Revolución en el país

Irán retiene y apalea a menores para acabar con las protestas: "Mi hijo apareció a los tres días lleno de moratones"

Habla la madre de un joven de 17 años que fue detenido por la policía en su colegio por manifestarse

Un manifestante se corta el pelo en Chipre durante una manifestación por la muerte de Mahsa Amini.

Un manifestante se corta el pelo en Chipre durante una manifestación por la muerte de Mahsa Amini. / YIANNIS KOURTOGLOU

Alberto Muñoz

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Arrastrados por la ola revolucionaria que sacude Irán, Amir, de 17 años, y sus compañeros se manifestaban en su instituto para protestar por la muerte de Mahsa Amini, por la falta de derechos de las mujeres y contra la represión de un régimen que oprime al país desde hace 40 años. A las dos de la tarde, y sin hacer preguntas, los antidisturbios irrumpieron en su clase. Apalearon a los que intentaron escapar, gasearon a todos los que pudieron y se llevaron a Amir y al resto de los que habían participado en la revuelta a los llamados "centros de reeducación psicológica", como los ha bautizado el ministro de Educación de Irán. "Lo molieron a golpes... Apareció a los tres días lleno de moratones, heridas y perdigonazos", explican a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, del grupo Prensa Ibérica.

Su historia llega a manos de este periódico con cuentagotas a través de los dedos de su madre y un intermediario, que ejerce de traductor. A los iraníes prácticamente les es imposible llamar al extranjero; las comunicaciones están cortadas y a internet solo se puede acceder mediante resquicios temporales y, posiblemente, vigilados. Pero, de vez en cuando, consigue enviar algún WhatsApp. Así explica las casi 72 horas que estuvo sin saber si su hijo iba a ser uno más de los desaparecidos en Irán.

La primera señal de alarma le llegó a ella y a su marido desde el propio instituto, que habló con los padres para contar lo que había pasado. Amir no llevaba consigo su teléfono móvil cuando fue detenido, y nadie informó de manera oficial a la familia del paradero del chico. Tras dos días buscándolo sin descanso en cada comisaría y hospital de la ciudad, su nombre por fin apareció en una lista. Su entrada había sido registrada "en uno de los centros" del Gobierno.

"Llegamos a las cuatro de la mañana y no nos lo entregaron hasta las ocho de la tarde. Todo un día rogando a los agentes, que se reían de nosotros. Al final pagamos una fianza y nos lo llevamos al hospital para que le cosieran las heridas", cuenta su madre, a la que se protege su identidad con el anonimato, igual que a Amir, que no se llama así. Por esa necesidad de confidencialidad, tampoco se ha publicado una fotografía en la que se le vea el rostro.

"A Mahsa Amini, la joven de 22 años asesinada por la policía de la moral por llevar mal colocado el velo, también la llevaron a uno de estos centros. No se dan cuenta de que estos chicos y chicas que hoy están saliendo a la calle a protestar han nacido en este régimen y han sido educados por él. Esos centros no pueden corregir nada, evidentemente, porque han pasado toda su vida dentro del sistema", explica a este medio Fariba Ehsan, presidenta de la Asociación Pro Derechos Humanos Iraní en España.

En un comunicado hecho público el jueves, Amnistía Internacional anunció que entre el 20 y el 30 de septiembre 23 adolescentes iraníes, identificados con nombres y apellidos, fueron asesinados como "consecuencia de un uso Ilegítima de la fuerza " por parte de las autoridades. "La mayoría de los varones murieron como consecuencia de disparos de munición real realizados por las fuerzas de seguridad contra ellos; dos murieron tras ser alcanzados por perdigones disparados a corta distancia, y uno y tres muchachas, tras una paliza mortal de las fuerzas de seguridad", explica la ONG.

El parte de heridas del chico de 17 años se cuenta en innumerables golpes, heridas, una "oreja infectada" y un cardenal que recorre su espalda fruto del impacto de un proyectil de goma. No le dieron de comer ni de beber, y solo lo soltaron después de comprobar que, efectivamente, era menor de edad. Si no, "quizás nunca habrían vuelto a saber de él", reconoce Ehsan. "Amir nos ha pedido que huyamos, que nos vayamos de Irán", dice su familia.

El objetivo es el miedo. Buscan asustar a los jóvenes y a sus padres, que le tengan pánico al régimen, y de esa forma intentan que ni unos ni otros se sumen a las protestas", explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Mediterráneo y Oriente Medio en el Real Instituto Elcano.

Amir, por tanto, no es el único, sino uno más. El Gobierno iraní, a través de su ministro de Educación, Yousef Nouri, tampoco lo oculta. "No tenemos a ningún alumno en prisión. Los que han sido arrestados han sido trasladados a centros de corrección psicológica y educativa para evitar que se conviertan en personas antisociales", asegura Nouri en una entrevista con el diario local y reformista Sharq.

Para localizarlos, según recoge The Times, el Gobierno habría empezado a presionar a los profesores para que confiesen la identidad de los alumnos que participan en las protestas.

El sindicato de trabajadores del sector educativo iraní, por su parte, ha denunciado que este martes la directora de un colegio femenino de la ciudad de Karaj fue arrestada por no querer delatar a sus alumnos: "La señorita Oghabneshin, directora de la Escuela Khamenei para Chicas, fue arrestada delante de sus estudiantes por negarse a entregar las cintas de videovigilancia de la escuela, para, en su lugar, borrar su contenido. Su situación en estos momentos es desconocida".

El sindicato, además, está criticando abiertamente que el Gobierno pretenda convertirles en "el brazo ejecutor de las fuerzas de seguridad". Desde España, Ehsan, presidenta de la Asociación Pro Derechos Humanos Iraní, añade que a sus amigos profesores en Irán les están obligando a grabar a sus alumnos cantando canciones de alabanza al régimen para identificar posibles opositores que se nieguen y, además, intentar legitimarse de fronteras para afuera divulgando esos vídeos.

El miércoles, la Unión Europea llegó a un acuerdo entre sus miembros para aprobar nuevas sanciones contra Irán por la muerte de Mahsa Amini y por la represión que el Gobierno está ejerciendo contra su propia población. Antes, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá ya habían aprobado sus propias sanciones contra el régimen en repulsa por la violencia con la que se están acallando las protestas en el país, donde no se sabe con exactitud cuánta gente ha fallecido fruto de la actuación policial. Según los cálculos de Amnistía Internacional, que solo cuantifica aquellos que identifica con nombres y apellidos, serían al menos 144 personas. De ellas, un 16% serían menores.

"Este Gobierno no va a ceder de ninguna manera en el tema de las mujeres. Hubo un momento, entre 1997 y 2005, en que parecía que las cosas empezaban a avanzar hacia el aperturismo; que el velo se iba retirando, volviendo colorido, con estampados... pero todo eso se acabó. Estamos hablando de un gobierno que nunca va a ceder por voluntad propia en uno de los pilares fundamentales de su control social", explica el experto del Real Instituto Elcano.

"Va a costar seguramente muchas vidas y mucho sufrimiento, pero los hombres y las mujeres de Irán están comprometidos con ello", dice Ehsan. "Creo que esta vez será diferente a las anteriores revoluciones, han prendido una chispa".