Johnson echa mano de medidas populares en un intento de apuntalar su liderazgo

El primer ministro anuncia medidas para ayudar a las clases más desfavorecidas y una bajada de impuestos

Boris Johnson en Blackpool.

Boris Johnson en Blackpool. / Peter Byrne/REUTERS

Begoña Arce

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Después de sobrevivir malherido a la moción de censura interna y perder la confianza del 41% de sus diputados, Boris Johnson pretende afianzar su liderazgo con el anuncio de medidas rimbombantes para ayudar a los británicos ahogados por la subida del coste de la vida. El jueves en Blackpool, al noroeste de Inglaterra, el primer ministro prometió el “sueño” del acceso a la compra de la vivienda a millones de ciudadanos con bajos ingresos, que reciben beneficios sociales. Una vieja idea que ya Margaret Thatcher puso en su día en práctica y de la que echan mano los conservadores de vez en cuando.

 Johnson anunció “una revisión exhaustiva” del mercado hipotecario, de manera que sea más fácil a los inquilinos de viviendas sociales con un depósito demasiado pequeño, el lograr la concesión de una hipoteca. “Necesitamos tener muchas más hipotecas al 95%”, afirmó. Conseguir una es “algo increíblemente difícil para mucha gente en este país. No tiene por qué ser así”.

 La mayor parte de los potenciales compradores forma parte del sector de la población con mayores dificultades en el día a día, para poder simplemente comprar comida o pagar el recibo de la luz. Las asociaciones de ayuda a la vivienda, conocedoras de los problemas sobre el terreno, han criticado el plan, ya que reduciría gravemente el ya escuálido número de alojamientos de bajo coste disponibles.

Economía estancada

El Gobierno, aseguró Johnson, trabaja para reducir el precio el transporte, la alimentación o el cuidado de los niños. “Nos enfrentamos a presiones mundiales sobre los precios causadas por los efectos persistentes del covid y el impacto de la agresión de Putin en Ucrania”, pero, añadió, “lo superaremos”. De nuevo prometió una bajada de impuestos, aunque su gobierno los ha aumentado, algo que irrita profundamente a buena parte de los diputados conservadores.

 La Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE) indicó está semana que el crecimiento de la economía británica se estancará el próximo año y será el más bajo entre los países desarrollados, dejando a un lado Rusia.  Con una inflación actualmente del 9% y el pronóstico de aumentar aún más, Johnson sostuvo que una subida de sueldos tratando de igualar la de los precios desencadenaría una crisis económica. "Cuando comienza esa espiral de salarios-precios, la única cura para frenar la subida de los precios son los tipos de interés más altos”, afirmó.

 Los trabajadores del ferrocarril preparan una huelga de varios días a finales de este mes, motivada en parte por las reivindicaciones salariales.