Tensión en EEUU
Biden intensifica el ataque a los republicanos por las amenazas a la democracia
A dos meses de las elecciones legislativas, el presidente de Estados Unidos retoma su mensaje de una “lucha por el alma de la nación” mientras los sondeos muestran temores disparados a una guerra civil en el país tras el repunte de la retórica violenta del trumpismo
Idoya Noain
Corresponsal en EEUU
Corresponsal en Estados Unidos desde 2001.
Idoya Noain
A principios de agosto el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mantuvo una reunión privada de dos horas en la Casa Blanca con un grupo de historiadores. Buena parte de la conversación se centró en el contraste entre valores e instituciones democráticas y las tendencias hacia la autocracia que se están intensificado a nivel global. En ese encuentro los académicos lanzaron también voces de alarma sobre el estado de la democracia dentro de EEUU, trazando paralelismos con las amenazas que vivió antes de la guerra civil y cuando el movimiento fascista se asentó antes de la Segunda Guerra Mundial.
Son alarmas que Biden hace tiempo que incorporó a su discurso, tanto como candidato presidencial como luego ya en el Despacho Oval. Ha hablado repetidamente de la “lucha por el alma de la nación”, frase precisamente inspirada en un libro de uno de sus historiadores de referencia, Jon Meachan. La recuperó también en el primer aniversario del asalto al Capitolio. Y este jueves va a retomar el mensaje en un discurso al país en horario de máxima audiencia desde el exterior del Independence Hall de Filadelfia, un escenario extremadamente simbólico. Es el lugar donde de debatieron y firmaron la Declaración de Independencia y la Constitución (y también, en otro recordatorio de la compleja realidad de la historia de EEUU, donde se mantuvo presos a negros que trataban de huir del sur para devolverlos luego a la esclavitud).
Campaña electoral
Aunque se trata de un discurso a la nación, y no es un acto oficial de campaña, es imposible aislarlo del momento político. Las elecciones legislativas en las que se decide el control del Congreso y donde tradicionalmente se castiga al partido en el poder se celebran dentro de poco más de dos meses, el 8 de noviembre. Y pese a que precisamente por ese formato de discurso a la nación puede que el demócrata busque ante todo una oratoria elevada y constructiva, ha encontrado la fórmula para incluir sin ambages un mensaje claramente electoral, tanto para remarcar los logros legislativos cosechados especialmente en los últimos meses como muestra de que la democracia y el gobierno pueden funcionar como para señalar a la oposición. “Hablará del progreso que hemos hecho como nación para proteger nuestra democracia y de cómo nuestros derechos y libertades siguen bajo ataque”, ha avanzado una fuente de la Administración. “Y dejará claro quién pelea por esos derechos, por esas libertades y por nuestra democracia”.
En las deliberaciones de la Casa Blanca aún se debate si Biden mencionará directamente en el discurso el nombre de Donald Trump, algo que no hizo en el aniversario del asalto al Capitolio, cuando le acusó de “poner un puñal en la garganta de la democracia”. Lo que sí es seguro es que hará una denuncia contundente del Partido Republicano, no solo por seguir aceptando y alimentando la “gran mentira” sobre el inexistente fraude en las elecciones presidenciales que alienta Trump, sino también por una agenda radical y extremista que afecta y amenaza desde los derechos de voto al aborto o las armas.
En la última semana Biden ya ha intensificado ese ataque directo. Lo hizo el martes en su discurso sobre las armas (que dio también en Pensilvania, un estado bisagra clave y donde está abierta una de las carreras que puede ayudar a los demócratas a mantener el control del Senado). Y lo hizo el jueves pasado en un mitin en Maryland, donde aseguró que muchos en el Partido Republicano se están volviendo hacia el “semi fascismo” y denunció que “Trump y los republicanos MAGA (las siglas en inglés del eslogan “Hacer América grande de nuevo”) han elegido ir hacia atrás llenos de ira, violencia, odio y división”. “Han aceptado la violencia política y no creen en la democracia”, declaró.
Polarización y violencia
El fantasma de la violencia en EEUU no es algo que agite Biden, sino que lleva tiempo asentándose en un país especialmente polarizado desde la irrupción del trumpismo. Un sondeo esta misma semana mostraba que el 43% de los estadounidenses ven “probable” que se desate una guerra civil en la próxima década. Y la retórica incendiaria desde los extremos del movimiento conservador se ha intensificado.
Lo ha hecho especialmente tras el registro del FBI el 8 de agosto en la residencia de Trump en Mar-a-Lago. Políticos e influyentes figuras mediáticas e ideológicas han realizado llamadas abiertas a la “guerra”. Y las amenazas que ahora se han elevado para agentes del FBI se suman a las que ya se habían disparado para jueces, profesores o cargos electorales.
Este domingo, en unas polémicas declaraciones, el senador Lindsey Graham advertía de que si Justicia imputa al expresidente por el manejo irregular de documentos clasificados u obstrucción habrá “revueltas en las calles”. Y el propio Trump, que sigue extendiendo ideas conspiratorias, el lunes pedía que se anulara su derrota electoral.
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