Caos en el país asiático

¿Qué pasa en Sri Lanka?: Claves para entender la crisis

Las protestas generalizadas son el resultado de una economía endeudada al borde de la quiebra, de la escasez de alimentos y de la creciente desconfianza social con un gobierno acusado de corrupción

Carles Planas Bou

Carles Planas Bou

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En las últimas semanas, la pequeña y habitualmente ignorada nación insular de Sri Lanka, en el océano índico, ha ocupado la primera página de la actualidad internacional a causa de las protestas que han obligado a la dimisión del presidente, Gotabaya Rajapaksa, fugado a Maldivas. El país se ha sumido así en una crisis política como consecuencia de una severa crisis económica y social que arrastra desde hace meses. Estas son las tres claves para entender el conflicto en la también conocida como lágrima de la India.

Crisis económica

Las multitudinarias protestas en las calles de Sri Lanka que han desembocado en la ocupación de la residencia del primer ministro y del palacio presidencial tienen su origen en la profunda crisis económica que aboca al país a la bancarrota. Los atentados terroristas del 2019 y la pandemia han hundido el turismo, importante motor para la economía del país. Por otro lado, el valor de la moneda nacional se ha desplomado un 80%, agravando una inflación ya severa que ha encarecido hasta un 57% el precio de los alimentos.

Ese colapso ha llevado al país a depender de la ayuda de India, China y de los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Aún así, el gobierno tiene una deuda externa de 51.000 millones de dólares y es incapaz de pagar los intereses de esos préstamos desde abril. La deuda aumentó el año pasado al 101% del PIB. El resultado es un país al borde de la quiebra y sin fuerza para importar bienes de primera necesidad.

Crisis social

El acelerado colapso económico de Sri Lanka también se ha traducido en la vida cotidiana de sus ciudadanos. La comida, las medicinas o el combustible se han convertido en productos escasos mientras los cortes de electricidad se han normalizado hasta 15 horas al día. Esa dura realidad ha acentuado el malestar de una población en condiciones cada vez más precarias. Nueve de cada diez familias se salta las comidas mientras que tres millones de personas reciben ayuda humanitaria, según datos del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.

Crisis política

El malestar y las manifestaciones generalizadas contra el gobierno se han acentuado en los últimos meses. La represión policial y el enfrentamiento en las calles entre críticos y partidarios del ejecutivo llevó a las autoridades a decretar el estado de emergencia y un toque de queda en su capital comercial, Colombo, que se ha ido prolongando durante semanas. El primer ministro Mahinda Rajapaksa se vio forzado a dimitir el pasado 9 de mayo ante la creciente violencia de las protestas y su relevo, Ranil Wickremesinghe, se encuentra contra las cuerdas. El presidente Gotabaya Rajapaksa, hermano menor del 'premier' dimitido, huyó este miércoles en dirección a Maldivas.

El malestar social también se debe a la creciente desconfianza con la dinastía Rajapaksa por la corrupción del gobierno. El año pasado, el ex primer ministro impulsó los mayores recortes de impuestos en la historia de Sri Lanka. El ejecutivo ha sido acusado de mala gestión pública y de despilfarro de la riqueza del país con la construcción de proyectos cuestionables. Todo ello complica la posibilidad de un rescate financiero del país.