Conflicto armado

Stoltenberg advierte de que la guerra de Ucrania puede durar "años"

El secretario general de la OTAN descarta de nuevo que los aliados envíen tropas al país eslavo

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa. / VALERIA MONGELLI

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El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha advertido de que es preciso estar preparados para que la guerra en Ucrania dure posiblemente "años", según dijo en una entrevista a la edición dominical del diario alemán Bild. Aunque los costes para Europa sean altos, señala en referencia a la subida de precios de energía y el apoyo militar a Kiev, sería todavía más "caro" dejar que Rusia saque la lección de que puede seguir por el mismo camino, igual que tras la anexión de Crimea en 2014.

Stoltenberg admite que la lucha por el Donbás adquiere por parte de Rusia un cariz cada vez más "brutal", pero indicó que los soldados ucranianos luchan con "valor" y que "con más armas modernas" aumenta la posibilidad de que puedan expulsar al enemigo también del este del país. Aún así, ha dejado claro que los aliados no enviarán a sus propios soldados a combatir en la guerra para evitar convertirse en parte del conflicto.

Ruido de sables

Preguntado por la posibilidad de una guerra nuclear, el secretario general de la OTAN señala que la alianza no ha detectado un mayor nivel de alerta en este ámbito de las fuerzas armadas rusas, pero califica de "peligroso" el "ruido de sables" del Kremlin. "Putin debe saber que una guerra nuclear no se puede ganar y que no debe estallar nunca," subrayó. En referencia al nuevo documento estratégico que será adoptado por la alianza atlántica en la próxima cumbre de Madrid, Stoltenberg destaca que en él se declarará que Rusia "es una amenaza para nuestra seguridad, paz y estabilidad".

Precisamente el Donbás, la región mencionada por el máximo mandatario atlantista al inicio de su intervención, ha sido escenario, durante toda la jornada, de encarnizados enfrentamientos. La parte rusa ha admitido que aún no controlaba en su totalidad la localidad de Severodonetsk, pese a a la gran concentración de efectivos militares. Las tropas ucranianas se han atrincherado en la planta química Azot, bombardeada constantemente por las fuerzas rusas, y ligar donde donde se refugian hasta ocho centenares de civiles. "Severodonetsk aún no es nuestra al 100%; en todo caso, Severodonetsk y Lisichansk, (la ciudad gemela, situada justo en el margen opuesto del río Donetsk), serán nuestras", ha proclamado, en tono confiado, Leónid Pasetchnik, máximo dirigente de la administración prorrusa en la provincia de Luhansk. En esta última localidad, los habitantes afrontan la elección de ser evacuados y perder el hogar, o quedarse y exponerse a los bombardeos. Desde hace ya tiempo, el suministro de agua potable en la localidad ha sido cortado y los civiles tienen que aprovisionarse del líquido elemento en un lugar bajo los bombardeos y los disparos", se lamenta Yevhén Jyryada, un lugareño.

La situación bélica en el Donbás, donde los rusos están avanzando, contrasta con la que se está viviendo en otros frentes, donde a decir del Gobierno de Kiev, las fuerzas locales están logrando hacer retroceder al enemigo ruso. Ello sucede en el frente sur, concretamente en los alrededores de la localidad de Mikolaev, e incluso en la provincia de Zaporizhia, parte de la cual se halla bajo control ruso. Moscú emplea una estrategia bélica que algunos denominan como la apisonadora. Su artillería bombardea sin cesar durante semanas o incluso meses antes de avanzar con la infantería y los blindados, en un claro intento de limitar las bajas militares rusas, que se dispararon durante las primeras semanas de guerra. Eso sí, las nuevas tácticas incrementan el sufrimiento de la población civil que no puede ser evacuada.