Investigación abierta

'Cum Ex': el escándalo financiero que persigue a Olaf Scholz

El canciller niega haber influido políticamente para que un banco se beneficiase de una técnica de ingeniería fiscal, pero su versión de los hechos muestra grietas 

German Chancellor Olaf Scholz to testify in Hamburg CumEx inquiry commmittee

German Chancellor Olaf Scholz to testify in Hamburg CumEx inquiry commmittee / EFE / CLEMENS BILAN

Andreu Jerez

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A Olaf Scholz no le gusta que le pregunten por el escándalo de evasión fiscal conocido como 'caso Cum-Ex'. Lo dejó claro el pasado 11 de agosto en la tradicional conferencia de prensa de verano que el canciller ofrece tras sus vacaciones estivales. Tras responder con paciencia e incluso alguna sonrisa a varias preguntas al respecto formuladas por periodistas alemanes, Scholz estuvo a punto de perder los nervios con la intervención de un corresponsal holandés.

Este último dijo en su pregunta que al banco hamburgués Warburg se le había permitido quedarse "con dinero robado" durante el Gobierno de Scholz en la ciudad-estado del norte de Alemania. El canciller no sólo negó rotundamente la acusación, sino que además invitó al reportero a medir sus palabras antes de formular unas aseveraciones que no podría demostrar en caso de tener que hacerlo. La respuesta sonó a amenaza ante la posibilidad de que el periodista tuviera que responder ante un tribunal, y dejó entrever también cierta inseguridad en un asunto que puede pasar una cara factura política al líder socialdemócrata.

Este viernes, Scholz ha declarado por segunda vez ante una comisión de investigación del parlamento regional de Hamburgo. En ese escenario – poco apetecible para el cargo político más importante del país – el canciller no se ha movido ni un milímetro de su posición: "No influí de ninguna manera en el proceso fiscal del Warburg", ha dicho Scholz, que ha añadido: "Abrigo la esperanza de que las suposiciones e insinuaciones cesen". Ese comentario parece dirigido a los cada vez más medios de comunicación que hurgan en las grietas de la versión del canciller.

Estafa al Estado

El escándalo 'Cum-Ex' se trata probablemente de la mayor estafa fiscal de la historia de la República Federal. A través de un enrevesado sistema de compra y venta de acciones, banqueros, abogados, operadores de bolsa y grandes fortunas consiguieron robar al Estado alemán más de 10.000 millones de euros, según cálculos de la oenegé Finanzwende, cofundada y dirigida por el exdiputado federal verde y experto en finanzas Gerhard Schick.

El sistema funcionaba así: tras comprar y vender acciones, los estafadores pedían la devolución de impuestos por rendimiento de capital –es decir, por pago de dividendos –que nunca habían abonado al Estado. Aprovechándose de un error en el sistema de recaudación fiscal, conseguían un beneficio directo de esas operaciones financieras gracias al robo del dinero del resto de contribuyentes.

Finanzwende estima que la estafa se practicó sobre todo entre los años 2001 y 2011. Las investigaciones apuntan a la implicación de alrededor de 100 bancos y cajas de ahorro. El caso ya generó registros policiales en las oficinas del Deutsche Bank, Morgan Stanley y el banco cooperativo Sparda. "No tenemos una visión completa de exactamente qué bancos estuvieron implicados", asegura Gerhard Schick, que sospecha que la suma total podría ser finalmente mucho mayor a los 10.000 millones.

Falta de memoria

El escándalo 'Cum Ex' persigue desde hace años a Olaf Scholz. El actual canciller fue alcalde-gobernador de la ciudad-estado de Hamburgo entre 2011 y 2018. En 2016 y 2017, se reunió en varias ocasiones con Christian Olearius y Max Warburg, propietarios del banco Warburg.

A pesar de que Scholz asegura no recordar de qué se habló en aquellas reuniones, el banquero Olearius registró en su minucioso diario personal haber pedido consejo al político socialdemócrata sobre la reclamación por parte de la hacienda hamburguesa de 46 millones de euros que la entidad había recibido del Estado gracias al sistema 'cum-ex'. Tras esas reuniones, el fisco desistió finalmente de reclamar ese dinero al banco. La sospecha de influencia política y trato de favor se hace, por tanto, evidente.

El asunto –que el equipo de Scholz consiguió minimizar en la última campaña electoral que acabó en una victoria del Partido Socialdemócrata y con la llegada de Scholz a la cancillería federal– se ha complicado estos últimos días. Según han informado varios medios alemanes, la policía encontró durante un registro en septiembre del año pasado más de 200.000 euros en metálico en una caja fuerte propiedad de Johannes Kahrs, diputado federal socialdemócrata perteneciente a la federación hamburguesa del SPD. Kahrs apunta a ser una figura clave en los encuentros entre Scholz y los banqueros hamburgueses.

La fiscalía de Colonia, responsable del 'caso Cum-Ex', ha confirmado el registro del correo electrónico de la secretaria personal de Scholz tras haber encontrado indicios y detectado un borrado de mails sospechoso. Tanto Gerhard Schick, de la oenegé Finanzwende, como el periodista de investigación de la televisión pública ARD Oliver Schröm, especializado en este caso, encuentran poco creíble la falta de memoria del canciller. Mientras, la palabra "dimisión" comienza a ganar fuerza en una parte de la oposición parlamentaria alemana.

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