Turismo pos-covid

Nueva York: menos masificado, más caro y aún “mágico”

La urbe aún no ha recuperado los niveles de visitantes nacionales e internacionales pre-pandemia pero vive, según las autoridades, “un 'revival' extraordinario”

Nueva York

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Idoya Noain

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“Está normal, como antes de Covid. Algo menos masificado, con los precios mucho más altos, pero tan agradable como siempre”. Andrea Cinti, italiano de Florencia, hace su radiografía de Nueva York en 2022 mientras se toma un respiro, en medio de una jornada de asfixiante calor de julio, a los pies y la sombra de The Vessel, el gigante enjambre escultórico en Hudson Yards cuya escalada se ha vetado después de que se produjeran allí varios suicidios pero al que los turistas, con sus cámaras y sus cuentas de Instagram, siguen acudiendo como polillas a la luz.

Visitantes frecuentes de Nueva York desde que celebraron hace unas décadas aquí su luna de miel, Cinti y su esposa han regresado este verano tras los años de pausa obligada por la pandemia. Son parte de los viajeros internacionales que ya pueden entrar en Estados Unidos sin necesidad de realizarse una prueba de covid en la jornada previa a su llegada, solo demostrando haber recibido la pauta de vacunación completa. Y son parte de los ocho millones de turistas extranjeros que Nueva York espera este año, muy por encima de los 2,4 millones que pudieron llegar en 2020 aunque aún lejos de los 13,5 millones de 2019.

Son números paralelos a los del turismo total, incluyendo el nacional: las previsiones de Nueva York es recibir 56,6 millones de turistas este año, lejos del récord de 66,6 millones de 2019 pero un aumento del 70% respecto al año pasado.

“Un lugar mágico”

Los Cinti se mueven para sus desplazamientos por la ciudad en el metro, que pese al aumento estadístico del crimen y a incidentes que llenan titulares, siguen considerando “seguro”. No expresan preocupaciones tampoco sobre el aumento de violencia y ni siquiera perciben el crecimiento de la población de los sin techo. Y lo que han encontrado es un urbe con cambios visibles, como la infinidad de terrazas de restaurantes que han cambiado la configuración y el uso del espacio público, pero que no muta en su esencia: “Nueva York es un lugar mágico”.

Esa es justo la idea que tratan de asentar el alcalde, Eric Adams, y las autoridades responsables de intentar que la metrópolis recupere definitivamente su pulso como joya entre los destinos turísticos de EEUU. Calculan que no será hasta 2024 cuando se igualarán los niveles previos a la pandemia pero pisan el acelerador para conseguirlo y después de lanzar el año pasado una campaña para fomentar el turismo en la que invirtieron 30 millones de dólares, este año el primer edil ha dado 10 millones de dólares adicionales a esos esfuerzos. Se entiende que tengan prisa por hacerlo: el turismo es un importante motor económico para la ciudad y antes del covid-19 generaba 72.000 millones de dólares anuales y sostenía 400.000 puestos de trabajo..

‘Revival’ extraordinario

“Nueva York está experimentando un ‘revival’ extraordinario” aseguraba recientemente en IWP, la mayor feria de viajes de EEUU, Fred Dixon, presidente y consejero delegado de NYC & Company, la organización oficial de márketing y turismo de la ciudad. “Nos está yendo bien en todos los frentes y hemos recuperado nuestro lugar entre los mercados hoteleros líderes de EEUU, volviendo al número uno en primavera”.

El alcalde Adams también ha señalado a las reservas de hoteles, que asegura que están ya en el 95% de la era pre-covid, llenando casi al completo las 121.000 habitaciones disponibles. Ha destacado, igualmente, las ventas de entradas de Broadway, en su pico desde la reapertura de los teatros. Según datos de la Broadway League, ya en abril el público de esos espectáculos había alcanzado el 90% de los niveles prepandémicos.

Más números y realidades hablan del notable retorno del turismo. Las colas vuelven a ser enormes para coger desde Battery Park los ferries de compañías privadas que van a la Estatua de la Libertad, llenos hasta la bandera. Mientras los neoyorquinos hacen sus propias filas de espera para tomar los barcos que les llevan a playas como las de los Rockaways, parte de la red de ferries municipales que reforzó considerablemente el anterior primer edil, Bill de Blasio, se llenan también los oasis urbanos que son los parques, empezando por Central Park pero pasando también por otros como Bryant Park, el elevado del Highline, el recientemente añadido de Little Island, los de los mueles sobre el Hudson y en la costa de Brooklyn o o los que salpican los barrios.

Los museos vuelven a estar llenos, por primer verano sin limitaciones de aforo. En algunos casos como el del Metropolitan se ha aumentado el precio en la entrada para los visitantes no locales, de 25 a 30 dólares, un reflejo y símbolo más del palpable y notorio impacto de la inflación.

Turismo “resiliente, sostenible y equitativo”

Las autoridades están haciendo esfuerzos por lograr que el retorno del turismo ayude a toda la ciudad y promoviendo sus negocios locales y sus realidades multiculturales. En paralelo al desarrollo nacional de una estrategia presentada por el Departamento de Comercio que busca un turismo “más resiliente, sostenible y equitativo”, en NYCGo.com, por ejemplo, se han sumado guías para facilitar vivencias de la “experiencia” latina y asiática a la que ya existía de la comunidad negra. Se añadido, además, una guía para visitantes musulmanes.

No hay, en cualquier caso, un enclave que simbolice y mida más el pulso el turismo que Times Square, que recientemente tanto ‘The Wall Street Journal’ como ‘The New York Times’ han analizado como núcleo para la recuperación de Manhattan y, en particular, del Midtown, una zona duramente golpeada por el lento retorno de oficinas y de trabajadores, que están por debajo del 40% del nivel que había antes de la pandemia. La imagen espectral de 2020 ha quedado como un mal recuerdo y vuelve a sentirse la masificación y el intenso tráfico peatonal, de hasta 300.000 personas al día según cálculos de Times Square Alliance. Del lugar siguen huyendo la mayoría de neoyorquinos, pero su resurgir es vital para la ciudad. Los negocios del barrio empleaban a cerca de 66.000 personas antes de la pandemia y su producción económica, equivalente en 2016 a la de todo Nashville, representaba el 15% de toda la economía de la ciudad de Nueva York.

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