Conmoción en Brasil por el asesinato de un seguidor de Lula en plena campaña electoral

El autor de los disparos, un seguidor del presidente Jair Bolsonaro, lo mató durante su fiesta de cumpleaños

Tanto el Partido de los Trabajadores como sectores de la oposición advirtieron sobre el creciente clima de intolerancia política

Familiares del fallecido se reúnen en torno a su féretro.

Familiares del fallecido se reúnen en torno a su féretro. / Reuters

Abel Gilbert

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El camino a las elecciones presidenciales de octubre tiene su temido primer muerto en Brasil. El guardia Marcelo Arruda, dirigente municipal del Partido de los Trabajadores (PT), fue asesinado por un seguidor del ultraderechista Jair Bolsonaro durante el festejo de su cumpleaños. "Perdieron un padre y un marido por un discurso de odio estimulado por un presidente irresponsable", dijo Luiz Inacio Lula da Silva. Según una reciente encuesta del Instituto Quaest y el banco de inversiones Genial, Lula tendría una intención de voto del 51% que le permitiría ganar las elecciones en primera vuelta. Esa posibilidad ha generado nerviosismo entre los seguidores de Bolsonaro quienes, por primera vez, pasaron de las palabras a los hechos en Foz de Iguazú, una localidad del estado sureño de Paraná, fronteriza con Argentina. La policía, que ya ha tomado cartas sobre el asunto, consideró lo ocurrido un episodio de "intolerancia política". Así lo entendieron también tanto el PT como diferentes partidos opositores. Ciro Gomes, un ex ministro de Lula, tercero en las encuestas, fue categórico: "el odio político necesita ser contenido" para evitar que se produzca "una tragedia de proporciones gigantescas".

En un principio se informó que el agente penitenciario bolsonarista, Jorge José da Rocha Guaranho, había muerto también después de quitarle la vida a balazos a Arruda. Sin embargo, la Secretaría de Seguridad Pública de Paraná informó que el agresor se encuentra hospitalizado y en una situación de gravedad.

"Estoy devastada. Estábamos entre amigos y familiares. Había gente de otras opiniones políticas y no nos molestábamos ni discutíamos. Y este loco vino a disparar", dijo la agente policial Pâmela Suellen Silva, esposa de la víctima. Arruda había decidido que su cumpleaños 50 tuviera un eje temático, con Lula a la cabeza. Ese tipo de homenaje resultó inadmisible para Guaranho. "Bolsonaro presidente, hijos de puta", bramó y abandonó el lugar del agasajo. Pero a los pocos minutos, retornó con un arma. "Todo el mundo buscó un lugar donde refugiarse. Marcelo sacó su pistola y dijo 'alto, policía', pero él (Guaranho) empezó a disparar. Falló un par de tiros y le dio a uno en la pierna. Entonces se puso encima y disparó a Marcelo", relató la viuda.

"No necesitamos amenazas ni odio. Necesitamos construcción, paz y solidaridad", dijo el PT al conocerse el crimen. Al igual que Lula, la presidenta del partido, Gleisi Hoffmann, habló de "una tragedia" que ha sido "fruto de la intolerancia de esa gente". El primer llamado de advertencia de que la campaña electoral no estaría exenta de peligros llegó el pasado jueves, cuando otro bolsonarista apareció en un mitin de Lula en Río de Janeiro y lanzó una bomba casera. Si bien no provocó decesos ni heridos envío una señal de advertencia que se materializó luctuosamente el pasado sábado.

La reacción de Bolsonaro

Para la prensa brasileña, el mandatario tuvo una reacción ambigua frente a lo ocurrido. "Descartamos cualquier tipo de apoyo de quienes practican la violencia contra los opositores. A este tipo de personas, les pido que por coherencia cambien de bando y apoyen a la izquierda, que acumula un innegable historial de episodios violentos", dijo. De acuerdo con el capitán retirado, es la izquierda "el bando que apuñala", en alusión al atentado que sufrió en 2018, en plena campaña electoral. El agresor no tenía nada que ver con el partido de Lula, que ya había sido proscrito.

Lo cierto es que Bolsonaro tiene un historial de incitación al enfrentamiento verbal y físico. En 2018 llegó a decir en el marco de un acto proselitista: "vamos a disparar a toda la petralhada (por el PT) aquí en (el estado de) Acre. Echemos a estos sinvergüenzas. Como les gusta tanto Venezuela, este grupo tiene que ir allí".

Desde que llegó al poder no dejó de hacer un culto al uso individual de las armas, realizar amenazas de golpe de Estado o de una instauración de un régimen militar. El pasado viernes aseguró que existe un "enemigo" que se ha "infiltrado" en Braisl y busca "quitarnos la libertad". Frente a esta amenaza imaginaria, el presidente aseguró que "Daremos nuestras vidas por la patria si necesario" frente a estas "agresiones del exterior". Guaranho, el asesino de Arruda, se tomaba a pie juntillas las declaraciones del capitán retirado. "Fortalezcamos la derecha", escribió en las redes sociales junto con una foto al lado del diputado federal Eduardo Bolsonaro. "No podemos permitir que bandidos disfrazados de políticos vuelvan al poder en Brasil. La responsabilidad es de cada uno de nosotros", advirtió semanas atrás. También publicó mensajes homofóbicos contra el futbolista Richarlyson.