Comicios legislativos

Elecciones en Francia | De 'chaleco amarillo' a candidata a la Asamblea Nacional

El recorte de servicios públicos y el abandono de París han impulsado a Nathalie Cullell a presentarse como candidata de la NUPES para la tercera circunscripción de los Pirineos Orientales

"Vamos a cambiar el sistema desde el interior", afirma esta maestra residente en La Cabanasse, una pequeña localidad de 700 habitantes

Nathalie Cullell, junto a su marido durante las protestas de los 'chalecos amarillos' y en una imagen reciente.

Nathalie Cullell, junto a su marido durante las protestas de los 'chalecos amarillos' y en una imagen reciente. / EL PERIÓDICO

Laura Puig

Laura Puig

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El 17 de noviembre de 2018 nació en Francia el movimiento de los 'chalecos amarillos' con la primera protesta por el alza de precios del combustible consecuencia de la imposición de la ecotasa. Aquella primera reivindicación acabó derivando en un conjunto de demandas que pusieron el foco en el malestar de los habitantes de las zonas rurales, el enojo por la deriva neoliberal de las políticas del Gobierno y las reclamaciones de una democracia participativa y directa. Lo que brotó en las plazas españolas el 15-M se reprodujo siete años después en las rotondas francesas y hoy en día algunos de aquellos activistas han dado el salto a la política convencional, como ya hizo Podemos en 2014 al pasar de las plazas a las instituciones.

En una de esas rotondas, en Bourg-Madame, población limítrofe con Puigcerdà, arrancó su trayectoria Nathalie Cullell, quien ataviada con uno de aquellos chalecos acudió cada fin de semana a manifestarse en contra de la pérdida de servicios públicos y el abandono de París. Ahora, Cullell aspira a lograr un escaño en la Asamblea Nacional bajo la candidatura de la Nueva Unión Popular Ecologista y Social (NUPES) que lidera Jean-Luc Mélenchon en las elecciones legislativas que se celebran este domingo 12 de junio y el 19 de junio (segunda vuelta). Se presenta por la tercera circunscripción de los Pirineos Orientales, que incluye las poblaciones de Font-Romeu, Prada o una parte de Perpinyà.

"Vamos a cambiar el sistema desde el interior", explica a EL PERIÓDICO en una conversación por videoconferencia. Maestra de profesión, 45 años y madre de tres hijos de 19, 17 y 14 años, esta vecina de La Cabanasse, población de unos 700 habitantes situada a 16 kilómetros de Llívia, sufrió en primera persona los recortes y la privatización de la educación. Y ha decidido dar el paso ante la inacción del Gobierno en su territorio, donde se han cerrado servicios públicos, se han perdido puestos de funcionarios, hay déficit de infraestructuras y existe un grave problema con la vivienda, pues el 80% son segundas residencias. "No se hace nada para los habitantes, solo para el turismo, y nuestra calidad de vida está disminuyendo", denuncia Cullell.

31% de intención de voto

Se muestra convencida de que la coalición de las izquierdas será capaz de lograr una mayoría absoluta, pero la fía a la movilización e intenta conjurar el precedente de los comicios legislativos de 2017, cuando la abstención registró el récord histórico del 51% en la primera vuelta y del 57% en la segunda. "Es mejor que los ciudadanos se expresen en las urnas, evitará muchas manifestaciones, sobre todo después de ver cómo son reprimidas ahora las protestas en Francia y cómo fueron tratados los chalecos amarillos", subraya.

También es optimista con su papel en los comicios. Los sondeos le dan un 31% de intención de voto en la primera vuelta y siente buenas vibraciones en sus actos de campaña. Según asegura, los que acuden a sus mítines le confiesan que "en 20 o 30 años no habían visto nada igual, con tanto entusiasmo".

Herencia de la Revolución Francesa

Cullell no cree que su pasado como chaleco amarillo pueda pasarle factura en las urnas, después de la estigmatización que ha sufrido el colectivo tras protagonizar disturbios en algunas de las protestas. "Los chalecos amarillos son el pueblo francés, no es un grupúsculo, reúnen a absolutamente todas las clases sociales, es todo el pueblo unido el que se da cuenta de que se han dejado engañar durante decenas de años y que quieren retomar su vida porque ya no viven, sobreviven", se defiende, antes de hacer hincapié en su lema de campaña: "Hacer vivibles a los invisibles y llevar (a la Asamblea) la voz de aquellos que están amordazados".

Se trata, en definitiva, de recuperar la herencia de la Revolución Francesa y que los diputados vuelvan a ser "verdaderamente" la correa de transmisión de las quejas del pueblo. Y ante las dudas que pueda generar su nula experiencia en las instituciones, Cullell esgrime que "el pueblo está maduro" y "preparado para gobernarse". "No hacen falta enarcas (como se llaman los que han pasado por la elitista Escuela Nacional de Administración, ENA) o tecnócratas". 

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