Tensión en el país sudamericano

Brasil encara la recta final de la segunda vuelta impactado con la acción armada de un exdiputado ultraderechista

Un aliado de Jair Bolsonaro lanza disparos y granadas contra la policía en el momento de su detención

El episodio añade más de tensión cuando las encuestas hablan de empate técnico entre Lula y Bolsonaro

Varias personas toman fotos del vehículo policial dañado por Roberto Jefferson.

Varias personas toman fotos del vehículo policial dañado por Roberto Jefferson. / Reuters

Abel Gilbert

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Brasil entra a la última semana de campaña electoral con una escena de violencia que presagia tormentas en un país fuertemente polarizado y en una situación de virtual empate técnico en los sondeos entre el presidente Jair Bolsonaro y Luiz Inacio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT). Roberto Jefferson, un exdiputado de ultraderecha con frondosas causas de corrupción sobre sus espaldas y, a la vez, de un bolsonarismo desembozado, se enfrentó con disparos de rifle y granadas con la Policía Federal cuando intentaba arrestarlo en las afueras de Río de Janeiro. Dos uniformados resultaron heridos. Bolsonaro intentó desmarcarse de la situación y dijo no conocer a Jefferson. Las imágenes de ambos dándose la mano y sonrientes no se demoraron en circular en las redes sociales. Lula intentó capitalizar el hecho recordando la asociación de vieja data de Bolsonaro promotores de la violencia política. El crecimiento de la intención de voto del capitán retirado desde que se disputó el primer turno arroja un manto de duda sobre la posibilidad de que este incidente cambie las preferencias en las urnas el próximo 30 de octubre.

Jefferson se encontraba en rigor cumpliendo una condena domiciliaria desde agosto de 2021 en el marco causa que se le sigue a una presunta organización criminal que operaba en las redes sociales para atacar la democracia. En una de sus piernas lleva una tobillera electrónica. El presidente del Supremo Tribunal Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, ordenó su detención después de que el exlegislador calificara en un video a la ministra del Tribunal Supremo (STF). Cármen Lúcia de "prostituta". La policía fue a buscarlo pero numerosos simpatizantes del Gobierno salieron en defensa de Jefferson al grito de "Alexandre inmoral no nos hará callar" y "libertad".

Jefferson creyó que iba a encontrar mayores respaldos que los de los simpatizantes y por eso aseguró que no se entregaría a la fuerza de seguridad. "Basta, estoy cansado de ser víctima de la arbitrariedad, del abuso. Desgraciadamente, me enfrentaré a ellos". La PF pudo constatar que, hasta el momento de su entrega, Jefferson realizó veinte disparos y dos granadas.

La incomodidad del presidente

"Roberto Jefferson acaba de ser arrestado. El trato que se da a los que disparan a un policía es el de un bandido. Ofrezco mi solidaridad a los policías heridos en el episodio", dijo el mandatario, y trató de tomar distancia del exdiputado. "No hay una sola foto de él conmigo, nada", dijo Bolsonaro. Pronto se demostró lo contrario.

El líder del PT consideró que las reacciones de Jefferson representan un riesgo para la democracia brasileñas. "La aberración política en este país tiene cara y nombre". Para Lula, estas acciones se alimentan del discurso del propio Bolsonaro quien, dijo, "logró que en este país exista un sector social que miente y difunde fake news todo el día". El candidato petista hizo a su vez referencia al reciente suceso en el que la ex ministra y diputada electa Marina Silva fue acosada por bolsonaristas. "Es contra esto que el pueblo debe pronunciarse en las urnas. No podemos intentar aniquilar a los que no están de acuerdo con nosotros".

El costo político

"El caso de Roberto Jefferson pone en cortocircuito la campaña de Bolsonaro", dijo Bela Megale, columnista del diario carioca O Globo. Según Bruno Boghossian, columnista de Folha de San Pablo, la ultraderecha realizó en sus medios y las redes un "esfuerzo de control de daños" para que el caso Jefferson no salpique al candidato a la reelección. Bolsonaro, añadió, trató de despegarse del lanzador de granadas pero sin dejar de hostigar al Tribunal Supremo al hablar de "investigaciones sin respaldo en la Constitución". El enfrentamiento con el STF es "un elemento central para Bolsonaro en esta elección”, recuerda el columnista. El capitán retirado acusa a los ministros de la principal instancia judicial de favorecer a Lula y llama a la población a reaccionar. A su vez, ha cargado contra el TSE, poniendo en duda la transparencia de las elecciones, sospecha que podría volver al primer plano si el capitán retirado es derrotado.

De acuerdo con Ricardo Kertzman, columnista de la revista Istoé, el "intento de asesinato de policías federales" por parte de Jefferson, "ídolo y gurú del bolsonarismo", es sólo "un capítulo más de esta horrible historia en curso, sin fecha de finalización". El exdipurado se ha convertido "en el rostro y la voz de una parte importante" de los simpatizantes de la ultraderecha,  "incluido el propio Bolsonaro", quien "siempre apoyó y aplaudió el discurso del odio".