Guerra de Ucrania

Moskva: crucero hundido, bajas silenciadas

REPORTAJE MULTIMEDIA | Resumen de 50 días de crímenes

El crucero misilístico 'Moskva', antes del ataque de Ucrania, en el puerto de Sebastopol

El crucero misilístico 'Moskva', antes del ataque de Ucrania, en el puerto de Sebastopol / REUTERS / STRINGER

Juan José Fernández

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Según la versión ucraniana, dos misiles Neptuno lo alcanzaron a 80 millas náuticas de Odesa; según la versión rusa, fue un incendio de causa desconocida declarado en su arsenal, que acabó estallando. Las dos versiones ya dan por cierto que el crucero lanzamisiles ruso Mockba (léase Moskova; Moskva en su traslación inglesa) está en el fondo del mar. Entre una y otra versión distan 24 horas. En la noche del 13 de abril, el Oblast de Odesa (gobierno regional) informó de que había sido alcanzado el buque insignia de la marina de guerra rusa en el mar Negro. El Ministerio de Defensa de la Federación Rusa no admitió el desastre hasta la noche del 14 de abril. La agencia oficial rusa Tass difundió una noticia titulada "El crucero Moskva se hundió mientras era remolcado en una tormenta", y aseguró que "la tripulación -500 personas- fue evacuada a los barcos cercanos de la Flota del Mar Negro".

Pero hasta tres días después ni una sola imagen oficial o extraoficial, ni siquiera un selfie de móvil, había mostrado vivos a los marineros, hasta que el Ministerio de Defensa de Rusia difundió un vídeo inferior al medio minuto en el que se ve a la que dicen es parte de la tripulación (cerca de 200 hombres) revistados en Sebastopol (Crimea) por el jefe de la armada rusa, el almirante Nikolai Yevmenov..

Según ese vídeo faltan 300. Sigue sin haber recuento oficial comunicado de bajas de la tripulación, pese a que el buque hundido sufrió dos explosiones. En plena guerra de Ucrania, caracterizada por eficaces acciones de propaganda e intermitentes apagones informativos, el hundimiento del Moskva es el más misterioso, y también principal, hecho de armas naval, y uno de los más importantes en la historia bélica moderna del mar Negro. Rusia ha perdido buena parte de su poder en ese mar que fue prácticamente su lago en tiempos soviéticos. El 24 de marzo fue incendiado en el puerto ucraniano de Berdiansk el buque de desembarco Orsk. Ahora ha sido destruido era uno de sus tres principales barcos de proyección de poder militar. Desde la guerra ruso-japonesa no perdía Rusia un buque insignia. Fue el acorazado Suvorov, acribillado por cañones nipones en 1905.

El navío 'Orsk', de la flota rusa del mar Negro, incendiado en el puerto ucraniano de Berdiansk el 24 de marzo. El Ministerio de Defensa de Ucrania se atribuyó el ataque.

El navío 'Orsk', de la flota rusa del mar Negro, incendiado en el puerto ucraniano de Berdiansk el 24 de marzo. El Ministerio de Defensa de Ucrania se atribuyó el ataque. / ZUMA PRESS / EJÉRCITO DE UCRANIA

Salvo comunicados suavizados oficiales, ningún medio ruso ha informado del alcance total de daños humanos en un asunto al que Moscú resta la importancia que puede. Pero el silencio informativo en torno al paradero de toda la tripulación del Moskva ya ha desatado una corriente internacional de recuerdo de otro desastre naval con Putin capitaneando el país: el trágico y también silenciado, mientras se pudo, naufragio del submarino Kursk. Doce de agosto de 2000; en aquella ocasión, cero supervivientes.

Forzudo y viejo

La última vez que los 16 tubos del Moskva dispararon sus misiles de crucero Vulcan fue en la costa de Siria, en 2015, en una acción sin confirmación oficial. Salvo esa intervención, y otra contra los independentistas de Georgia en el verano de 2008, el buque había recorrido el Mediterráneo y el Atlántico en pacíficas visitas institucionales. Era un vistoso y forzudo anciano de 39 años. Por su tamaño y poderío, fue buque insignia ruso en el mar Negro desde el principio.

El Moskva era uno de los tres buques de la clase Slava -'Gloria' en ruso y en ucraniano; fue su primer nombre- que la URSS construyó como los segundos buques de ataque más grandes y potentes de su flota. Desplazaba 12.000 toneladas. Un hermano, el almirante Ustinov, sirve en la flota rusa del Ártico, y otro, el Varyag, en la del Pacífico. La botadura del Moskva data de 1983. Salió de los astilleros ucranianos -entonces soviéticos- de Mykolaiv, el mismo puerto al que, entre otros, ahora asediaba.

