Foro Económico Mundial de Davos
Von der Leyen acusa a Rusia de utilizar el grano como arma de guerra para ganar influencia
La presidenta de la Comisión Europea asegura que el Kremlin está confiscando cereales ucranianos y fomentando el alza de los precios
Ricardo Mir de Francia
Periodista
Especialista en política internacional y reportero. Fue corresponsal en Washington durante una década, donde cubrió las presidencias de Obama, Trump y los inicios de Biden. Antes estuvo otros seis años en Oriente Medio. Licenciado en Periodismo por la Pompeu Fabra y con estudios de posgrado en Derecho Internacional, se ocupa actualmente de la guerra en Ucrania. Interesado también en temas de investigación, geopolítica de la energía, cambio climático y economía.
De las muchas consecuencias adversas de la invasión rusa de Ucrania, pocas tienen tanto potencial para hacer estragos en el resto del mundo como el impacto que la guerra está teniendo en el mercado de los cereales, el alimento básico en numerosas economías en desarrollo. Rusia no solo ha noqueado a uno de sus principales competidores, incapaz de exportar su producción por el bloqueo impuesto por el Kremlin en el mar Negro, sino que estaría aprovechando la situación para ganar influencia en los países más afectados por la crisis alimentaria, según ha denunciado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. "Rusia está acaparando sus propias exportaciones de alimentos a modo de chantaje, aguantando los envíos para incrementar los precios globales o intercambiando trigo a cambio de apoyo político", dijo el lunes Von der Leyen en el Foro Económico de Davos 2022.
En su discurso ante las élites económicas globales, la presidenta de la CE acusó a Moscú de haber convertido la seguridad alimentaria en un "arma de guerra", como antes hizo con la energía. Una estrategia con dos vectores, según sugirió. El primero de ellos, centrado en destruir a uno de sus principales competidores en la exportación agrícola, un sector que genera cerca del 12% del PIB ucraniano. "La artillería rusa está bombardeando almacenes de grano en toda Ucrania. Y lo hace deliberadamente, al mismo tiempo que los buques de guerra rusos bloquean barcos ucranianos llenos de trigo y semillas de girasol", afirmó la dirigente alemana.
Recuerdos de un pasado traumático
Como ha denunciado Kiev, Von der Leyen subrayó que, en las zonas ocupadas por los militares del Kremlin, sus tropas "están confiscando grano almacenado y maquinaria", prácticas que equiparó con la traumática colectivización que padeció el campo ucraniano en tiempos de Stalin. "A algunos les está trayendo recuerdos de un pasado oscuro, la época de la confiscación soviética de las cosechas y la devastadora hambruna de los años 30", añadió durante su discurso.
El tapón en el mar Negro ha hecho que cerca de 20 toneladas de trigo estén actualmente bloqueadas en los puertos ucranianos. Como alternativa, Kiev está exportando el grano por carretera a través de sus fronteras con Rumania o Polonia, pero solo está saliendo cerca de la cuarta parte del cereal que solía exportar, según Bloomberg.
Migración y crisis alimentaria
El segundo vector de la estrategia rusa consistiría en fomentar el alza de los precios para sacar una mayor tajada en los mercados, una jugada que le está saliendo bien a pesar de las masivas sanciones internacionales. Y es que Rusia sigue vendiendo hidrocarburos y cereales a espuertas, dos sectores que Occidente no se ha atrevido a sancionar en bloque. El precio del trigo ha aumentado un 50% en lo que va de año, ayudado por la sequía que ha afectado a la producción estadounidense y europea. Y con Ucrania parcialmente fuera del mercado, Rusia ha incrementado sustancialmente sus exportaciones a 23 países, según la consultora AgFlow, incluidos países como Israel, que solían depender del grano ucraniano.
Las consecuencias para el equilibrio alimentario mundial son funestas. De acuerdo con el director del programa Mundial de Alimentos de la ONU, David Beasley, 49 millones de personas "están llamando a las puertas del hambre" en 43 países, un factor que podría relanzar los flujos migratorios. Y es que, según explicó en Davos, un repunte en el 1% del hambre se traduce en un 2% de aumento de la migración. "Si no nos anticipamos, todo esto resultará en desestabilización y migración masiva", afirmó Beasley refiriéndose a los 43 países más afectados por la crisis alimentaria.
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