Elecciones legislativas en Francia

Jaque de Mélenchon a Le Pen: ¿Cómo la izquierda francesa se ha hecho con el liderazgo de la oposición?

Los resultados de la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas confirman el rol de la izquierda como principal adversario de Macron

La coalición unitaria de los partidos progresistas ha sido clave para clasificarse para la segunda vuelta en numerosas circunscripciones

El candidato de Francia Insumisa, Jean Luc Melenchon en un mítin.

El candidato de Francia Insumisa, Jean Luc Melenchon en un mítin. / periodico

Enric Bonet

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Si un francés se hubiera ido a finales de abril de vacaciones a las Antillas —o a un pueblo playero de Córcega si se quiere ser más modesto— y hubiera desconectado totalmente de la actualidad informativa, no entendería nada de lo sucedido en la primera vuelta de las elecciones legislativas francesas

Las hábiles maniobras de la izquierda han sacudido el tablero político en Francia, donde el electorado progresista tuvo que resignarse a finales de abril en apoyar al presidente Emmanuel Macron para evitar la victoria de Marine Le Pen. Ningún candidato de izquierdas se clasificó para la segunda vuelta, tras la remontada fulgurante, pero insuficiente, de Jean-Luc Mélenchon, tercero con el 22% de los votos y a unos 400.000 de adelantar a la candidata ultra. Un mes y medio después, la situación política dio un giro copernicano en unas legislativas en que resulta determinante el sistema electoral a doble vuelta y la división del territorio en 577 circunscripciones. Solo sale elegido el diputado más votado en cada una de ellas.

Los candidatos de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES, formada por la Francia Insumisa de Mélenchon, el Partido Socialista, los verdes y los comunistas) fueron los más votados este domingo con el 26,1%, por delante con una distancia mínima de los partidos afines a Macron (25,8%), según los resultados definitivos y la clasificación hecha por el diario Le Monde. Otra asignación, elaborada por el Ministerio del Interior, otorga una ligera ventaja al macronismo (25,75%) por delante de la NUPES (25,66%), puesto que no contabilizó como sufragios de la alianza de izquierdas los obtenidos por candidatos mélenchonistas en territorios de ultramar. Una decisión considerada “una manipulación” por dirigentes de la izquierda.

Le Pen, lastrada por el sistema electoral y la abstención

Más allá de esta polémica sobre el recuento, la votación confirmó el nuevo duelo entre el centro-derecha de Macron y la izquierda. Las proyecciones para la segunda vuelta dan entre 255 y 295 diputados macronistas —la mayoría absoluta está en un mínimo de 289— y entre 150 y 190 a la izquierda (probablemente con unos 100 para la Francia Insumisa, unos 30 para los socialistas, también 30 para los verdes y entre 10 y 20 para los comunistas). 

Estas estimaciones deben cogerse con pinzas, pero confirman a la izquierda como segunda fuerza. En cambio, la ultraderecha aspira a unos 10 o 40 diputados (de un total de 577), tras haber obtenido el 18% de los sufragios en la primera vuelta, cinco puntos menos que en la primera vuelta de las presidenciales. Aunque se ha clasificado para la segunda vuelta en 200 circunscripciones, Le Pen se verá de nuevo obstaculizada por el sistema electoral a doble vuelta, en que triunfa el mal menor. Su partido también pagó los platos rotos de una abstención récord, del 52%.

La coalición unitaria, clave en el éxito de la izquierda

¿Qué ha pasado en los dos últimos meses? ¿Cómo Mélenchon le ha arrebatado el liderazgo de la oposición a Le Pen? Este nuevo escenario no se debe a una evolución ideológica. Francia no se ha vuelto más de izquierdas, después de que en los últimos años se especulara con su supuesta derechización. 

En realidad, es el fruto de una serie de decisiones que hicieron más competitiva electoralmente a la izquierda en la actual división en tres bloques de la política francesa: el bloque liberal (Macron y una parte de Los Republicanos), el bloque ultranacionalista (Le Pen y Éric Zemmour) y el bloque ecosocialista (NUPES y otros sectores disidentes). Haciendo un símil de ajedrez, podría decirse que Mélenchon le hizo el jaque mate a Le Pen. Con un par de jugadas, la dejó prácticamente fuera de juego.

Una de ellas fue la alianza unitaria de la izquierda. Resultó clave para clasificar a sus candidatos para la segunda vuelta en unas 400 circunscripciones. Si las formaciones progresistas se hubieran presentado por separado, hubieran quedado eliminadas en muchas más. Entonces, el escenario más habitual no hubiera sido una segunda vuelta entre un candidato de Macron y otro de la gauche.

En las legislativas, acceden a la segunda vuelta los dos finalistas, así como todos aquellos que consiguieron el apoyo de al menos el 12,5% de los electores inscritos. Pero como se registró una abstención récord, resulta una tarea casi imposible alcanzar este umbral para los aspirantes que quedan en tercera o cuarta posición. Con la NUPES, los partidos de izquierdas aspiran a multiplicar por tres o incluso por cuatro los 57 diputados progresistas (30 del PS, 17 insumisos y 10 comunistas) de la última legislatura.

Además de la unión, la NUPES parece haberse beneficiado de la estrategia ambiciosa de convertir estos comicios en una “tercera vuelta” de las presidenciales. “Elegidme primer ministro”, propuso Mélenchon a finales de abril, con una fórmula sui generis, pero eficaz para movilizar a una parte de su electorado en una coyuntura de desmovilización general. 

“Pido el próximo domingo un desfile masivo en las urnas para rechazar definitivamente los proyectos funestos de la mayoría del señor Macron”, dijo el dirigente insumiso el domingo por la noche. La izquierda confía en su reserva de votantes entre los abstencionistas —el 70% de los jóvenes, la mayoría de ellos afines a la izquierda, no fue a votar— para dar la sorpresa en la segunda vuelta.

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