Su primer nombre, Slava, fue cambiado por el nombre Moscú (Mockba) en 1996, cuatro años antes de la llegada de Vladimir Putin a la cúspide del Kremlin. Lo rebautizaron con el nombre de la capital rusa porque uno de sus alcaldes postsoviéticos, el ultranacionalista Yuri Luzkov, había peleado por que los recortes por la ruina de la URSS no acabaran desmantelando el buque. Y ya cuando fue rebautizado iba camino de una tercera edad, no tanto por la fecha de construcción como por su concepto y achaques, que le obligaron a pasar varias veces por el dique seco; la última vez, durante seis años.

Misil Neptuno disparado desde la costa de Ucrania.

Misil Neptuno disparado desde la costa de Ucrania. / Ministerio de Defensa de Ucrania

Pero el Moskva tenía un enorme poder de ataque: además de los misiles supersónicos y guiados Vulkan, dos sistemas de grandes torpedos y otros dos de misiles de defensa aérea. El crucero había sido diseñado para cazador de portaviones de la OTAN, capaz de atacarlos a 450 millas de distancia. También podía protegerse y proteger a un grupo de buques en un radio de 250 kilómetros.

A ras de las olas

Sin embargo, no ha parecido que le sirviera su potente cuadro de misiles antiaéros S300 Favorit, diseñados por Almaz Antei, una de las compañías paraestatales rusas, presidida por el exdirigente del KGB y oligarca putinista Viktor Ivanov. Según la versión ucraniana, los misiles Neptuno fueron raseando el mar hasta impactar en el Moskva sin que el barco los detectara.

El sistema europeo de vigilancia por satélite Copérnico había avistado al crucero no lejos de la isla de las serpientes el 12 de abril, según seguimiento que ha difundido el US Naval Institute (USNI). Y eso es otra de las paradojas del final del buque, porque fue desde esa isla y a ese barco, según la versión difundida por Kiev, que, el 24 de febrero, un soldado del país invadido respondió "barco ruso, vete a la mierda", cuando los oficiales del Moskva requirieron por radio la rendición de la guarnición de la isla.

Aquel suceso ha sido glorificado por el aparato de propaganda del gobierno de Volodimir Zelenski, hasta el punto de que el pasado 13 de abril el propio presidente ucraniano presentaba en redes sociales una emisión especial de sellos mostrando un soldado haciéndole la peineta al crucero ruso. Esa misma tarde alcanzaban su objetivo los Neptuno, disparados desde algún punto de los alrededores de Odesa. Son misiles que puede llevar un camión, y ser lanzados desde cualquier punto de costa.

Sello que el Gobierno de Ucrania ha emitido recordando el incidente de la Isla de las Serpientes. El buque con el que se encara el soldado es el Moskva.

Sello que el Gobierno de Ucrania ha emitido recordando el incidente de la Isla de las Serpientes. El buque con el que se encara el soldado es el Moskva. / Ministerio de Defensa de Ucrania

Al margen de las lecturas sobre achaques que afectaban al Moskva, o sobre una precipitada vuelta al servicio en el verano de 2020, tras una serie de reparaciones, diversas firmas del USNI y otros think tanks de defensa occidentales han coincidido en una lección de la catástrofe: vigentes los sistemas de misiles modernos, aproximarse demasiado a la costa es un peligro letal para cualquier buque, por muy armado que esté.

A la espera de que la Rusia de Putin dé información al mundo sobre la suerte de todos los tripulantes de su principal buque en el mar Negro, los analistas occidentales que observan la guerra de Ucrania han entrado en conjeturas sobre otro posible "caso Kursk". En el entorno naval no se llama así solo al accidente que hundió el submarino nuclear, también a la desastrosa negativa posterior a las ofertas de ayuda de países OTAN, y a la catastrófica gestión de la información ante las familias de los marinos.

El diario The Kyiv Intdependent, ampliando como otros medios ucranianos el eco de una pérdida que califica de "humillación" para el ejército invasor, ha incluido en su relato este fin de Semana Santa una anécdota que impacta en el alma ortodoxa y nacional rusa: en el Moskva viajaba una astilla de la cruz de Cristo, donada a la capilla de a bordo por una parroquia de Moscú. Sellos, frases célebres, reliquias... Dependiendo de cómo gestione el Kremlin este hundimiento, y de si deja que sigan sin contarse todas las bajas, el caso del Moskva podría llevar camino de convertirse en toda una herida sentimental, propia de una guerra del siglo XIX, pero escociendo en la cruda modernidad de 2022.

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