Espantada de Rusia

¿Se debe dejar entrar a los rusos que huyen de la guerra? El debate, de Finlandia a España

Hasta 9.000 personas diarias han entrado a Finlandia por la frontera con Rusia, algunas con visados de España, Grecia o Italia.

Dos hombres rusos huyen del país hacia Georgia para evitar la movilización parcial ordenada por Vladímir Putin.

Dos hombres rusos huyen del país hacia Georgia para evitar la movilización parcial ordenada por Vladímir Putin.

Mario Saavedra

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Dice la prensa local finlandesa que hay casas de campo individuales en el país que, de pronto, pertenecen “mágicamente” a más de 20 ciudadanos rusos a la vez. En realidad, es una estrategia de entrada al país a través de un visado que se concede de forma específica a aquellos extranjeros que tienen una propiedad, según cuenta Charly Salonius, analista político finlandés.

Finlandia, que tiene 1.300 kilómetros de frontera con Rusia, está sufriendo una auténtica avalancha de ciudadanos del país vecino que huyen de la posibilidad de ser reclutados para ir al frente en la guerra de Vladímir Putin contra Ucrania. En el pico del fin de semana, la cifra de entradas se ha acercado a las 9.000 en un día. Parte de ellos vuelven a salir hacia otros países europeos. Este lunes, por ejemplo, llegaron a Finlandia 7.743 rusos y salieron 3.662, según datos oficiales.

“La voluntad del Gobierno es restringir más la llegada de rusos a Finlandia y al espacio Schengen, tenemos que hacerlo”, explica a este periódico una fuente gubernamental finlandesa. Helsinki ya había limitado el número de visados que concede a nacionales rusos hasta un máximo del 10% de los que se entregaban antes de la guerra. Pero los que lo tienen ya concedido, o lo obtienen en el consulado de otro país, hasta ahora podían pasar. “El problema es que muchos de los que entran en Finlandia tienen visados otorgados por España, Grecia, Chipre… No podremos restringir la llegada de rusos solo con la política de visados”.

En ese sentido, el ministro de Exteriores finlandés ha sido claro. Su país “no quiere ser un lugar de tránsito para la zona Schengen con visas emitidas por otros países”, ha dicho Pekka Haavisto. 

España tiene una política más laxa a la hora de conceder los visados. No ha impuesto cuotas máximas ni trabas especiales para los rusos. Simplemente ha eliminado, junto con el resto de los países de la UE, los privilegios que tenían gracias al Acuerdo de Facilitación de Visados firmado con Rusia en 2007. Ahora, deben someterse como todos los demás a entrevistas (a dónde van, qué van a hacer, cuáles son los motivos de su viaje, etc) para determinar si son merecedores de la concesión de visado de entrada a España. Este periódico ha tratado sin éxito de obtener del Ministerio de Exteriores datos sobre el número de visados concedidos a ciudadanos rusos.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha negado este lunes que esté habiendo "una avalancha de ciudadanos rusos" pidiendo visados españoles. Ha asegurado que España tiene las puertas abiertas para los ciudadanos rusos que quieren salir del país por su posición contraria a la guerra y que se están jugando la vida, especialmente desde el pasado miércoles, cuando Putin anunció una movilización militar parcial que conllevaba reclutar a miles de rusos. 

Todos aquellos rusos que comparten "los valores europeos tienen un lugar entre nosotros", ha dicho. Las decisiones se tomarán caso por caso, mediante el sistema de entrevistas individuales que había anteriormente. No ha detallado qué criterio se aplicará. 

Polémica prohibición

El pasado 19 de septiembre, los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) y Polonia decidieron dejar de emitir visas Schengen para los ciudadanos rusos, deteniendo así 'de facto' la entrada a través de su frontera. Los ministros de Exteriores de los cuatro países justificaron la decisión sobre la base de la protección de la seguridad nacional y del espacio Schengen en general. Solo los solicitantes de asilo pueden aspirar a entrar, y siempre que demuestren que su aplicación está justificada.

El asunto ha generado un intenso debate y un aluvión de críticas. ¿Es una medida excesiva? ¿Se debe aceptar, por el contrario, a cuantos más rusos mejor para reducir la capacidad de movilización rusa? ¿Se debe rechazar a todos? Y, en cuanto a la concesión del asilo, ¿a quién? ¿Se debe dar, por ejemplo, a quienes alegan que, tras ser reclutados, se les puede obligar a cometer crímenes contra la humanidad?

“Aquí, en los países bálticos, la gente cree que no se pueden abrir las fronteras a los hombres rusos que escapan de la movilización”, explica desde Estonia Kristi Raik, directora del Instituto de Política Exterior del país (ICDS). “Los riesgos de seguridad son, sencillamente, demasiado altos, con centenares de miles de rusos intentando escapar”, dice.

Además, opina la analista, es importante “permitir que crezca el sentimiento de protesta en Rusia de la gente que se opone a las decisiones del régimen de Putin (...), que muestren allí su descontento y presionen para el cambio”. Occidente no puede proveer “una válvula de escape al régimen de Putin” ni ayudarle a sobrevivir “dejando que la gente crítica de su Gobierno escape del país”.

Otro de los riesgos de seguridad, en el largo plazo, es, según Raik, un aumento drástico de las minorías rusas en esos pequeños países. Estonia, por ejemplo, tiene tan solo 1,3 millones de habitantes, de los cuales 80.000 son de origen ruso. La presencia de estas amplias minorías podría ser “instrumentalizada” por Rusia como una forma de “influencia híbrida”. “Moscú tiene un largo recorrido de uso de la presencia de población ruso parlante como excusa para promover sus intereses geopolíticos y llevar a cabo operaciones para influir” o, incluso, “como herramienta híbrida” para dañar a otros países, concluye la analista estonia.

En la misma línea se muestra el finlandés Charly Salonius: “Hay un debate enorme aquí en Finlandia, y será más importante cuanto mayor sea el número de rusos que se quedan”, explica. “Si alguien pide asilo, se tiene que considerar, pero tiene que demostrar algo que pruebe que lo merece, y la simple posibilidad de ser reclutado no es un motivo. Debería acreditar, por ejemplo, una actividad opositora anterior a la movilización decretada el pasado miércoles”.