La llegada al poder de Petro sepulta el predominio de las élites en Colombia

La victoria de la izquierda es un hecho inédito en 200 años en un país roto por la violencia armada

El acuerdo de paz y la disolución de las FARC crearon condiciones para que una alternativa política demonizada se abriera camino

Gustavo Petro y Francia Márquez, elegidos presidente y vicepresidenta.

Gustavo Petro y Francia Márquez, elegidos presidente y vicepresidenta. / Carlos Ortega

Abel Gilbert

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Nada será igual en Colombia. Tuvieron que pasar 203 años de vida republicana, un conflicto interno de más de medio siglo y cinco años de un cumplimiento a medias del acuerdo de paz, para que la izquierda llegara al Gobierno por medio del voto. Gustavo Petro, ex integrante del M-19, una guerrilla de ribetes trágicos, le sacó 700.000 votos de diferencia al magnate Rodolfo Hernández en una elección que tuvo participación inédita para los niveles de un país desesperanzado: 58% del padrón electoral. Petro reiteró como un mantra la palabra "cambio" durante la campaña electoral y en la noche del domingo. Lo que hubo, en rigor, fue un derrumbe del sistema de partidos que administró los asuntos de Gobierno y el Estado.

El impacto de la victoria del Pacto Histórico se ha sentido en todos los rincones de un territorio con un 40% de pobres. "Después de varias décadas de estigmatización a todo lo que fuese izquierda, al punto de la aniquilación de un partido político entero por su manera de pensar, Colombia eligió ayer, por primera vez y de manera contundente, a un presidente de esa tendencia ideológica", resaltó el diario bogotano El Espectador en su editorial. La llegada al poder del exalcalde capitalino y su vicepresidenta

, la carismática Francia Márquez, representa, también, "la materialización de una de las promesas de un país que sueña en paz". Se trató, en ese sentido, "un estruendoso rechazo al Gobierno de Iván Duque. Ahora la pregunta es cómo vamos a sanar entre todos tantas heridas abiertas".

El portal La Silla Vacía consideró que la victoria de la izquierda "entierra cualquier justificación para la violencia política y refuerza la democracia". Petro pareció compartir ese razonamiento. Sin el acuerdo de Paz no se habrían creado las condiciones para que triunfara. Las FARC se disolvieron y crearon un partido político por ahora irrelevante, Comunes. El abandono de las armas los sacó de la escena. Los estallidos sociales de 2019 y 2021 ya no pudieron ser asociados a esa disuelta guerrilla. Su último jefe y actual líder de Comunes, Rodrigo Londoño, alias Timochenko, saludó el resultado electoral. "Es el momento del gran pacto nacional; no un pacto de las élites como a las que nos tienen acostumbrados. Este nuevo pacto debe ser con todos". La violencia sigue siendo no obstante uno de los grandes dramas colombianos: este año han asesinado a decenas de líderes sociales y exinsurgentes que abandonaron las armas. Crece a su vez la actividad del narcotráfico y existe un pequeño sector de las FARC que volvió a las andadas.

El fin del uribismo

El corazón del empresariado estaba con Hernández, pero no se ha demorado en saludar a Petro. Bruce Mac Master, presidente de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), le dijo, en nombre de la patronal, que está dispuesta a colaborar con el Gobierno que asume el 7 de agosto. "Será tarea de todos, pero especialmente del presidente, tender puentes".

Para la revista Cambio una nueva época comienza con el fin del predominio político de Álvaro Uribe. Gobernó entre 2002 y 2010 y fue determinante en la elección de Juan Manuel Santos, con quien luego rompió amarras cuando su ex ministro de Defensa comenzó a negociar con las FARC. El dedo de Uribe señaló a Duque como el garante de un proyecto que ha caducado. "Para defender la democracia es menester acatarla. Gustavo Petro es el Presidente. Que nos guíe un sentimiento: Primero Colombia", dijo el ex mandatario, entre la ironía y la aceptación de que ya nada es igual. "Vamos a reconciliar a esta nación, sin miedo", le respondió Francia Márquez, tendiéndole la mano al hombre que abomina. Ella es la otra heroína del momento que vive Colombia. De la lucha ambiental pasó a la electoral en nombre de los "nadies", a los que invitó a “vivir sabroso”.

El diario El Tiempo destacó en ese sentido las primeras palabras del mandatario electro: "El cambio no es para vengarnos, ni construir más odios". Por ahora es el momento de las palabras amables. Petro ya dijo que la redención social será un camino complejo. A su vez expresó su empatía y distancia con el progresismo latinoamericano al recordar que la vía extractivista, especialmente de hidrocarburos, es un suicidio para la región. Por eso le pidió a EE.UU, aliado estratégico de Colombia, ayuda para que la región pueda transitar la transición energética.