Gobierno de Macron

El ministro de Justicia de Francia será juzgado por un caso de conflicto de intereses

Por primera vez en la historia de la Quinta República, el responsable de la magistratura se sentará en el banquillo acusado de haber abusado de sus funciones para resolver cuentas pendientes con otros jueces

El abogado Eric Dupond-Moretti, en una fotografía del 2017.

El abogado Eric Dupond-Moretti, en una fotografía del 2017. / EFE/ YOAN VALAT

Enric Bonet

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Un hecho inédito en la historia de la Quinta República francesa. El ministro de Justicia, Eric Dupond-Moretti, se sentará en el banquillo de los acusados por un caso de “conflicto ilegal de intereses”. Así lo decidieron este lunes por la mañana los magistrados de la comisión de instrucción. En un comunicado confirmaron que este miembro del Ejecutivo será juzgado por la Corte de Justicia de la República, un tribunal excepcional que se encarga de los procesos de los presuntos delitos cometidos por ministros durante el ejercicio de sus funciones.

Este affaire debilita a uno de los hombres fuertes del Gobierno de Emmanuel Macron. No obstante, el acusado ha reiterado en numerosas ocasiones que no dimitirá, salvo si se lo piden el presidente o la primera ministra, Élisabeth Borne. Es la primera vez en la historia contemporánea de Francia que un ministro de Justicia es imputado y debe ser juzgado durante el ejercicio de sus funciones. 

La sombra de Sarkozy

La Justicia investiga al ministro del ramo por supuestamente haberse aprovechado de su cargo por resolver cuentas pendientes con jueces con los que se había enfrentado en el pasado. Antes de su nombramiento en el Gobierno en julio de 2020, Dupond-Moretti era uno de los abogados más mediáticos en Francia. Entonces, su designación ya había generado un gran malestar en el seno de la magistratura. Pocas semanas después, entre julio y septiembre, ordenó una serie de investigaciones administrativas contra jueces a los que se había enfrentado en el pasado cuando ejercía como abogado de la defensa. La fiscalía considera que esto supuso un delito de conflicto de intereses, mientras que Dupond-Moretti se defiende asegurando que solo aplicó decisiones recomendadas por su administración.

Entre los jueces que pidió investigar, había tres magistrados de la Fiscalía Nacional Financiera. Esos jueces anticorrupción habían pedido examinar facturas telefónicas de Dupond-Moretti cuando este defendía al expresidente Nicolas Sarkozy en uno de sus múltiples casos de corrupción.

El ministro también ordenó una investigación administrativa, una medida previa a un proceso disciplinario, contra el juez Edouard Levreult. Este último investigaba un escándalo por estafas en la venta de obras de arte en la Costa Azul, en que un policía local imputado era defendido por Dupond-Moretti. Impulsadas oficialmente con la intención de examinar prácticas presuntamente abusivas por parte de los jueces, esas investigaciones no desembocaron en gran cosa. Y terminaron girándose en contra del ministro.

Un delito castigado con 5 años de prisión

El delito de conflicto ilegal de intereses puede ser castigado con una pena de cinco años de prisión y una multa de 500.000 euros, además de la inhabilitación. Su probable juicio no tendrá lugar hasta el año que viene. La Corte de Justicia de la República es un tribunal compuesto básicamente por diputados. Tiene la reputación de pronunciar penas bastante benignas, aunque esto podría cambiar con la llegada de nuevos miembros procedentes de la Francia Insumisa (afines a Podemos) y de la Reagrupación Nacional (extrema derecha), lo que podría dificultar los favores y acuerdos secretos que se produjeron en otros affaires.

Investigado desde 2021 por este caso, Dupond-Moretti se niega a dimitir, pese a la singularidad de su caso: lo investiga la misma administración judicial que él dirige. “Siempre he dicho que mi legitimidad depende del presidente de la República y de la primera ministra y solo de ellos”, declaró  la semana pasada. Hasta ahora, Macron lo ha respaldado y descartado su renuncia. 

El dirigente centrista ha mantenido en los últimos años una cierta geometría variable ante los múltiples affaires que afectaron a su Gobierno. Mientras que algunos pesos pesados del macronismo renunciaron a sus cargos por asuntos aparentemente menores —el exministro de Transición Ecológica, François de Rugy, dimitió por haber pagado con dinero público ostentosas cenas privadas—, otros se mantuvieron pese a estar supuestamente implicados en casos más graves. Así ha sucedido con Dupond-Moretti o con Alexis Kohler, la mano derecha del presidente en el Elíseo, actualmente investigado por un conflicto de intereses. La promesa inicial de Macron de regenerar y moralizar la política ha quedado en medias tintas.