Figura purgada

Muere Bao Tong, el más alto cargo chino encarcelado por Tiananmén

Fue sentenciado a siete años de cárcel por revelación de secretos de Estado y emitir propaganda revolucionaria. Pasó el resto de su vida en arresto domiciliario,

Bao Tong, el más alto cargo del Partido Comunista de China purgado por Tiananmén

Bao Tong, el más alto cargo del Partido Comunista de China purgado por Tiananmén / Renee Chiang

Adrián Foncillas

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Ha muerto Bao Tong a los 90 años, político reformista y el más alto cargo purgado tras la matanza de Tiananmén. Su vida se dobla tras aquellas fragorosas semanas de 1989: había sido un miembro fiel del Partido Comunista de China y será uno de sus más conspicuos críticos. El tabú que impera sobre aquella tragedia explica que su muerte pase desapercibida este jueves en la prensa oficial y que la juventud desconozca su figura.

El anuncio llegó de su hijo, Bao Pu. "Desde la vida a la muerte y desde la compasión a la bondad, nunca dejó de recordarnos con su alto sentido moral que tenemos que sacar lo mejor de nosotros mismos. Lo demostró durante todo su camino vital… así que sus últimos días fueron felices", ha dicho esta mañana.

Nació en 1932 en la oriental provincia de Zhejiang e ingresó en el partido en 1949 tras la victoria maoísta. Su carrera, tanto en el auge como en la caída, está ligada sin remedio a Zhao Ziyang, primer ministro y secretario del partido. Bao ejerció de jefe de su oficina y trabajó en la reforma de las anquilosadas estructuras del partido para adecuarlas a los nuevos tiempos. Fue uno de los ideólogos del liderazgo colectivo del partido, una herramienta que pretendía evitar desmanes como los maoístas, y que Xi Jinping ha limado en los últimos años. El plan reformista de Bao y Zhao incluía una mayor separación entre Estado y partido para darle cierto margen de acción al Gobierno. Parece sensato desde la óptica occidental pero en China sonaba entonces y aún suena hoy contracultural. Ese trabajo, presentado en el Congreso del partido de 1987, subraya lo que pudo ser China y no fue.

Final político

Dos años después escribiría su final político. El relato más fidedigno de lo que ocurrió en palacio durante aquellas semanas son las memorias de Zhang (Prisionero del Estado: el Diario secreto del primer ministro Zhao Ziyang). Fueron publicadas en Hong Kong cuatro años después de su muerte por los hijos de Bao. Sus más de 300 páginas son la transcripción de 30 horas de conversaciones que grabó en secreto durante su arresto domiciliario. Cuatro de sus amigos y exaltos cargos llevaron a la excolonia esas grabaciones sobre viejos cassettes de ópera china y música infantil de sus hijos.

Zhao describe a los manifestantes de Tiananmén como una amalgama de estudiantes y trabajadores que pedían reformas políticas más vigorosas. No pretendían cambiar el sistema ni implantar la democracia, como insiste el relato infantiloide de Occidente, sino mejoras posibilistas. Dice Zhao que Deng Xiaoping, arquitecto de las reformas, estuvo de acuerdo con su propuesta de disolución pacífica, pero que los informes inflamados de la vertiente dura, describiendo un movimiento organizado que buscaba derrocar el Gobierno, le llevaron a describir a los manifestantes como enemigos del Partido y contrarrevolucionarios. El célebre editorial del 26 de abril en el Diario del Pueblo es el punto de no retorno: crece el aluvión de estudiantes, ahora más radicalizados y con reclamaciones más ambiciosas, y empiezan las huelgas de hambre. Vencieron las tesis de Li Peng, el carnicero de Tiananmén, frente a la simpatía de Zhao y Bao hacia los estudiantes. Semanas después entraron los tanques en la plaza.

Siete años de cárcel

Zhao fue despedido y estuvo en arresto domiciliario hasta su muerte en 2005. Bao tuvo peor suerte. Fue sentenciado a siete años de cárcel por revelación de secretos de Estado y emitir propaganda revolucionaria. Pasó el resto de su vida en arresto domiciliario, con las visitas y viajes controlados. "Incluso después de su liberación de la cárcel no cesó la política de aislarlo de la sociedad. Ha sido implementada de forma consistente durante 25 años, con agentes en la puerta de su apartamento en tres turnos diarios, para impedir sus contactos con el exterior", se ha lamentado su hijo.

Las restricciones no frenaron sus críticas. Era un buen conocido de la prensa internacional, que podía entrevistarlo si se las arreglaba para burlar el cerco policial. También se mostró muy activo en Twitter en los últimos años, con la mayoría de sus reproches dirigidos a Xi Jinping. Y antes había firmado la Carta 08 junto a Liu Xiaobo, Nobel de la Paz, y otros cientos de críticos, que pedía reformas democráticas.

Ha informado su hijo que deja unas memorias que, presumiblemente, podrán ser publicadas ya sin miedo a que Bao sufra más represalias. También ha compartido las que fueron sus palabras al mundo: "Es irrelevante si cumplo 90 años, lo que es importante es el futuro por el que debemos luchar… debemos hacer lo que tenemos que hacer, sólo entonces nos daremos cuenta de nuestro valor y del valor de la vida".

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