Estudio de Amnistía Internacional

Pena de muerte: las condenas y ejecuciones aumentan en todo el mundo

La oenegé denuncia que en 2021 se mató a 579 personas en 18 países, un aumento del 20% que responde en parte a la regresión vivida en Irán y Arabia Saudí

Texas ejecuta al preso más anciano de su corredor de la muerte.

Texas ejecuta al preso más anciano de su corredor de la muerte. / EFE

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Las condenas y ejecuciones por pena de muerte fueron a más en 2021. El año pasado, se llevaron a cabo al menos 579 ejecuciones en 18 países, lo que supone un aumento del 20% respecto al 2020. Así lo denuncia el informe anual de Amnistía Internacional, publicado este martes.

El estudio apunta a que esa regresión en los derechos humanos responde al incremento de las ejecuciones perpetradas en Irán y en Arabia Saudí. El régimen de los ayatolás ejecutó al menos a 314 personas, su mayor registro desde 2017. Ese aumentó se relaciona con las ejecuciones relacionadas con las drogas, lo que supone una violación al derecho internacional, que prohíbe la pena capital en casos que no sean de homicidio.

En el caso de la monarquía saudí, el número de ejecuciones se dobló en comparación con el año anterior. Riad llegó a ejecutar hasta a 81 personas en un solo día. En los primeros cinco puestos de esta lista negra de países que más aplican la pena de muerte también destacan Egipto y Siria.

Se estima que China es la potencia que más abusa en la aplicación de la pena capital. Amnistía calcula que el régimen de Xi Jinping habría ejecutado a miles de personas. Sin embargo, la opacidad de Pekín hace que sea imposible conocer esas cifras. Corea del Norte y Vietnam son otros dos países que no figuran en el estudio por su secretismo con esos datos.

Repunte tras la pandemia

El informe de la oenegé señala que el repunte global de las ejecuciones se entiende porque durante el 2020 la pandemia del covid obligó a paralizar muchos juicios, que se retomaron el año pasado. “En lugar de aprovechar las oportunidades surgidas a raíz de las interrupciones de 2020, un reducido número de Estados demostró un entusiasmo preocupante al optar por la pena de muerte en lugar de por soluciones efectivas frente a la delincuencia, mostrando un cruel desprecio por el derecho a la vida a pesar de las urgentes y continuas crisis mundiales de derechos humanos”, ha denunciado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

Con el levantamiento de las restricciones, los jueces dictaron al menos 2.052 sentencias a muerte en 56 países, un aumento de casi el 40%. Ese repunte fue particularmente notorio en Bangladesh, India y Pakistán.

Aún así, la oenegé apunta que el número total de ejecuciones registradas en 2021 supone la segunda cifra más baja desde el año 2010. Aunque la pena de muerte sigue siendo legal en gran parte del territorio, Estados Unidos registró el año pasado la cifra más baja de ejecuciones desde 1988. Eso se debe, en parte, a que el gobierno de Joe Biden estableció en junio una moratoria temporal de todas las ejecuciones federales.