Viaje polémico

Bachelet defiende que su visita a China no era una "investigación"

La alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU no confirma el "genocidio" del que Estados Unidos acusa a Xi Jinping, aunque tampoco lo desmiente, como le atribuyen medios chinos

Michel Bachelet, el pasado 9 de diciembre, durante un acto en Ginebra.

Michel Bachelet, el pasado 9 de diciembre, durante un acto en Ginebra. / MARTIAL TREZZINI

AFP

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La alta comisionada de Derechos Humanos de la ONU Michelle Bachelet ha salido al paso de la polémica generada por su viaje a China y alega que no se ha desplazado hasta el país asiático con el fin de realizar ninguna investigación en relación a posibles abusos de los derechos humanos. Tampoco ha validado que no los hubiere, se ha limitado a afirmar que evaluar dicha cuestión no era el cometido de su viaje y ha instado a las autoridades a evitar medidas "arbitrarias e indiscriminadas" en Xinjiang, una región en la que Pekín está acusada de abusos generalizados.

El viaje de Bachelet, previsto desde hace tiempo, la ha llevado a la región del extremo occidental, donde Estados Unidos acusa a China de haber detenido a más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas, así como de esterilizaciones forzadas. Washington califica las acciones de China en Xinjiang de "genocidio" y "crímenes contra la humanidad", acusaciones que Pekín niega con vehemencia, pues afirma que sus medidas de seguridad son una respuesta necesaria al extremismo. Bachelet ha insistido este sábado en que su visita "no es una investigación".

La gira de la funcionaria de la ONU ha sido blanco de críticas por parte de grupos de derechos humanos y de uigures en el extranjero. Tras una reunión por videoconferencia que Bachelet mantuvo con el presidente Xi Jinping, los medios de prensa estatales sugirieron que apoyaba la visión china sobre los derechos humanos. Pero su oficina aclaró posteriormente que sus comentarios no contenían un respaldo directo al historial chino sobre derechos humanos.

Acceso sin supervisión

Bachelet consideró que su visita era una oportunidad para hablar con "franqueza" con las autoridades chinas, así como con grupos de la sociedad civil y académicos. "Esta visita no fue una investigación", dijo a los periodistas, insistiendo en que tuvo acceso "sin supervisión" a las fuentes con las que la ONU había previsto reunirse en Xinjiang: el jefe provincial del Partido Comunista y los jefes de seguridad.

China afirma que se vio obligado a llevar a cabo operaciones "antiterroristas" en Xinjiang, pero los grupos de derechos humanos denuncian detenciones de comunidades enteras, principalmente uigures, muchas de las cuales no pudieron comunicarse con sus familias en el exterior durante varios años. "Somos conscientes del número de personas que buscan noticias sobre el destino de sus seres queridos. Este y otros temas fueron planteados a las autoridades", afirmó Bachelet, declinando añadir detalles dada la sensibilidad del tema.

Se trata del primer viaje a China de la máxima autoridad de la ONU en materia de derechos humanos en 17 años, y se produce después de arduas negociaciones sobre las condiciones de su visita. Bachelet instó a China a evitar "medidas arbitrarias indiscriminadas" en su represión en Xinjiang, pero también dijo reconocer el daño causado por "actos violentos de extremismo". La Alta Comisionada visitó las ciudades de Xinjiang, Urumqi y Kashgar, pero no se publicaron fotos ni más detalles.

Bachelet detalló haber visitado una prisión en Kashgar, donde vio a los presos y un tribunal de apelación interno, describiendo su acceso como "bastante abierto, bastante transparente". El Gobierno de Xinjiang le había asegurado que una red de "centros de formación profesional" -que según los grupos de derechos son campos de reeducación forzada- "fue desmantelada", dijo, y añadió que había visitado un antiguo centro de reeducación.