Mayoría absoluta

Los socialistas portugueses se alejan del diálogo parlamentario tras la aprobación de los Presupuestos

El partido del Gobierno ha sacado adelante las cuentas con los únicos votos a favor de su bancada, que logró la mayoría absoluta en enero

El Ejecutivo tan solo ha arañado la abstención de cinco diputados, entre ellos los animalistas y la izquierda europeísta

António Costa.

António Costa. / EFE

Lucas Font

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A la segunda va la vencida. El Partido Socialista (PS) del primer ministro portugués, António Costa, ha aprobado este viernes los Presupuestos de 2022 gracias a la mayoría absoluta lograda en las elecciones legislativas del pasado enero. Una aprobación que ya estaba garantizada, pero que ha dejado en evidencia el alejamiento de los socialistas del diálogo parlamentario tras más de seis años obligados a negociar con sus antiguos socios de izquierdas, el Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista Portugués (PCP). 

La mano tendida de Costa durante la noche electoral, cuando aseguró que una mayoría absoluta “no es un poder absoluto”, ha quedado desdibujada en el debate presupuestario. De las cerca de 1.500 alteraciones propuestas por los partidos, poco más de 60 han sido aceptadas finalmente por los socialistas, la mayoría de ellas del partido animalista Personas, Animales, Naturaleza (PAN), cuya única diputada se ha abstenido en la votación de este viernes. También se han abstenido el representante de la izquierda europeísta Livre y los tres representantes del conservador Partido Social Demócrata (PSD) en Madeira.

“Rodillo” socialista

El resto de partidos han votado en contra y con fuertes críticas a la falta de diálogo del Gobierno socialista, al que han acusado de presentar prácticamente el mismo Presupuesto que el pasado octubre, a pesar del cambio significativo en la coyuntura económica debido a la subida de la inflación. La oposición teme que a partir de ahora los socialistas impongan un "rodillo del poder absoluto" y se alejen todavía más de la voluntad de entendimiento mostrada tras las elecciones.

Los partidos de izquierdas también han hecho fuertes críticas al Gobierno. De las más de 500 propuestas de alteración presentadas por el BE y el PCP, los socialistas tan sólo han aceptado tres. Nada que ver con las intensas negociaciones para sacar adelante las cuentas desde 2015, que se acabaron rompiendo a finales del año pasado y que llevaron a la convocatoria anticipada de elecciones. “Este es el Presupuesto de ‘al final no’, al final no hay diálogo en la mayoría absoluta”, ha asegurado la líder del Bloco, Catarina Martins.

Cuentas equilibradas

Más allá de las críticas, los diputados socialistas han defendido un Presupuesto que apuesta por un equilibrio entre las políticas sociales y la reducción de deuda pública y el control del déficit. El ministro de Finanzas, Fernando Medina, ha recordado que las cuentas beneficiarán a más de dos millones de pensionistas, gracias al aumento extraordinario de las pensiones más bajas, así como a más de un millón de familias que pagarán menos en la declaración de la renta. Medina ha recordado que el Gobierno ha destinado 1.800 millones de euros en medidas para combatir la inflación.

Los socialistas han insistido en que las cuentas serán positivas para la economía del país, han negado la falta de entendimiento con la oposición -a excepción del partido de extrema derecha Chega- y han destacado la legitimidad democrática para sacar adelante los Presupuestos tras obtener el apoyo mayoritario de los portugueses en las urnas. "Tenemos una legitimidad que vamos a aprovechar, porque en caso contrario corremos el riesgo de dejar gobernar a los que los portugueses quisieron poner en la oposición", ha dicho el portavoz parlamentario socialista, Eurico Brilhante Dias.

Contrapoder presidencial

Ante la mayoría absoluta socialista, los partidos de la oposición confían en que el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, ejerza como contrapoder. La capacidad de vetar leyes y de enviarlas al Tribunal Constitucional puede ser una herramienta para frenar algunas de las iniciativas socialistas, algo que Rebelo de Sousa ya hizo en la anterior legislatura con algunos proyectos, como la legalización de la eutanasia, que todavía no ha entrado en vigor. La derecha confía en que el presidente sea más exigente con el Gobierno hasta el final de su mandato, en 2026, año en el que también se celebrarán elecciones legislativas.