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Marjorie Dannenfelser: la activista ultra que ha ganado la batalla del aborto en el Senado

Líder del movimiento provida de EEUU, ayudó a Trump a cambio de que este designara jueces afines al Supremo que ahora han derogado el derecho constitucional

Multimedia: Viaje a la zona cero de la batalla del aborto en EEUU

Marjorie Dannenfelser

Marjorie Dannenfelser

Núria Marrón

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La decisión del Tribunal Supremo de EEUU de derogar finalmente el derecho constitucional al aborto tiene una mujer detrás que puede apuntarse una gran parte del tanto. Se llama Marjorie Dannenfelser, es la figura más relevante del lobi provida norteamericano y lleva tres décadas incendiando el país con esa retórica infecciosa y oscura que habla de los cigotos como si fueran seres humanos y usa términos como 'exterminio' o 'genocidio' de niños para referirse a los derechos reproductivos de las mujeres.

Pero más allá de su discurso truculento, si la presidenta del grupo Susan B. Anthony List se ha adjudicado esta victoria es porque en 2016 hizo un pacto con Donald Trump que ahora empieza a dar sus frutos. Cuando parecía que su carrera presidencial embarrancaba tras su tercera acusación de agresión sexual, el equipo del entonces candidato pidió a Dannenfelser que sumara su voz y su amplia infraestructura electoral a la maquinaria republicana. Ella contestó que de acuerdo, pero "a cambio de nominar jueces provida para el Supremo". Trump cumplió su parte del pacto con tres designaciones –recordemos que una de ellas, Brett Kavanaugh, arrastra cinco acusaciones de abuso sexual– que ahora han devuelto el favor a la que fue una de las grandes 'facilitadoras' del trumpismo.

Porno y epifanía

De 57 años y madre de siete hijos, Dannenfelser suele contar que vivió su epifanía política cuando, trabajando de becaria en Washington, convivía con otros jóvenes en un piso al que llamaban "la casa de la derecha". Uno de sus compañeros descubrió una cinta porno y la destruyó. Cuando se le reclamó el importe y se inflamó la discusión, ella sintió que "algo se agitaba" en su interior y se buscó otro lugar para vivir. Puede pensarse que aquella exhibición pública de santurronería es un curioso despertar moral, pero ella explica así su inicio en el conservadurismo social.

Lleva tres décadas incendiando el país con esa retórica infecciosa que usa términos como 'genocidio' de niños para referirse a los derechos reproductivos 

Pronto se convirtió al catolicismo y se casó. Tras enrolarse a principios de los años 90 en la Susan B. Anthony List, se apeó del movimiento durante unos años y volvió a él una década más tarde. Desde entonces se ha empleado a fondo (con un presupuesto que ha pasado de 5 a 78 millones de dólares en 15 años) en convertir el derecho al aborto –allanado por Richard Nixon en su momento– en combustible de la guerra cultural de la derecha y en uno de los temas más polarizados del país, con millones de estadounidenses manteniendo que sus conciudadanos toleran y participan en un exterminio masivo de niños, un discurso que en España calcan y amplifican un puñado de políticos del PP, la plana mayor de Vox y asociaciones como Hazte Oír o Familia y Dignidad Humana.

Desde la presidencia de Trump, la más antiabortista de la historia, este filón se ha exprimido hasta la náusea. En 2021 hubo más restricciones que en cualquier año anterior. Y ahora ha hecho jaque mate al derecho constitucional. "Dannenfelser sabía que el momento iba a llegar –escribía Kerry Howley en 'The Cut'– pero ni siquiera ella pensó que lo haría tan rápido".

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