Terrorismo yihadista

La justicia francesa condena a la cadena perpetua al único yihadista vivo de los atentados del Bataclan

El Tribunal de París pronuncia la pena más severa del código penal galo contra Salah Abdeslam

Las penas oscilan entre 30 y dos años de prisión para los otros 13 acusados presentes en el juicio

Abogados y asistentes a la lectura del veredicto por los atentados de París de noviembre de 2015.

Abogados y asistentes a la lectura del veredicto por los atentados de París de noviembre de 2015. / CHRISTOPHE PETIT TESSON

Enric Bonet

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Largas penas de prisión en respuesta al ataque más mortífero del Estado Islámico (EI) en Europa. El Tribunal de París condenó este miércoles por la tarde a la cadena perpetua no revisable a Salah Abdeslam, el único superviviente de los yihadistas que perpetraron los atentados del Bataclan y las terrazas parisinas el 13 de noviembre de 2015. También castigó con una pena de prisión permanente revisable a otros miembros de ese comando involucrados en la preparación de una matanza yihadista, que dejó un reguero de 131 muertos y más de 400 heridos.

"La culpabilidad de Salah Abdeslam como coautor de esos asesinatos en relación a un proyecto terrorista es confirmada por la corte, ya que se considera que el conjunto de objetivos deben reconocerse como una única y misma escena del crimen", aseguró el juez Jean-Louis Périès en la lectura de la sentencia ante una sala a rebosar en la histórica sede del Tribunal de París. Es decir, lo consideraron culpable del delito de "asesinato en banda terrorista". A lo largo del juicio, Abdeslam se había defendido asegurando que "no mató a nadie". Tras años de un mutismo casi permanente, este francés con raíces marroquís explicó que renunció a hacer estallar su cinturón con explosivos en un bar del norte de París "por humanidad". Pero la sentencia pone en duda esta versión y recuerda que su cinturón estaba defectuoso.

El tribunal siguió la petición de la fiscalía y condenó a Abdeslam, de 32 años, a la cadena perpetua no revisable. Se trata de la pena más severa del código penal francés, hasta ahora solo se había pronunciado en cuatro ocasiones para asesinos en serie. En teoría, comporta un encarcelamiento de por vida. Pero al cabo de 30 años entre rejas, los condenados pueden pedir una modificación y se les puede aprobar después de haber consultado a médicos psiquiátricos y a sus familiares.

Reconocidos culpables los 20 acusados

De hecho, los magistrados reconocieron como culpables a 19 acusados de la totalidad de los delitos que pesaban sobre ellos. Seis de ellos, considerados los autores intelectuales, fueron juzgados en ausencia, al estar la mayoría de ellos en paradero desconocido, probablemente muertos en Siria. Cinco de estos instigadores recibieron una pena de cadena perpetua no revisable.

Varios de los presentes formaron parte de una célula yihadista que también ensangrentó Bruselas en marzo de 2016, mientras que otros fueron cómplices, aunque "no compartían la ideología yihadista", según la sentencia. Las penas oscilan entre 30 y dos años de prisión. Algunos de los condenados con 30 años entre rejas son el belga Mohamed Bakkali, que tuvo "un rol primordial en la logística", o el sueco Osama Krayem, un miembro activo del EI y que ese mismo otoño planeaba un atentado contra el aeropuerto de Ámsterdam.

El tribunal absolvió de varios de los delitos a Farid Kharkhach, juzgado por haber proporcionado documentos de identidad falsos a los yihadistas. Lo condenó a dos años entre rejas, que ya ha cumplido. De hecho, los tres acusados que comparecieron sin estar encarcelados no irán a la prisión. Los abogados de la defensa disponen de 10 días para recurrir la sentencia y, probablemente, lo harán.

La sentencia pone punto final a un proceso que quedará inscrito en los anales de la Justicia gala, tanto por su dimensión como la relevancia de los hechos juzgados. Durante casi 10 meses de audiencias, 14 acusados, centenares de abogados y partes civiles, policías franceses y belgas o el expresidente François Hollande comparecieron ante los jueces. Pese a intervenciones conmovedoras de las víctimas y algunos interrogatorios abruptos, el juicio transcurrió sin grandes incidentes. Y tampoco fue instrumentalizado por la ultraderecha.