Nueva era en el Reino Unido

Escocia y el resto de focos de tensión territorial que esperan al rey Carlos III

Las relaciones entre el monarca y Edimburgo dependerán en gran medida de lo que diga y haga el soberano, aunque una eventual independencia no implicaría desvincularse de la monarquía

Australia y excolonias del Caribe como Antigua y Barbuda o Jamaica se plantean consultas para desvincularse de la monarquía británica

El rey Carlos, durante su primer discurso ante el Parlamento británico, este lunes.

El rey Carlos, durante su primer discurso ante el Parlamento británico, este lunes. / HENRY NICHOLLS

Laura Puig

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La llegada al trono del Reino Unido de Carlos III ha abierto interrogantes sobre cómo conjugará el monarca las aspiraciones independentistas en este territorio y cómo este territorio va a aceptar la tutela del nuevo rey. Pero este no va a ser el único foco de tensión con el que se va a encontrar el soberano: algunas de las antiguas colonias británicas en el Caribe se están planteando romper con la monarquía y Australia ya ha avisado de que también está en su agenda a medio plazo convocar un referéndum sobre esta cuestión.

En Escocia, la ministra principal, la nacionalista Nicola Sturgeon, anunció a finales de junio su intención de celebrar un segundo referéndum de independencia el 19 de octubre de 2023. Ante la negativa del Gobierno de Boris Johnson, Sturgeon solicitó un dictamen al Tribunal Supremo del Reino Unido, que debe decidir si Edimburgo tiene competencias para convocar una consulta sin el aval del Ejecutivo de Londres y del Parlamento de Westminster.

Los expertos dudan que los jueces vayan a dar luz verde a Sturgeon. "Es muy poco probable que el Tribunal Supremo llegue a la conclusión de que la celebración de un referéndum está dentro de las competencias del Parlamento escocés", explica a EL PERIÓDICO James Mitchell, analista político y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Edimburgo. El plan b de Sturgeon es plantear las próximas elecciones generales del Reino Unido -que si no se adelantan deberían celebrarse a finales de 2024- como un referéndum de facto de modo que si en el Partido Nacionalista Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) obtiene más del 50% de los votos, el resultado constituiría un mandato para negociar la independencia. "Las negociaciones requerirían que el Gobierno del Reino Unido aceptara el mandato y eso es más que dudoso", alerta Mitchell.

Apoyo a la monarquía

En cualquier caso, una eventual independencia de Escocia no implicaría automáticamente que este territorio se desvinculara de la monarquía. Según la propuesta del exministro principal escocés Alex Salmond para la consulta de 2014, el nuevo país hubiera mantenido como jefa del Estado a Isabel II y "Sturgeon continuará enfatizando su apoyo y el de su partido a la monarquía", sostiene el profesor de la Universidad de Edimburgo. No obstante, Mitchell apunta que las relaciones serán "formales y buenas mientras la independencia no parezca probable" y el nuevo rey no haga declaraciones que puedan provocar una reacción. "Hay un elemento republicano en el SNP y ni Sturgeon ni Carlos querrán fomentarlo".

Según el último sondeo, elaborado a mediados de agosto por Panelbase, el 49% de escoceses apoyarían la independencia frente al 51% que la rechazarían. El apoyo a la monarquía es mucho más mayoritario, a juzgar por los datos de la encuesta de YouGov del pasado mes de mayo: el 42% de escoceses creen que es buena para el país y el 22%, mala.

Como mencionaba Mitchell, la clave de las nuevas relaciones de Escocia con Carlos III estará en lo que diga y haga el monarca. Según el rol constitucional del soberano del Reino Unido, este debe mantener la neutralidad política. Su madre se mantuvo fiel a este precepto, aunque, según apuntan estos días medios como 'The Scotsman', en dos ocasiones dejó entrever su rechazo a una escisión de Escocia. La primera, en 1977, con motivo del jubileo de plata, cuando recordó los beneficios de la unión un día después de que el SNP lograra avances significativos en las elecciones locales. La segunda, el domingo antes del referéndum de 2014 cuando aseguró: "Espero que la gente piense con mucho cuidado sobre el futuro".

Commonwealth, ¿en peligro?

Pero más allá de Escocia, donde el rey ha estado muy presente estos días con motivo de los actos de despedida de Isabel II, que falleció en el castillo de Balmoral el pasado jueves y cuyo féretro llegó este domingo a Edimburgo, los problemas más inmediatos pueden llegarle de algunos miembros de la Commonwealth, la mancomunidad de naciones creada a raíz del derrumbe del imperio británico y que engloba a 54 países soberanos independientes y semiindependientes.

El primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, anunció este domingo su intención de celebrar un referéndum para decidir si se convierte en república "en los próximos tres años" si es reelegido en 2023. "Este no es un acto de hostilidad (...), es el paso final para completar ese círculo de independencia, para garantizar que seamos verdaderamente una nación soberana", explicó Browne en una entrevista con la cadena de televisión inglesa ITV.

Antigua y Barbuda se independizó del Reino Unido en 1981 pero es uno de los 15 países de la Commonwealth, incluyendo al Reino Unido, que tienen al monarca británico como jefe de Estado. Jamaica es otro de estos territorios. Durante el "desastroso" viaje oficial que hicieron los hoy príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, el pasado mes de marzo, cuando la pareja tuvo que hacer frente a protestas por el pasado esclavista del Reino Unido, el primer ministro, Andrew Holness, afirmó que el país está dando pasos hacia un régimen republicano. Es una transición "inevitable", subrayó. Y Australia también tiene en sus planes convocar un referéndum sobre la monarquía, aunque el jefe del Ejecutivo, el republicano Anthony Albanese, afirmó en una entrevista en Sky News que este tendrá lugar en caso de que sea reelegido en los próximos comicios.

El camino iniciado por Barbados el pasado mes de noviembre, cuando se convirtió en república, 55 años después de lograr la independencia del Reino Unido "es la señal de que la presión por el cambio está llegando a un momento crítico", afirmaba este domingo David Olusoga, profesor de la Universidad de Manchester, en 'The Observer'. "No hay escapatoria de la historia ni para el nuevo monarca ni para la Commonwealth, la institución por la que la difunta reina hizo tanto, durante tanto tiempo, para mantener unida", añadía.

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