Imagen icónica

La foto de la "niña del napalm" cumple 50 años

La publicación de la fotografía dividió a los medios estadounidenses y marcó para siempre la vida de sus protagonistas

Nick Ut, el fotógrafo que retrató a la niña del napalm.

Nick Ut, el fotógrafo que retrató a la niña del napalm. / REUTERS

Ricardo Mir de Francia

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Ha sido bautizada como la fotografía “que nunca descansa” por su poder para mantenerse como un símbolo imperecedero de los horrores de la guerra. Fue tomada en Vietnam, pero podría haber salido de cualquiera de los conflictos que rutinariamente desangran al mundo. Cinco niños corren despavoridos por una carretera frente a una nube negra que arrastra los rescoldos de una lluvia de napalm que se pega al cuerpo hasta abrasar a sus víctimas como si fueran malas hierbas. Detrás de ellos caminan varios soldados y fotógrafos de guerra, aparentemente despreocupados y sordos ante la agonía de los niños. Un fotógrafo vietnamita de 20 años escucha los gritos de los chavales y percibe el terror grabado en sus rostros. “¡Nong qua! ¡Nong qua!” (demasiado caliente, demasiado caliente), grita la niña desnuda de la foto un instante antes de que el fotógrafo dispare.

Es cuestionable que aquella icónica imagen, tomada el 8 de junio de 1972 por Nick Ut, un fotógrafo vietnamita de 20 años que por entonces trabajaba para la agencia estadounidense Associated Press (AP), fuera publicada hoy como lo fue entonces. Los criterios editoriales han cambiado y hoy abundan los medios reacios a publicar imágenes demasiado explícitas sobre los estragos de la guerra, sus muertos y sus tomentos, un criterio justificado a menudo por el deseo de amortiguar el impacto emocional de esas imágenes sobre los lectores, pero también sobre los supervivientes y los familiares de las víctimas. Si bien no es un debate cerrado, el dilema sobre su publicación se vería estos días acentuado complicado por la desnudez de la niña y su minoría de edad. En 2016 Facebook llegó a retirar la fotografía de Nick Ut colgada en una cadena de comentarios, una decisión de la que se acabó retractando ante las críticas recibidas.

Por entonces tampoco hubo un criterio unánime. ‘The New York Times’ y otros grandes diarios publicaron la imagen en sus portadas del día siguiente, con la que Ut acabó ganando el premio Pulitzer, pero muchos otros la ignoraron invocando la desnudez de Phan Thi Kim Phuc, la niña de 9 años que corre con los brazos abiertos tras haberse arrancado las ropas ardientes de napalm mientras huía de Trang Bang, la aldea atacada aquel mediodía fatídico. “Solo tengo flashes de memoria de aquel día horrible”, contó esta semana Kim Phuc en una tribuna en el diario neoyorkino. “Estaba jugando con mis primos en el patio del templo. Un momento después, se produjo el sobrevuelo de un avión y un ruido ensordecedor. Luego explosiones y humo y un dolor insoportable. Tenía nueve años”. 

Publicada por la mitad de los grandes medios

Según un estudio de la Universidad Americana, solo 21 de los 40 mayores diarios estadounidenses de la época –todos ellos suscritos a AP—publicaron la imagen de “la niña del napalm”, bautizada formalmente como “el terror de la guerra”. En el subconsciente colectivo ha pasado a simbolizar los desmanes de la intervención estadounidense en Vietnam, donde sus tropas permanecieron durante una década hasta 1975. Pero no fueron sus cazas los que lanzaron aquellas bombas de napalm, sino los aviones de sus aliados survietnamitas.

La versión oficial de todo aquello sostiene que los comandantes norteamericanos recibieron informes atestiguando que la aldea de Trang Bang se había vaciado de civiles después de varias semanas de combates entre los militares de Vietnam del Norte y del Sur en la zona. Pero pensando que algunas unidades norvietnamitas podrían haberse escondido en la aldea, ordenaron su bombardeo. Un grupo de civiles, incluida la familia de Kim Phuc, permanecía escondido en el templo del Trang Bang cuando las bombas empezaron a caer y, al verlos huir, uno de los pilotos survietnamitas los confundió con combatientes enemigos y los alcanzó con el napalm.

La fotografía ayudó a reforzar la creciente oposición a la guerra entre la sociedad norteamericana, aunque posiblemente se exagera al pensar que la imagen cambió el curso de la contienda. En el momento de su publicación el grueso de las tropas estadounidenses ya había abandonado Vietnam y la opinión pública estaba mayoritariamente en contra de la contienda. Más del 60% de los estadounidenses consideraba que había sido un error intervenir en el Sudeste Asiático, según una encuesta de Gallup realizada unos meses antes. Y la guerra no acabaría hasta 1975, cuando las fuerzas comunistas del Norte tomaron el control de Saigón.

Aquel instante inmortalizado en Trang Bang se convirtió, en cualquier caso, en un alegato eterno contra la guerra, indisociable desde entonces de sus protagonistas. Antes de emigrar a Los Ángeles para ganarse la vida haciendo retratos de celebridades, Ut se había ganado la redención ayudando a la niña de la fotografía. Nada más tomar la imagen, la envolvió en una manta y se la llevó hasta un centro medico cercano para salvarle la vida.

Para Kim Phuc todo fue mucho más difícil. Marcada por el trauma y las quemaduras del napalm para siempre, creció odiando aquella fotografía. “Me sentía fea y avergonzada”, contó esta semana. Pero con el tiempo también ella consiguió hacer las paces. Emigró a Canadá y abrió una fundación dedicada a ayudar a niños víctimas de los conflictos bélicos. “Ahora me siento agradecida del poder de esa fotógrafía mía de cuando tenia nueve años y del viaje que emprendí como persona. Mi horror, el cual apenas recuerdo, se ha hecho universañ. Y estoy orgullosa de que, con el tiempo, se haya convertido en un símbolo de paz”.

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