a insistir en su postura y censurar duramente el comportamiento del Gobierno italiano -actualmente integrado por una coalición en la que hay dos partidos de extrema derecha, la Liga de Matteo Salvini, y Hermanos de Italia de Meloni-, a la vez de que las autoridades galas también han cumplido con una de las amenazas hechas a Italia en los pasados días: el reforzamiento de los controles en su frontera terrestre con el país transalpino. 

En paralelo, Roma difundió una carta conjunta de los ministros de Interior de Italia, Malta y Chipre, junto con el ministro de Migración de Grecia, en la que no escatimaron críticas a las oenegés. “Reiteramos nuestra posición sobre el hecho de que la forma de actuar de estas embarcaciones privadas no se ajusta al espíritu del marco legal internacional sobre operaciones de búsqueda y rescate. Cada Estado debe ejercer efectivamente jurisdicción y control sobre las naves que enarbolan su propia bandera”, escribieron en la carta, que no firmó España, pese a ser uno de los grandes receptores de migrantes en el Mediterráneo.

Irritación de Alemania

“Con pleno respeto de las competencias de los Estados ribereños de acuerdo con el derecho internacional creemos que es urgente y necesario un debate serio sobre cómo coordinar mejor estas operaciones en el Mediterráneo", añadieron los cuatro países. El objetivo es asegurar "que todas las naves privadas respeten los convenciones internacionales y demás normativa aplicable”, continuaron, en un mensaje que coincidió también con un gesto de irritación de parte de la diplomacia alemana

Así lo demostraron las palabras del embajador germano en Italia, Viktor Ebling, quien subrayó que las oenegés “merecen nuestra gratitud y apoyo”. La razón es que "salvan vidas", consideró el diplomático germano, tras que incluso el ministro italiano de Exteriores, Antonio Tajani, exigiese a la Comisión Europea "un código de conducta para las oenegés".