Guerra en el este de Europa

Rusia refuerza sus tropas en el Donbás para apuntalar su ofensiva

La guerra de Rusia y Ucrania, en directo

¿Qué es el Donbás y qué supone el reconocimiento por parte de Rusia?

Moscú envía decenas de miles de soldados a las zonas aledañas y ataca un millar de objetivos en las últimas horas a lo largo de la línea del frente

Un bombero intenta apagar un incendio en un garaje provocado por un bombardeo ruso en Járkov.

Un bombero intenta apagar un incendio en un garaje provocado por un bombardeo ruso en Járkov. / ALKIS KONSTANTINIDIS

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Con decenas de miles de soldados llegados de refuerzo y desplegados en las zonas aledañas, Rusia ha anunciado este martes el inicio de su ofensiva para lograr el control completo de la región del Donbás, cuya independencia el Kremlin reconoció pocos días antes del inicio de la guerra. Los combates, los bombardeos y las refriegas entre los ejércitos de Rusia y Ucrania se han multiplicado durante toda la jornada de este martes a lo largo de los 480 kilómetros que conforman la línea de frente entre ambos bandos. De acuerdo con muchos observadores, Moscú intenta obtener una victoria sobre su oponente ante la festividad del 9 de mayo, en la que el país conmemora el triunfo de la URSS sobre la Alemania nazi.

Tan solo en la noche del lunes al martes, los mandos militares de Rusia han asegurado haber atacado más de un millar de objetivos en territorio enemigo. Según el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, el Ejército ruso había "neutralizado" un total de 13 posiciones militares ucranianas y había bombardeado unos "60 objetivos militares". De acuerdo con la misma fuente, las fuerzas rusas habían destruido dos almacenes de misiles y habían abatido a un caza ucraniano. Shoigu considera que la operación militar rusa está logrando los objetivos que se había planteado, rechaza de plano las versiones que hablan de un empantanamiento del Ejército del Kremlin en el país vecino, al tiempo que acusa a Occidente de prolongar la guerra de forma artificial mediante los envíos de armas: "el creciente volumen de suministros de armas demuestra la intención de provocar que el régimen de Kiev luche hasta el ultimo hombre".      

Pese a los refuerzos militares y el relanzamiento de la ofensiva militar rusa, ahora con objetivos más modestos, el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha mantenido su habitual tono desafiante: "No importa cuántos soldados se traigan hasta aquí; lucharemos, nos defenderemos", ha prevenido el mandatario, poco después de anunciar la ofensiva. Por su parte, Ihor Terejov, alcalde de Járkov, que concentra una buena parte de los esfuerzos bélicos rusos, ha asegurado a la BBC que la ciudad estaba rechazando "bien" los embates lanzados por el "enemigo".

Mariúpol rodeada

Mariúpol, el principal puerto ucraniano en el mar de Azov, continua siendo el principal obstáculo para las aspiraciones de Moscú de hacerse con una franja de territorio en el este del país que disponga de continuidad territorial. Las últimas fuerzas ucranianas se mantienen atrincheradas en la enorme planta siderúrgica de Azovstal, y se niegan a rendirse. El Ministerio de Defensa ruso emitió un postrero ultimátum consistente en un alto el fuego "a partir del mediodía" para que "todas las unidades del Ejército ucraniano sin excepción y todos los mercenarios salgan sin armas ni munición". "Si lo hacen, salvarán la vida", concluyó la advertencia. 

En estas primeras horas de la ofensiva en el Donbás, al igual que ha sucedido durante todo el asedio ruso a Mariúpol, los corredores humanitarios no han funcionado, y numerosos civiles no han podido ser evacuados de sus hogares antes de la llegada de las fuerzas rusas, convirtiéndose, en palabras del gobernador de la región de Luhansk, Serguéi Gaidai, en "rehenes" de Moscú. Kiev ha acusado a Rusia de forma reiterada de recuperar la práctica de la deportación con un buen número de ciudadanos ucranianos residentes en las localidades conquistadas por sus tropas.

Sin corredores humanitarios, los civiles atrapados por las hostilidades no pueden huir. "No tenemos más dinero, ni gasolina; no podemos irnos", se lamentaba Nadia, una vecina de Novodruzhesk, una ciudad minera del este de Ucrania. "Estamos siendo bombardeados por todos lados; es un milagro que sigamos vivos", ha continuado.