Quintas elecciones en tres años y medio

Los sondeos a pie de urna dan la mayoría a Netanyahu en Israel

Casi siete millones de israelís estaban convocados a las urnas para votar en unos comicios presentados como un plebiscito sobre el líder del Likud y que desembocan en un Parlamento fragmentado

Binyamin Netanyahu tras votar este mates.

Binyamin Netanyahu tras votar este mates. / Bloomberg

Andrea López-Tomàs

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El retorno de Binyamin Netanyahu parece inminente en Israel. Según los sondeos a pie de urna de las tres principales cadenas de televisión, el bloque del líder del Likud alcanzaría entre 61 o 62 escaños, consiguiendo así la mayoría necesaria para gobernar en una Kneset de 120 diputados. Con la participación más elevada de los últimos 22 años -más de un 70% del electorado- la sociedad israelí ha expresado la deriva derechista que ya se anunciaba. En los quintos comicios en tres años y medio, la apatía se ha traducido en un auge de los partidos de extrema derecha y ultrarreligiosos, que son los que catapultarán al poder al primer ministro más longevo de Israel.

“Vamos a esperar a los resultados reales", pedía el ministro Meir Cohen, del partido Yesh Atid, al que pertenece el aún líder del país, Yair Lapid. La coalición saliente suma entre 54 y 55 escaños, muy alejados de los 61 necesarios para formar gobierno. Los políticos centristas de esta alianza observan el imparable aumento de los partidos de ultraderecha, con entre 14 y 15 diputados para la coalición Sionismo Religioso. Se confirman así los pronósticos de que este partido abiertamente racista, homófobo y antiárabe se ha convertido en la tercera fuerza en la Kneset. La deriva derechista de la política israelí ya ha hecho saltar las alarmas ante unos discursos cada vez más violentos e incluso virulentos. que recuerdan al clima de tensión previo al asesinato del primer ministro Yitzhak Rabin en 1995.

Los comicios, planteados como un plebiscito sobre el primer ministro más longevo de la historia de Israel tras 16 meses como líder de la oposición, desembocan en un Parlamento fragmentado. Según los sondeos del Canal 13 mientras aún se cuentan los votos, el Likud de Netanyahu tendría 31 escaños, Yesh Atid de Lapid subiría hasta los 24, los ultraderechistas de Sionismo Religioso contarían con 14, el partido liderado por el ministro de Defensa Benny Gantz, Unidad Nacional, tendría 12 escaños, y los demás se repartirían entre pequeños partidos a ambos bandos de los bloques políticos.

Formaciones de la izquierda como el Partido Laborista y Meretz han conseguido superar el umbral electoral y hacerse con cuatro y cinco escaños respectivamente. Los peores resultados de su historia escenifican la preocupante desaparición de la histórica izquierda israelí. Pese a la baja participación esperada, los partidos que representan a la comunidad palestina de Israel han conseguido entrar a la cámara. Raam, la formación islamista que se unió al Gobierno de coalición que colapsó en junio, se ha hecho con cinco escaños, y Hadash-Taal ha logrado los cuatro mínimos.

Dependiendo del voto de los palestinos

Aún los israelís seguirán pendientes hasta este miércoles de los resultados en las ciudades palestinas o mixtas de Israel. Muchos de estos votantes suelen acudir a los colegios tarde y eso provoca que no se cuentan algunos de sus votos en los sondeos a pie de urna. Los votos de 1,8 millones de palestinos, más del 26% del electorado, no han podido asegurar que los tres partidos palestinos, que esta vez se presentaban por separado, superasen el umbral electoral del 3,25%. Se ha quedado fuera Balad, el único partido que no reconoce el carácter judío de Israel. La participación de los árabes, por debajo del 50%, pone de manifiesto el hartazgo y el desapego de esta comunidad, que suele ser tratada como ciudadanía de segunda excepto cuando se la necesita en las urnas, no acostumbra a participar en los comicios.

La ciudadanía ha acudido a las urnas preocupada por el coste de vida. Israel es el séptimo país más caro del mundo y el segundo en el mercado inmobiliario. Aunque este ha sido el año más letal en los territorios ocupados palestinos, con 136 muertos, el electorado israelí no parece afectado por ello. Durante la jornada electoral, además, las autoridades israelís han decidido cerrar a la bloqueada Franja de Gaza y la ocupada Cisjordania durante 24 horas.

Se han invertido más de 3.500 millones de dólares en otra campaña electoral para salir del estancamiento político, impasible desde 2019. Durante este tiempo, Netanyahu ha insistido en conseguir su sexto mandato. Tal vez así, y gracias a la ayuda de sus socios judíos supremacistas, pueda esquivar sus juicios por corrupción y soborno. En cuanto se conozcan los resultados oficiales después de muchas horas de recuento, el presidente israelí, Isaac Herzog, encargará al candidato con más diputados la tarea de formar gobierno. Contará con 28 días con una posible extensión de dos semanas. En total, durante tres meses, la clase política israelí puede intentar crear un Ejecutivo liderado por distintos candidatos.

Aunque se consiga un nuevo gabinete, la mayoría que forme será muy ajustada y, como ha ocurrido durante el año de "gobierno del cambio", la gobernanza será muy compleja. Además, quién esté en la oposición dedicará todos sus esfuerzos a hacer caer al Ejecutivo, siguiendo el precedente sentado por Netanyahu. Por eso, muchos hoy han ido a votar sin muchas perspectivas de que estos sean los últimos comicios en el Estado hebreo. El horizonte, sobre todo para Yair Lapid, está en la próxima primavera. Al actual primer ministro le beneficiarían otros seis meses de Gobierno para convencer al público israelí que es una alternativa real a Netanyahu. Aunque ese escenario cada vez parece más lejos. Habrá que esperar a los resultados oficiales.