Intento de magnicidio en Argentina

"Estoy viva por Dios y la Virgen", aseguró Cristina Fernández de Kirchner

La vicepresidente le formuló esa confesión a un grupo de sacerdotes al mismo tiempo que la jueza imputaba a los autores del atentado

Para Fernández de Kirchner se ha "roto" el pacto de convivencia democrática vigente desde la salida de la dictadura, en 1983

Brenda Uliarte con el arma con la que intentaron matar a Cristina Kirchner.

Brenda Uliarte con el arma con la que intentaron matar a Cristina Kirchner. / Twitter

Abel Gilbert

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"Siento que estoy viva por Dios y por la Virgen", aseguró Cristina Fernández de Kirchner sobre el fallido magnicidio del pasado 1 de septiembre, por el cual han sido arrestadas cuatro personas. La vicepresidenta argentina formuló esa confesión frente a un grupo sacerdotes que trabajan en barrios marginales. "Me pareció que, si tenía que agradecerle a Dios y a la Virgen, tenía que hacerlo rodeada de curas", les dijo durante un encuentro en su despacho en el Senado nacional. Desde el momento del atentado que hace medio mes estremece a buena parte de la sociedad, Fernández de Kirchner se había llamado a silencio.

 En medio de su mutismo, la jueza María Eugenia Capuchetti, avanzó en el esclarecimiento del episodio. Este jueves imputó Fernando Sabag, el joven que puso un revolver a centímetros de la cabeza de la vicepresidenta, y Brenda Uliarte, la joven que se ha atribuido la idea del crimen, por el delito de tentativa de homicidio calificado, empleo de armas de fuego, alevosía y la acción premeditada de dos o más personas. "Si bien fue Sabag Montiel quien utilizó el arma de fuego contra la víctima, lo cierto es que Uliarte también tuvo activa participación en la ejecución del hecho, en el cual estaba presente a escasos metros de lo ocurrido, brindando el apoyo logístico y moral para su realización", señaló la jueza al fundamentar las imputaciones.Se los acusa también de la portación ilegal de arma de guerra derivada de un robo, así como el acopio de municiones sin autorización legal. Por esos hechos podrían recibir condenas de unos 15 años de cárcel.

Se encuentran detenidos Agustina Díaz, a quien Uliarte le revela sus planes, y otro joven que realizaba tareas de inteligencia. Según la magistrada, el atentado comenzó a ser ideado a fines de abril. Se pensó incluso en alquilar un apartamento cercano al de Fernández de Kirchner. "Ya tengo el fierro (arma) y tengo los ovarios para pegarle un corchazo (disparo) a Cristina", comunicó Uliarte a su círculo más íntimo y a través de WhatsApp. La información que encontró la justicia en su teléfono arrojó la constatación de que el 27 de agosto se quiso matar por primera vez a la vicepresidenta cuando salió a saludar a sus seguidores que rodeaban el apartamento del barrio de la Recoleta. Días más tarde tuvo lugar el hecho que por décadas se consideró imposible.

Punto de quiebre

Fernández de Kirchner no desligó el atentado a un clima político marcado por la polarización entre el Gobierno peronista y la oposición de derechas. Esos enfrentamientos no son nuevos en Argentina. De hecho, la vicepresidenta citó el magnicidio fallido contra el presidente Hipólito Yrigoyen, en 1929, un año antes de ser derrocado por un golpe militar.

La vicepresidenta contó a los sacerdotes el contenido de su conversación telefónica con el papa Francisco, el día posterior al ataque. "Me dijo algo así como que 'los actos de odio y de violencia siempre son precedidos por palabras y por verbos de odio y de violencia'".

Para Fernández de Kirchner "lo más grave" de lo ocurrido el 1 de setiembre "no es lo que me pudo haber pasado a mí" sino "haber roto un acuerdo social que había desde 1983". A fin de ese año el país recuperó la senda institucional después de siete años de dictadura militar, marcados por los asesinatos y las desapariciones, y con la convicción de los partidos políticos de que el ciclo de violencia que había asolado al país no podía repetirse. "Siento que la recuperación de la democracia no fue solamente que podamos volver a votar y a elegir las autoridades, sino que para mí recuperar la democracia fue recuperar la vida y la racionalidad". Por lo tanto, la noche del jueves en la que Sabag Montiel apuntó con un revolver contra su cabeza fue un punto de quiebre respecto a los 39 años de convivencia democrática. "Una ruptura de eso que tenemos que volver a construir urgentemente".

En ese sentido les señaló a los sacerdotes que el episodio que puso en peligro la paz social obliga a "examinarnos nosotros mismos". Al respecto, añadió: "siempre hubo grupos, tal vez no mayoritarios, pero sí pequeños y de gran poder, que quieren suprimir, eliminar al que piensa diferente".