Entrevista

Clarisa Ramos, activista y exiliada filipina: "Rodrigo Duterte será un presidente en la sombra"

La activista y exiliada filipina Clarisa Ramos posa para la entrevista en el Ágora Juan Andrés Benítez, en el Raval.

La activista y exiliada filipina Clarisa Ramos posa para la entrevista en el Ágora Juan Andrés Benítez, en el Raval. / JORDI COTRINA

Laura Puig

Laura Puig

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Clarisa Ramos lleva más de tres años fuera de su hogar, Filipinas. Desde finales de 2018, cuando su marido, un abogado defensor de los derechos humanos fue asesinado. Unos días más tarde recibió un mensaje de texto: "Serás la siguiente". Dedicada durante 27 años a mejorar las condiciones de vida de los pequeños agricultores en la isla de Negros, ahora vive en Bélgica y desde 2020 cuenta con el estatus de refugiada política. Estos días se encuentra en Barcelona participando en la primera edición de la Escola de Defensores de Drets Humans de la Associació Catalana per la Pau y conversa con EL PERIÓDICO sobre el régimen de Rodrigo Duterte, que está punto de abandonar el poder, y las elecciones que se celebrarán este lunes para escoger a su sucesor.

¿Es Filipinas un país democrático?

Filipinas ha sido considerado como un país democrático durante mucho tiempo, pero no se trata de una verdadera democracia. Tenemos elecciones nacionales, locales... en realidad, sin embargo, son una lucha entre la élite, las familias ricas, y los políticos. Por lo tanto, los electos no representan a la ciudadanía, sino a sus propios intereses. Además, desde la dictadura de Ferdinand Marcos (1965-1985) arrastramos muchas políticas y una campaña antiinsurgencia que se ha mantenido hasta nuestros días. Es la misma ley tiránica que implantaron los Marcos.

¿Cómo definiría la presidencia de Duterte?

Impunidad. Su régimen ha superado incluso al de Ferdinand Marcos. A pesar de que hubo muchos asesinatos durante la dictadura, estos tuvieron lugar a lo largo de dos décadas. Pero en el régimen de Duterte, se han contabilizado más de 30.000 ejecuciones extrajudiciales en solo seis años. Su régimen es de total impunidad, es un gran desastre, mata a todo aquel que está en contra de sus políticas, contra sus programas, los mata a todos, no le importan los derechos humanos. Por eso muchos Filipinos, aunque quieran denunciar, no lo hacen por miedo de ser acosados, asesinados o encarcelados.

Duterte ha llevado a cabo esta dura represión contra la oposición, líderes indígenas y defensores de los derechos humanos bajo el pretexto de la llamada "guerra contra las drogas".

En el inicio de su mandato, anunció que su primera medida sería eliminar las drogas en nuestro país. Dijo que lo haría en seis meses. Pero esa campaña no fue contra los grandes cárteles de la droga, golpeó a aquellos sospechosos de ser traficantes de drogas o pequeños vendedores. Familias pobres fueron víctimas de esta guerra. Muchas organizaciones progresistas denunciaron estas prácticas, lo que llevó al régimen a impulsar otra campaña contra aquellos que se oponían a su programa. Aquí es donde empezó el red-tagging (marcaje en rojo), para acusar de terroristas a activistas y disidentes, y usó todas las fuerzas del Estado, incluso el Ministerio de Educación y los gobiernos locales, como instrumentos de su campaña antiinsurgencia.

Usted tuvo que huir de su país tras el asesinato de su marido. ¿Cómo fue el acoso al que fueron sometidos?

Antes de que mi marido fuera asesinado, mi trabajo consistía en documentar violaciones de los derechos humanos en las comunidades rurales. Mi marido era en aquel momento el abogado y el director ejecutivo de la oenegé para la que trabajábamos. Nos convertimos en un objetivo porque ayudábamos a la gente a entender sus derechos. En abril de 2018 fuimos señalados, nuestras caras fueron puestas en carteles colgados en lugares públicos. En junio, aparecieron folletos en las calles con todos los nombres de las organizaciones acusadas de terroristas y comunistas, y uno de los nombres era el de nuestra oenegé. En agosto, los militares empezaron a ir a las comunidades con las que nosotros trabajábamos para convencerles de que no se unieran a nuestra oenegé o requirieran los servicios de mi marido. Usaron la radio local para desacreditarnos. Y en noviembre, encontraron su momento y dispararon a mi marido. Tuve que huir porque incluso después de aquello seguí recibiendo amenazas, mensajes de texto diciendo que sería la siguiente.

