Tiroteo en una escuela

Trump redobla su desafío al control de armas para hacer campaña en la convención de la Asociación Nacional del Rife

REPORTAJE MULTIMEDIA | Retrato de los jóvenes que cometían masacres

trump y la asociacion nacional del rifle

trump y la asociacion nacional del rifle / periodico

Idoya Noain

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Las armas de fuego en Estados Unidos matan y dejan masacres como la acaecida el martes en la escuela de primaria de Uvalde, Texas. También dan votos. Y dinero. Mantenerlas lo menos reguladas posible es clave no solo para la industria y su principal lobi, la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés), sino también para el Partido Republicano y para el hombre que de momento marca el camino de la formación, el expresidente Donald Trump, y acaricia un retorno a la Casa Blanca. Y este viernes, solo tres días después de la matanza de 19 niños y dos profesoras, Trump, otros líderes republicanos y la NRA redoblaron su desafío en un país aún conmocionado.

El diagnóstico y el tratamiento que ponen sobre la mesa son de sobra conocidos: la raíz del problema, para ellos, no está en las armas sino en una miríada de causas que volvieron a enumerarse en los discursos ofrecidos en la primera sesión de la convención de la NRA este fin de semana en Houston, que se ha recibido con protestas en las calles. Hablan de salud mental, desestructuración de las familias, videojuegos violentos, 'bullying', abuso de opioides y hasta del declive en la asistencia a las iglesias... También, de la seguridad de las escuelas.

Si fuera por Trump, o por el senador Ted Cruz, todo se solucionaría creando un solo punto de entrada a los colegios, rodeándolos de fuertes vallas, poniendo detectores de metales y puertas reforzadas en las aulas y asegurando que cada escuela tiene un agente de seguridad o policía armado a todas horas, así como profesores también armados y entrenados en el uso de esas armas. Poco importa en ese discurso que varios de esos aspectos ya estuvieran en el plan de seguridad del distrito escolar de Uvalde, donde todo falló, incluyendo una desastrosa actuación policial reconocida por las autoridades.

Debate político

Para Trump lo importante de comparecer en el cónclave de la NRA, un grupo que saca músculo tras varios escándalos y crisis que han pasado por un intento de acogerse a las protecciones de las leyes de bancarrota, una demanda colectiva y una investigación de fraude por parte de la fiscalía general de Nueva York, era recordar que piensa que "la existencia del mal en nuestro mundo no es razón para desarmar a ciudadanos que cumplen la ley, es una de las mejores razones para armarlos".

También, para acusar sin un ápice de ironía a los demócratas de estar politizando la tragedia. "Cada vez que una persona trastornada o demente comete un crimen atroz siempre hay un esfuerzo grotesco de algunos en nuestra sociedad para avanzar su propia agenda política extrema", denunció el antiguo mandatario, que alertó de una supuesta trama demócrata para "confiscar todas las armas" y acabar con el derecho a tenerlas recogido en la segunda enmienda.

Era su discurso de una hora, en una sala donde paradójicamente se prohibió a los asistentes acudir armados, el que estaba lleno de elementos de campaña. Porque no ha anunciado su candidatura, pero Trump (que como de costumbre lanzó en Houston la gran mentira de un inexistente fraude en las elecciones que perdió) habló de volver a la Casa Blanca y aplicar una vez allí una política de "ley y orden" sin precedentes. También, según sugirió, al margen de la ley.

Giro interesado

Hubo un tiempo, y no hace tanto, en que Trump creía en reforzar los controles de armas. En el año 2000, cuando su mundo aún eran Nueva York, el sector inmobiliario y la promoción global de su apellido en letras doradas, en uno de sus libros (La América que merecemos) propuso limitar el acceso a las letales armas de asalto. Incluso cuando llegó a la Casa Blanca, tras el tiroteo en 2018 en un instituto de Parkland (Florida) y otros dos seguidos al año siguiente en El Paso (Texas) y Ohio, barajó públicamente esa y otras ideas de regulación, incluyendo reforzar los controles de antecedentes y elevar de 18 a 21 años la edad legal para adquirir un arma de fuego.

Las ideas le duraron lo que tardaron la Asociación Nacional del Rifle y sus asesores en sentarse a solas con él. "¿Qué vamos a hacer sobre los rifles de asalto?", le preguntó tras uno de esos tiroteos a Mick Mulvaney, según revelaba hace unos días The New York Times. "Ni una miserable cosa", le respondió el que entonces actuaba como su jefe de gabinete. Cuando Trump le planteó "por qué", la contestación de Mulvaney fue: "porque perderías". Y Trump perdió, pero por otros motivos. Su alianza con la NRA, la industria del armamento y los fieles de la iglesia de la segunda enmienda se hizo inquebrantable.