Cumbre de la OTAN

La OTAN sale de Madrid con una inyección de tropas, aviones y barcos frente a Rusia

Ucrania no consigue una escalada en el apoyo que necesita para vencer a Rusia | Turquía amenaza con volver a bloquear la entrada de Finlandia y Suecia si no extraditan a 73 kurdos

Madrid, 30 de junio de 2022.- el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habla en la cumbre de la OTAN en Madrid.

Madrid, 30 de junio de 2022.- el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habla en la cumbre de la OTAN en Madrid. / VIOLETA SANTOS MOURA / REUTERS

Mario Saavedra

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Tras 72 horas de negociaciones a puerta cerrada, los aliados de la OTAN han aprobado el despliegue de más soldados y capacidades militares frente a Rusia; una Alianza que se prepara para recibir a dos nuevos socios, Suecia y Finlandia; y con un rumbo claro fijado para la próxima década de confrontación estratégica con China. 

El mundo ha dejado de ser como era, y la organización euroatlántica dice estar preparada para los nuevos retos. El aumento drástico de fuerzas listas para el combate es un mensaje disuasorio a Vladímir Putin, pero también una advertencia de unidad frente al gigante asiático. 

Ucrania, el país invadido que ha provocado el nuevo despliegue, no ha sacado mucho del encuentro: nuevas promesas de envío de material, pero del mismo tipo que ya se ha mandado. Ninguna escalada apreciable en el apoyo occidental en ese sentido: no hay tanques o aviones de combate, por ejemplo. La Alianza sigue manteniendo la táctica de apoyar pero sin entrar en la guerra. Se prepara para una guerra larga en suelo europeo, y no ve el final de la ofensiva rusa.

Despliegue militar disuasorio

Los líderes de la OTAN han acordado poner a 300.000 soldados en alerta máxima antes de mediados del año que viene. En la actualidad cuenta con 40.000 efectivos. Son tropas que permanecen en sus países de origen, pero listas para el combate en caso de ataque ruso. Se creará un sistema de tres capas de preparación: 100.000 tienen que estar listas para llegar a una zona de conflicto en diez días, ha explicado Jens Stoltenberg en rueda de prensa. 200.000 más, en 30 días. Se puede llegar hasta medio millón, desplegables en tres meses. En caso de conflicto, primero se emplearían las fuerzas tácticas ya en Europa. Después, las de la reserva operacional también en el viejo continente. Finalmente, se reclutaría en otros países de la OTAN, Estados Unidos y Canadá; son lo que se conoce como reservas estratégicas.

Pero también va a haber soldados de distintos países que abandonarán sus hogares para fijar su localización en los países más cercanos a Rusia. La OTAN va a enviar de forma casi inmediata cuatro batallones multinacionales (unos 1.000 soldados cada uno) a Hungría, Bulgaria, Eslovenia y Rumanía. Se elevará a nivel de brigada los ya presentes Estonia, Letonia, Lituania y Polonia. Va a aumentar de cuatro a seis el número de destructores de Estados Unidos en la base española de Rota, fácilmente desplegables a una zona de conflicto. Washington enviará también más aviones de combate F-35 a las bases de Reino Unido. 

Falta por conocer los detalles de estos nuevos envíos de tropas y la aportación de cada país. Entre ellos, previsiblemente, de España. 

Tímido aumento de ayuda a Ucrania

En los casi cinco meses que lleva en marcha la invasión rusa, Estados Unidos ha enviado a Ucrania alrededor de 6.000 millones en armamento. En la cumbre de Madrid, Washington ha anunciado un nuevo paquete de 770 millones: defensas antiaéreas, munición para los lanzamisiles y radares para detectar artillería rusa. Reino Unido, otros 1.100 millones de euros en armamento. Francia mandará otros seis sistemas de artillería Caesar. La OTAN como organización ha acordado un “paquete de asistencia completo” que incluya combustible, medicinas, equipo de desminado y sistemas contra drones. 

No es suficiente. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha dicho que necesita 5.000 millones de euros en material militar cada mes para sostener la guerra con Rusia.

Desbloqueo temporal del acceso de Finlandia y Suecia

La cumbre de Madrid empezó incluso antes de comenzar. El martes por la tarde, antes de la primera reunión del Consejo Atlántico, y tras largas horas de negociación trilateral, Turquía firmaba con Finlandia y Suecia un acuerdo. Tayyip Erdogan decidió levantar el bloqueo a la firma del protocolo de adhesión a la OTAN de los dos países nórdicos. Hubo euforia. 

Pero el propio presidente turco la ha rebajado ya con el encuentro de líderes internacionales. Ha advertido de que puede volver a bloquear el proceso de entrada, evitando la ratificación en su Parlamento del acuerdo, si Helsinki y Estocolmo no cumplen con las condiciones impuestas. Entre otras, la extradición de 73 kurdos de Suecia que Ankara considera terroristas. 

La cuestión es extremadamente delicada. Tras el intento de golpe de Estado de 2016, Turquía se ha deslizado hacia un sistema semiautoritario que encarcela a disidentes y viola los derechos humanos. Para Suecia, el coste es alto porque además Ankara le exige cambios en su legislación antiterrorista. Y esperará a obtener resultados antes de permitir el acceso definitivo. 

Riesgos estratégicos redefinidos

Quizá el cambio más rotundo que ha dejado la cumbre de Madrid es el del propio espíritu de la OTAN. Se adapta a los nuevos tiempos, según sus miembros; vuelve a tener tintes de Guerra Fría y de confrontación entre bloques, según China. 

Plasmado en el Concepto Estratégico, el cambio es radical. Si en el documento de Lisboa de 2010 Rusia aparecía como socio y China ni se mencionaba, en este de Madrid el régimen de Moscú es convertido en el nuevo viejo enemigo, y el de Pekín puesto en la diana de los países aliados. Es la República Popular un “desafío estratégico”, un “abusón” en palabras del secretario general Jens Stoltenberg, que amenaza a una pequeña isla democrática (Taiwán) y dificulta la libre circulación por los mares que comparte con Japón, Australia, Corea del Sur o Nueva Zelanda. Los cuatro países han estado presentes en la cumbre. Para el país nipón ha sido su primera vez. 

Han aparecido menciones a los riesgos procedentes del Norte de África, Oriente Próximo y Sahel, especialmente el terrorismo, pero también las amenazas híbridas (como el uso político de la inmigración o las fuentes de energía, según los ha definido España). Era uno de los objetivos diplomáticos del Gobierno español. 

La OTAN no ha especificado las capacidades que podría desplegar en caso de amenaza para la seguridad, más allá de compartir inteligencia sobre los grupos terroristas que operan en la zona o dar paquetes de ayuda a los países aliados de la zona. Se ha acordado uno para reforzar la seguridad en Mauritania. 

El año que viene, la cumbre de la OTAN será en Vilna, la capital de Lituania. A poco más de 200 kilómetros de la frontera con Rusia.