Asesinado en su casa un político ucraniano prorruso

Alekséi Kovaliov había sido elegido diputado por el partido de Zelenski, pero al comenzar la guerra comenzó a colaborar con los ocupantes

alexei kovalev

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Efe

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El Comité de Instrucción de Rusia ha confirmado este lunes el asesinato de un funcionario de la administración prorrusa en la región ucraniana de Jersón, escenario de una ofensiva del Ejército ucraniano. El subjefe de la administración de Jersón para asuntos agrícolas, Alekséi Kovaliov, ha sido hallado muerto en su domicilio con una herida de bala, según el comunicado oficial.

También ha sido asesinada con arma blanca la mujer con la que vivía, ha informado el comité, que se propone establecer la identidad de los implicados en el asesinato.

En 2019 Kovaliov se convirtió en diputado de la Rada Suprema o legislativo ucraniano por el partido del presidente, Volodímir Zelenski. Cuando estalló la guerra, regresó a su ciudad natal, Gólaya Pristan, y comenzó a colaborar con la administración civil-militar impuesta por Rusia en la región Jersón. Kovaliov ya había sido víctima de un atentado con coche bomba en junio, por lo que tuvo que ser hospitalizado.

Alcalde envenenado

Con este último asesinato, ya son cinco los funcionarios asesinados por partisanos ucranianos en esa región limítrofe con la anexionada península de Crimea. Además, el alcalde de la capital regional, Vladímir Saldo, está en coma en un hospital de Moscú tras ser envenenado.

Con estas acciones, Kiev quiere provocar el caos en la retaguardia rusa e impedir la celebración de un referéndum que allane el camino a la anexión ilegal de ese territorio y de la vecina Zaporiyia.

En los últimos dos meses el Ejército ucraniano ha lanzado numerosas acciones subversivas y de sabotaje en el sur del país y en Crimea, lo que incluye voladura de arsenales, puentes, cadenas de suministro y base militares. Ucrania niega toda responsabilidad en el reciente asesinato cerca de la capital rusa de Daria Dúguina, hija de un popular pensador ultranacionalista ruso, de lo que Moscú responsabiliza directamente a los servicios secretos ucranianos