Australia

Carola García de Vinuesa: "La evidencia es tan aplastante que no dudo de que Kathleen Folbigg saldrá de la cárcel”

Australia revisará la condena por el asesinato de sus cuatro hijos gracias a la labor de la inmunóloga española

Carola García de Vinuesa, en el Instituto Francis Crick de Londres.

Carola García de Vinuesa, en el Instituto Francis Crick de Londres. / MICHAEL BOWLES

Armando Huerta

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La investigación genética iniciada en 2018 por la científica española, que demuestra que no hubo crímenes sino muertes naturales, ha hecho posible que la justicia australiana reabra por segunda vez el caso de Kathleen Folbigg, condenada en 2003 a treinta años de prisión por el asesinato de sus cuatro hijos.

El fiscal general de Nueva Gales del Sur, Mark Speakman, ha comunicado que si el exjuez Thomas Bathurst, a cargo de esta nueva investigación independiente, considera que hay una “duda razonable” de que los niños no murieron a manos de su madre, derivará el caso al Tribunal Penal de Apelaciones.

Tras reiterados intentos de reabrir el caso, los abogados de Kathleen Folbigg se apoyan ahora en la investigación de un equipo de científicos liderados por la inmunóloga española Carola García de Vinuesa, que demostraría la inocencia de una mujer que, demonizada por la opinión pública, lleva casi 20 años entre rejas.

En una entrevista publicada por EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, diario que pertenece al mismo grupo, Prensa Ibérica, que este medio, el pasado 30 de abril, García de Vinuesa aseguraba haber encontrado, junto a un grupo de expertos de cuatro países, “una mutación tanto en Kathleen como en dos de sus hijas que explica la muerte natural de las niñas”. La científica explicaba que ocurre en una proteína llamada calmodulina que causa arritmias cardiacas severas “comparables a otras mutaciones en calmodulina y que han causado muerte súbita inesperada en niños”.

Gracias a este estudio, apoyado por expertos de todo el mundo, incluidos dos premios Nobel, se ha considerado que, en términos genéticos, existe más de un 99% de probabilidad de ser la causa de la muerte súbita de las niñas. Esta prueba científica demostraría que los hijos de Kathleen Folbigg, de entre 19 días y 18 meses de vida, “no fueron asesinados sino que murieron por una arritmia cardiaca”.

La evidencia es tan aplastante que no tengo ninguna duda de que Kathleen va a salir de la cárcel”, ha declarado esta tarde a este periódico García de Vinuesa. “No es un perdón, pero sí el reconocimiento por parte del fiscal general de que hay una evidencia científica que tienen que tener en consideración de forma pública. Es importante que ahora, en la revisión del caso, elijan a los mejores expertos del mundo”, señala la inmunóloga.

La reapertura del caso llega después de que, en marzo de 2021, unos noventa científicos, entre ellos expertos en trastornos genéticos, firmaran un documento en el que solicitaban a la gobernadora general de Nueva Gales del Sur, Margaret Beazley, el perdón y la inmediata liberación de esta mujer de 54 años por considerar que existen sólidas evidencias que demuestran su inocencia.

En 2018 ya hubo una primera revisión judicial que no prosperó, pero el contexto es ahora otro. Carola García de Vinuesa, que tanto empeño en hacer justicia, espera que, con pruebas científicas tan contundentes, Kathleen pueda salir pronto de prisión. “Es trágico que haya una mujer en la cárcel que es inocente y sin pruebas”, insiste.

Una inmunóloga de prestigio

Nacida en Cádiz hace 52 años, Carola García de Vinuesa es hoy un claro exponente del talento español en el extranjero. Pasó parte de su infancia en Estados Unidos y Bélgica. De vuelta a España, estudió medicina en la Universidad Autónoma de Madrid. Era una joven muy idealista admiraba el trabajo que algunos de sus amigos realizaban para oenegés como Médicos Sin Fronteras. “Las historias que contaban de su labor en África me atraían”, confiesa.

La justicia social y la solidaridad han sido siempre una constante inquietud en su vida. Durante la carrera se marchó a Calcuta, en India, y estuvo trabajando con la Madre Teresa en los barrios más desfavorecidos y, más tarde, de la mano de un médico que tenía una clínica a orillas del Ganges, limpiaba las heridas a pacientes con lepra. “Fue una experiencia fuerte por la tragedia humana que vi en estos pacientes”, reconoce. Otro año, más tarde, y todavía estudiando, participó en un programa de educación de trabajadores de salud en pueblos de Ghana, en África, que fue también “una experiencia enriquecedora” en la que conoció a “personas excepcionales”.

En África había entonces mucha muerte infantil por meningitis y malaria, infecciones para las que no había vacuna. Sensibilizada por esta necesidad, se marchó luego a la Universidad de Birmingham donde profundizó en la investigación de la inmunidad a la meningitis y se doctoró. 

Después, en 2001, una beca la llevó a la Escuela de Investigación Médica John Curtin de la Universidad Nacional de Australia, cuyo departamento de Inmunología dirigió durante ocho años. En ese país, donde echó raíces y dio cauce a su pasión por la investigación, se la considera una eminencia. 

En 2005 descubrió un gen nuevo en ratones que conducía a una enfermedad autoinmune. Para bautizarlos se inspiró en sus raíces andaluzas: “Al ratón que me ayudó a descubrirlo lo llame San Roque y al gen, Roquin”, asegura sonriente. Cofundadora y directora del Centro de Inmunología Personalizada de Australia, Vinuesa (como se la conoce en el mundo científico) fue una de las primeras personas en ese país en utilizar la secuenciación genómica para vincular enfermedades a variaciones genéticas.

En Australia es una autoridad. En 2015 entró en la Academia de Ciencias australiana y en 2020, en la de Salud y Medicina. Es también ganadora del Premio al Científico del Año del Ministro de Ciencia en Australia.

Este año, tras más de 20 años en Australia, ha regresado a Inglaterra donde actualmente trabaja para el Instituto Francis Crick, en Londres.