Diferencias entre ambos países

Francia y Alemania intentan calmar sus numerosas discrepancias

Macron y Scholz se reúnen en París tras la suspensión la semana pasada de un consejo de ministros francoalemán

Evitan celebrar una rueda de prensa para no mostrar en público sus diferencias

Emmanuel Macron reunido con Olaf Scholz.

Emmanuel Macron reunido con Olaf Scholz. / AFP

Enric Bonet

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Un primer intento para rebajar las tensiones entre las dos principales potencias de la Unión Europea. El presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, se han reunido este miércoles al mediodía en el palacio del Elíseo en París. Este encuentro sustituyó el consejo de ministros francoalemán previsto para el mismo día en Fontainebleau. La anulación de esta importante reunión bianual —aplazada hasta el año que viene— cristalizó la semana pasada las abundantes diferencias entre París y Berlín, tanto en la gestión de la crisis energética como en asuntos militares, económicos o diplomáticos, como las relaciones con China y Estados Unidos.

Según el Elíseo, esta comida diplomática entre Scholz y Macron tiene como objetivo "reforzar las cooperaciones francoalemanas" y responder a los retos comunes "de manera unida y solidaria". Pese a la edulcorada versión oficial, las discrepancias resultan palpables entre ambas potencias. "¿Las cosas son fáciles en este momento? No", reconoció la semana pasada el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire. Un ministro galo indicó al medio estadounidense Político que con este encuentro se quiere "fijar una hoja de ruta" para el próximo consejo de ministros francoalemán. 

Tras la anulación de esa reunión, aplazada hasta tres veces este año, Scholz vino solo a París para salvar las apariencias. Aunque el canciller y el presidente se dieron la mano y se fotografiaron sonrientes, no está prevista una rueda de prensa ni declaraciones. Incluso la ausencia de esta comparecencia conjunta generó ciertas tensiones a ambos lados del Rin. Desde la prensa alemana indicaron que tendría lugar, pero al final el Elíseo no la incluyó en el programa, probablemente para evitar mostrar en público las actuales discrepancias en la gestión de la crisis energética y la guerra en Ucrania. "Ha sido una muy buena discusión sobre el aprovisionamiento energético europeo (...) y los proyectos de armamento comunes", destacó Scholz en un tuit tras el encuentro.

Estrategias energéticas opuestas

Alemania que ella se aíslemecanismo ibérico

Francia y Alemania tienen estrategias energéticas casi opuestas: la primera apuesta por la nuclear y la segunda depende del gas al haber acelerado su salida de la energía del átomo. En los últimos meses, discreparon por las medidas a adoptar ante el aumento fulgurante de los precios, además de haberse opuesto en el proyecto MidCat, finalmente reemplazado por un gasoducto submarino entre Barcelona y Marsella. Alemania cedió un poco y al final se alcanzó un acuerdo de mínimos en el último Consejo Europeo, más bien favorable a los intereses franceses.

Controvertido plan de ayudas alemán

No obstante, Macron y Scholz también discrepan sobre cuestiones económicas y militares. Al presidente francés no le sentó nada bien el anuncio a finales de septiembre por parte de Berlín de un plan de ayudas de 200.000 millones de euros a las empresas alemanas, cuya industria está contra las cuerdas tras el cierre del grifo del gas ruso. Ante las acusaciones de egoísmo nacional, desde Alemania responden que todos los países defienden sus intereses y acusan a los franceses de promover soluciones europeas que, sobre todo, buscan favorecer las prioridades de Francia.

"A Macron no le gustó ni la cifra tan elevada ni el hecho de que fuera anunciada sin avisar previamente a los socios europeos", explica a EL PERIÓDICO el economista David Cayla, experto en asuntos europeos, sobre un plan alemán muy criticado también por los países de Europa del Este y que amenaza con distorsionar la libre competencia en la UE. Desde primavera, Francia defiende la creación de un nuevo fondo de inversiones europeo, parecido al adoptado durante la pandemia, para hacer frente a la crisis energética. Esta propuesta, también respaldada por el Gobierno español, apenas ha avanzado en las altas esferas de Bruselas ante las reticencias de Alemania y de sus habituales socios del norte.

Tensiones en cuestiones militares

Además de los 200.000 millones de ayudas, otra cifra astronómica ha alimentado las tensiones entre París y Berlín: los 100.000 millones que Scholz prometió en febrero destinar al Ejército alemán tras el estallido de la guerra en Ucrania. Primero, los franceses acogieron positivamente este anuncio al creer que favorecería su proyecto de "Europa de la Defensa". Pero con el paso de los meses se dieron cuenta de que la mayor parte de ese dinero servía para comprar armamento estadounidense; por ejemplo, con la adquisición de 35 cazas F-35 por 15.000 millones.

Tampoco gustó ni un pelo a los franceses el anuncio por parte de Alemania de la creación de un escudo antimisiles, junto con otros 14 países de la OTAN, entre los que no se encuentra Francia, y desarrollado con tecnología militar estadounidense e israelí. La crisis en mayúsculas que ha supuesto la guerra en Ucrania ha evidenciado las diferencias estratégicas entre Francia y Alemania, que ya existían desde hacía años. El rey y la dama del proyecto comunitario se pelean en un momento en que Estados Unidos acentúa su influencia sobre el Viejo Continente y los países del Este empiezan a llevar la voz cantante. Unas tensiones en el eje francoalemán, escrutadas con lupa por Vladimir Putin, que menoscaban la capacidad de Berlín y París de liderar la UE.