Tensión bélica en el este
Ucrania se rinde en Mariúpol tras un asedio de 82 días
75 días de guerra
Kiev ha pactado con Moscú la evacuación de los combatientes que resistían en la acería de Azovstal
Marc Marginedas
Periodista
Premio 'Cirilo Rodríguez' al mejor corresponsal en el extranjero (2013), Premi Nacional de Comunicació (2013) y Premio Luka Brajnovic de Periodismo (2019). Autor de 'Periodismo en el campo de batalla: 15 años tras el rastro de la yihad'. Protagonista del documental 'Regreso a Raqqa' (2022)
Efe
Después de casi tres meses de asedio, la resistencia de las fuerzas ucranianas en la localidad portuaria de Mariúpol ha llegado a su fin. Más de dos centenares de combatientes, algunos de ellos malheridos, pertenecientes al batallón de Azov y atrincherados en el gigantesco complejo siderúrgico Azovstal, han depuesto finalmente las armas. Sin apenas provisiones, medicinas o agua, el Gobierno de Kiev ha autorizado a los defensores de la planta a entregarse a las tropas rusas, al tiempo que ha rendido un homenaje al papel que han jugado durante la contienda, calificándolo de decisivo.
En opinión de Mijaíl Podolyak, asesor del presidente Volodímir Zelenski, los guerreros de Mariúpol han conseguido modificar dramáticamente la evolución de la contienda bélica. “Debido a que Mariúpol resistió a la Federación Rusa durante 82 días, la operación para conquistar el este y el sur de Ucrania ha tenido que retenerse; ha cambiado el curso de la Guerra”, ha subrayado. La Junta del Estado Mayor del Ejército ha valorado, en un post difundido en Facebook, que el contingente ha impedido que Rusia transfiriera hasta un total de 20.000 hombres a otros frentes, lo que le habría permitido realizar mayores conquistas territoriales en los compases iniciales de la invasión. Por su parte, el jefe del Estado ha calificado a los combatientes de “héroes”.
En los compases finales del asedio, ha sido el batallón de Azov, presentado por Rusia y por algunos comentaristas en Occidente como una fuerza paramilitar y filonazi, la unidad que ha llevado el peso de los combates. De acuerdo con el Gobierno ucraniano, el batallón ha sido integrado en la Guardia Nacional ucraniana y las sucesivas reformas emprendidas han difuminado su componente nacionalista y no juega ningún papel en la política ucraniana actual.
Pende una importante incógnita sobre el destino que puedan correr los integrantes del célebre batallón ucraniano. El Ministerio de Defensa ruso ha informado que una cincuentena de ellos están heridos y van a ser tratados en un hospital de Donetsk, la capital de una de las autoproclamadas repúblicas populares regentadas por milicias prorrusas. Por su parte, el Ministerio de Defensa ucraniano ha informado que hará las gestiones pertinentes para intentar intercambiarlos por prisioneros de guerra rusos.
Pero todo está en el aire, sobre todo después de que el Tribunal Supremo de Rusia anunciara que se plantea declarar al batallón de Azov "organización terrorista" después de haber recibido una demanda en este sentido presentada por la Fiscalía General, o las declaraciones de un diputado ruso, que se ha declarado favorable a sentenciarles a muerte. En Moscú, el portavoz presidencial, Dmitri Peskov, ha evitado aclarar el trato que dispensaría su país a los detenidos, si serían considerados criminales de guerra o prisioneros de guerra, pero ha subrayado que todo se haría “de acuerdo con las leyes internacionales”.
Corredor terrestre
Con la toma de Mariúpol, el Kremlin consigue materializar, aunque con importantes pérdidas, uno de los principales objetivos que se planteó en el inicio del conflicto: el establecimiento de un corredor terrestre entre la península de Crimea y los territorios bajo control de las milicias prorrusas. Mucho se ha especulado acerca de los próximos objetivos del Kremlin en el país vecino, incluyendo la posibilidad de controlar toda la costa sur ucraniana, incluyendo el puerto de Odesa, considerada por el nacionalismo imperial ruso como la primera ciudad del país. Además, si ello acabara materializándose, dañaría gravemente la viabilidad del Estado ucraniano, ya que le convertiría en un país sin acceso marítimo por el que canalizar sus exportaciones.
En las últimas semanas, los bombardeos contra la ciudad se han hecho más frecuentes, y el presidente Zelenski ha realizado reiterados llamamientos a la comunidad internacional para que ponga fin al bloqueo naval ruso en el mar Negro y permita la exportación de granos, una de las principales riquezas del país, con el fin de paliar la grave crisis alimentaria mundial generada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, dos importantes potencias agrícolas.
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