Crisis migratoria

Francia acoge al 'Ocean Viking' con un dispositivo estricto ante la presión de la ultraderecha

La negativa de Italia a darles puerto genera un enfrentamiento entre París y Roma

El barco de la oenegé SOS Méditerrannée atraca en el puerto de Tolón

Voluntarios ayudan a un hombre que fue rescatado por el Ocean Viking.

Voluntarios ayudan a un hombre que fue rescatado por el Ocean Viking. / CHRISTOPHE SIMON

Enric Bonet

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Ni un segundo de respiro para los 234 hombres y mujeres a bordo del Ocean Viking. El barco de la oenegé SOS Méditerrannée, cuya tripulación de personas refugiadas y migrantes incluye 57 menores de edad, atracó este viernes por la mañana en el puerto militar de Tolón. Después de que esta embarcación humanitaria pasara más de dos semanas en el Mediterráneo en busca de un lugar donde desembarcar, lo que agravó el frágil estado de salud de sus tripulantes, al final se terminó su "calvario". Sin embargo, su llegada al sudeste de Francia estuvo marcada por un estricto dispositivo de acogida y por la hostilidad de la ultraderecha.

El desembarco del Ocean Viking se produjo en una zona militar, a la que no permitieron el acceso a los periodistas. La administración gala movilizó a unos 600 funcionarios y agentes para organizar su acogida. Tras llegar a suelo francés, fueron recibidos con atención médica y los interrogatorios de los agentes fronterizos. Del puerto militar de Tolón los trasladarán a un centro administrativo en la localidad costera de Hyères. Estos refugiados y migrantes "no podrán salir del centro administrativo donde los ubicaremos y técnicamente no estarán en suelo francés", precisó el ministro del Interior, Gérald Darmanin, que era reacio a la acogida en un puerto de Francia del Ocean Viking, epicentro en los últimos días de las tensiones diplomáticas entre París y Roma

Tras haberse entrevistado con agentes de la administración, aquellas personas a las que se considere no aptas para pedir el asilo serán expulsadas a su país de origen, indicó Darmanin. El resto se repartirán en un tercio en territorio galo, donde deberán esperar al menos seis meses para saber si les conceden el asilo. Y los otros dos tercios se distribuirán en unos nueve países de la Unión Europea, como Alemania, Bélgica o Portugal. Entre ellos no está España.

Primer barco humanitario que desembarca en Francia

El Ocean Viking representa el primer barco humanitario que atraca en un puerto francés. En junio de 2018, pocas semanas después de la investidura en Roma del Ejecutivo populista formado por el Movimiento 5 Estrellas y la Liga, la negativa italiana de dejar atracar al Aquarius desembocó en unas tensiones diplomáticas parecidas. Entonces, el Gobierno de Emmanuel Macron, que afronta esta cuestión a través de un difícil juego de equilibrios entre dignidad y firmeza —en la mayoría de los casos suele decantarse por la mano dura contra los migrantes —, se negó a dejarlo desembarcar en un puerto francés y al final acabó haciéndolo en Valencia.

Esta vez aceptó a regañadientes acoger al barco humanitario, ante el frágil estado de salud de sus tripulantes y por otros motivos de política interna, como la reciente polémica por un comentario racista en la Asamblea Nacional. En lugar de destacar el carácter solidario y humanista de esta decisión, París hizo énfasis en su represalia contra Roma. Ante el pulso del flamante Ejecutivo ultraderechista italiano, las autoridades francesas anunciaron que suspendían el realojamiento en su territorio de 3.500 migrantes que actualmente están en Italia. Darmanin insinuó que salían beneficiados de este asunto, puesto que solo acogerían a 234 personas en lugar de 3.500. 

"Nuestro país ha cedido"

El difícil juego de equilibrios del Gobierno francés refleja la presión política, ideológica y mediática de la extrema derecha. "Hoy (…) nuestro país ha cedido. Creo que es el inicio de toda una serie de barcos que pedirán ser acogidos en territorio francés", declaró este viernes Marine Le Pen, líder de la ultraderechista Reagrupación Nacional. Además, acusó a las embarcaciones humanitarias de ser "cómplices de los traficantes de personas", pese a su noble tarea de salvar a migrantes y refugiados de morir ahogados en el Mediterráneo, donde perdieron la vida más de 25.000 personas desde 2014.

"Es un acontecimiento gravísimo e histórico", dijo desde el puerto de Tolón el polemista ultranacionalista e islamófobo Éric Zemmour, quien consideró que "habrá un antes y un después de este barco", alimentando así el fantasma ultra de una llegada masiva de inmigrantes. Zemmour, aliado de Giorgia Meloni, organizó esta tarde una concentración en esta localidad de la Costa Azul contra la acogida de personas que huyen de la guerra y la miseria. Una muestra más de la presión de la extrema derecha para influir en las políticas migratorias y humanitarias a través de sus postulados xenófobos.