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Shalev Hulio, el soldado que ha inventado Pegasus y el espionaje del siglo XXI

Empezó en un kibbutz, y se asoció con un amigo de instituto y un exagente del Mossad para crear una herramienta que ha servido para espiar a Pedro Sánchez y al independentismo catalán

Shalev Hulio

Shalev Hulio

Andrea López-Tomàs

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Shalev Hulio es un soldado, como cualquier otro ciudadano israelí. Y, aunque su empresa, el grupo NSO, se ha convertido en la mayor arma de ciberespionaje mundial, él nunca fue espía. Hulio fue comandante del mando de Defensa Civil del Ejército israelí. Marido y padre de dos hijos, de 40 años, dirigía la unidad responsable de preparar a la población cuando se produce un conflicto o un desastre. Ahora Pegasus, el software que él mismo creó, está presente en todos los escándalos políticos de los últimos dos años.

La S de NSO es la inicial de su nombre, mientras que la N y la O son las de los cofundadores del invento, Niv Carmi y Omri Lavie. Shalev Hulio y Omri Lavie crecieron juntos, pegados a los ordenadores. Se conocieron en el instituto durante un viaje de estudios a Europa, según explica el 'Washington Post'. Su pasión por la tecnología les hizo inseparables hasta el día de hoy, cuando seguro que recuerdan con ternura aquellas tardes enganchados a los videojuegos.

Soldado, no espía

Originario de Haifa, una ciudad portuaria mixta al norte de Israel, Hulio es hijo de judíos. La familia de su madre sobrevivió al Holocausto en Rumanía. La de su padre vino hace siglos de España, donde la expulsión de los judíos les llevó a errar durante generaciones por Turquía, Siria y el Líbano. Todo israelí está obligado a prestar el servicio militar obligatorio. Pero ni Hulio ni Lavie formaron parte de la unidad Unit 8200, la famosa escuela de ciberespías.

Son la excepción entre los emprendedores israelís que sí integraron este prestigioso comando y luego fundaron empresas de inteligencia digital. Puede que esa sea la clave de su éxito. Una vez terminados los tres años de servicio en el Ejército, Hulio estudió Derecho y Lavie creó el software MediAnd. La crisis financiera de 2008 provocó la quiebra de la empresa y se vio abocado a vender móviles en un centro comercial, pero al final los dos amigos volvieron a encontrarse. 

Su empresa, situada cerca de Tel Aviv, está valorada en 1.500 millones de dólares y emplea a 750 trabajadores

Nación de 'start-up'

De nuevo, su pasión por la tecnología motivó a esta pareja a innovar en el floreciente sector tecnológico. Al fin y al cabo, son ciudadanos de la nación de las start ups. Tras varias aventuras empresariales más discretas, en 2010 nació el grupo NSO en Herzliya, localidad vecina de Tel Aviv con 93.000 habitantes. También es hogar de una de las más prestigiosas universidades en materia de contraterrorismo.

Shalev y Omri tuvieron la idea de desarrollar una herramienta que pudiera acceder a teléfonos sin la autorización del usuario para venderla a las agencias de seguridad e inteligencia. Pero faltaba la red de Niv, antiguo miembro de la inteligencia militar israelí y el Mossad. Parieron Pegasus en 2011, el software espía que los catapultó a la fama y a la riqueza. Poco después, Niv Carmi abandonó la empresa. Su primer gran contrato fue en 2012, cuando el Gobierno de México desembolsó 20 millones de dólares con la vista puesta en la lucha contra el narcotráfico. Con la ayuda de Pegasus, atraparon al Chapo Guzmán.

"Si alguien encuentra una mejor manera de atrapar criminales, cerraré Pegasus por completo", ha prometido

Discreto y carismático

El objetivo de su invento era «monitorizar y capturar a terroristas, traficantes de droga, pedófilos y otros criminales con acceso a tecnología avanzada». Los primeros contratos sí parecían perseguir este fin original, pero a medida que el grupo NSO crecía, la pureza de sus intenciones parecía esfumarse. Ahora, la empresa está valorada en unos 1.500 millones de dólares, una décima parte de las cuales es propiedad de Hulio. Pero, según sus amigos, la riqueza no ha cambiado a este empollón con cara de bueno.

«Optimista implacable» y «carismático sin pretensiones», como le definen aquellos que le conocen en el 'Post', sobrevive a las polémicas a base de sushi y Coca Cola Light. Le gusta recordar los orígenes de su empresa en el gallinero de un kibbutz en el centro de Israel. Ahora, el grupo NSO emplea a unas 750 personas. Muchas son veteranos de las unidades de inteligencia militar de élite de Israel, que gozan de sueldos estratosféricos. De momento, parece que los escándalos de ciberespionaje no les han afectado en exceso.

El asesinato de Khashoggi

Hulio sigue convencido de que su creación solo sirve para pillar a los malos. Pero el asesinato de dos periodistas, el mexicano Cecilio Pineda y el saudí Jamal Khashoggi, espiados con Pegasus ponen sobre la mesa las graves implicaciones éticas que comporta su software. «Si alguien encuentra una mejor manera de atrapar criminales y terroristas, de obtener información de un pedófilo, cerraré Pegasus por completo», afirmó al 'Post'. 

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