¿Las condenas internacionales contra el régimen de Duterte han tenido algún efecto?

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, hizo un informe muy duro en el que hacía referencia a las violaciones de derechos humanos en Filipinas y reclamaba una investigación independiente. El año pasado estábamos esperando otra dura resolución, pero desafortunadamente se limitó a decir que proveerían asistencia técnica a nuestro Gobierno para conducir la investigación. ¿Cómo un Gobierno que mata a su propia gente puede dirigir una investigación? Creemos que fue un blanqueamiento del régimen. Pero apreciamos que el Consejo de Derechos Humanos haya recogido el problema de Filipinas porque debe ser escuchado.

¿Cree que Duterte será juzgado y condenado por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por crímenes contra la humanidad?

El TPI también hizo un comunicado exigiendo que estos crímenes sean aclarados. Pero empezaron una investigación y la han parado porque el Gobierno filipino aseguró que llevaría a cabo una investigación, que tiene los mecanismos para llevarla a cabo. Y mandó un informe al TPI conforme había empezado a investigar 52 casos. ¿Qué son 52 casos frente a los miles de asesinatos que ha habido? Por supuesto, seguimos creyendo que el TPI puede presionar y esperamos que intente presionar al Gobierno no solo por 52 casos, sino por todos los casos de crímenes contra la humanidad que se han llevado a cabo durante el régimen de Duterte.

Este lunes se celebran elecciones para escoger al sucesor de Duterte. ¿Van a ser justas?

No lo creo. Se presenta como candidato a presidente el hijo de Marcos, Ferdinand Bongbong Marcos Júnior, y para la vicepresidencia, la hija de Duterte, Sara Duterte-Carpio. Sabemos lo poderosos que son los Marcos. Desde que volvieron a Filipinas han intentado penetrar en el sistema. De hecho, la esposa del dictador, Imelda Marcos, es congresista; su hija, Imee Marcos, es senadora; Bongbong Marcos compitió como vicepresidente en 2016 y casi ganó. Esto significa que tienen la maquinaria política, tienen dinero, usan los medios para distribuir desinformación, tienen trolls,... tienen toda esta maquinaria para intentar llegar al poder.

¿Tiene alguna opción la candidata de la oposición, Leni Robredo?

La popularidad de los Marcos es fuerte en los medios, pero sobre el terreno la gente quiere un cambio. Están anhelando un cambio, han visto mucha sangre, muerte, gente encarcelada sin cargos, saben qué está pasando, por lo que mucha gente va a salir a las calles a apoyar a la oposición, al partido liberal. Es lo menos malo. Además, ella asegura que intentará responder a las necesidades reales de la gente, el sustento, tierras para los agricultores, eso está en su programa. Bongbong Marcos no tiene programa. En sus entrevistas afirma que la única solución para todos los problemas en nuestro país es la unidad. Se sostiene por la popularidad de su padre pero él, como político, no es nada. Solo quiere volver al poder, hacer más dinero y limpiar el nombre de los Marcos y proteger a los Duterte. Porque de hecho fue el régimen de Duterte el que permitió que el cuerpo del dictador fuera enterrado en el cementerio de los héroes de Filipinas. Es una buena combinación Duterte-Marcos porque se protegen mutuamente.

Los sondeos dan ganador a Marcos. ¿Por qué tiene tanto apoyo después de los crímenes y desmanes cometidos por su padre?

Son sondeos manipulados, pero el problema es que en nuestro sistema educativo se está revisando la historia. En las escuelas elementales, no se explica la ley marcial que rigió en el país durante la dictadura. Ya no aparece en los libros de historia. Mucha gente joven no sabe qué sucedió en aquellos años.

Si el tándem Marcos-Duterte gana, ¿va a seguir gobernando Rodrigo Duterte en la sombra?

Sí, creo que será un presidente en la sombra. Estoy segura de que Bongbong Marcos continuará las políticas de Duterte. Y esta es la única salida para Duterte, mantenerse de alguna manera en el poder para evitar ser condenado. Mientras Marcos y su hija estén en el poder, él estará protegido, será inmune. Si Robredo gana, tendrá que enfrentarse a la Corte Penal Internacional y a la investigación independiente, y será encarcelado.

¿Confía en regresar algún día a su país?

Si Marcos y Duterte llegan al poder, no podré volver. Mantendrán la represión contra todos los que supongan una amenaza para ellos.