Guerra en Europa

El Papa moviliza su diplomacia silenciosa para frenar la guerra en Ucrania

La guerra de Ucrania, en directo

Francisco ha impulsado diálogos con líderes religiosos y ha movilizado a algunos de sus colaboradores más cercanos desplazándolos hasta la exrepública soviética

El papa besa una bandera de Ucrania llegada desde Bucha

El papa besa una bandera de Ucrania llegada desde Bucha. /

Irene Savio

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Hace unos días, en su tradicional audiencia de los miércoles, el Papa besó una bandera ucraniana llegada de la martirizada Bucha, ciudad que conmovió el mundo al evidenciar el enorme costo que está suponiendo la guerra en Ucrania para los civiles- . A continuación, Francisco también pronunció unas palabras en línea con la estrategia de diplomacia silenciosa que ha venido adoptando desde que empezó el conflicto iniciado por Rusia. “Después de la segunda guerra mundial se intentó sentar las bases de una nueva historia de paz, pero desgraciadamente no aprendimos (…) Y en la actual guerra somos testigos de la impotencia de la ONU”, se quejó, sin citar explícitamente a Rusia.

Como hizo con la guerra en Siria -país en el que el Vaticano fue uno de los pocos estados occidentales que mantuvieron abierta su embajada-, Francisco ha llevado a cabo en las últimas semanas actos de cariz religioso y diplomacia paralela con el intento de frenar las hostilidades en Ucrania. Una estrategia para la que el Papa argentino ha empleado también los mensajes en las redes sociales, sus discursos públicos y diálogos con líderes religiosos, así como también ha movilizado a algunos de sus colaboradores más cercanos desplazándolos hasta Ucrania. 

Un ejemplo de ello han sido los viajes del cardenal polaco Konrad Krajewski que en estos días se desplazará a Kiev -conduciendo una ambulancia con material médico para un hospital infantil de la capital ucraniana-, para celebrar allí la Semana Santa. En paralelo, el propio Francisco no descartó la posibilidad de ir él mismo hasta Ucrania, como afirmó en su reciente visita a Malta, mientras que miembros de la jerarquía romana, entre ellos el secretario de Estado, Pietro Parolin, han dicho reiteradamente que El Vaticano está dispuesto a actuar como mediador en el conflicto.  

Exento de reproches

A causa de la guerra en Ucrania, sin embargo, Francisco ha construido un discurso que no ha estado exento de reproches. En particular, el antaño cardenal de Buenos Aires ha sido censurado por no mencionar explícitamente al presidente ruso, Vladímir Putin, con el cual el Papa se reunió físicamente en tres ocasiones desde el inicio de su pontificado. El primer encuentro fue en 2013, poco después de que Rusia y el Vaticano le pidieran a Estados Unidos que no actuara militarmente en Siria. La segunda reunión se llevó a cabo en 2015, después de que Rusia se anexionara Crimea, y la tercera ocurrió en 2019, cuando Putin llegó con una hora de retraso y los dos discutieron sobre la crecientes maniobras de Moscú en Venezuela, Siria y Ucrania.  

Desde el Vaticano, han rechazado estas críticas, al dar a entender que la Iglesia católica considera que el choque frontal con Moscú no es la mejor estrategia. Más aún, el Vaticano tiene una importante carta a su favor: los pasos dados en los últimos años por Francisco para acercar su Iglesia a los líderes de la ortodoxia rusa, considerada la religión más extendida entre 140 millones de rusos y actualmente con una relación de apoyo recíproco con las autoridades de Moscú (tras la etapa soviética, en la que la ortodoxia vivió diversos altibajos). El Vaticano también se beneficia de que -como Estado- no forma parte de organizaciones como la OTAN. El Papa criticó recientemente a los países occidentales que anunciaron aumentos de su gasto destinado a comprar armas. 

Momento de tensión

Con esto como punto de partida, el Vaticano ha estado trabajando en las últimas semanas en un encuentro presencial con el patriarca Cirilo, primado de la Iglesia ortodoxa rusa, y quien apoya abiertamente a Putin. La actitud de Francisco hacia él ha sido una de cal y otra de arena, reflejo del momento de tensión. En una llamada telefónica mantenida a mediados de marzo, el Papa de Roma le dijo al ruso que “quien paga el precio de la guerra es el pueblo, son los soldados rusos y las personas que son bombardeadas y mueren”. Pero Francisco también afirmó que las Iglesias no deben usar “el lenguaje de la política, sino el lenguaje de Jesús”. 

De llevarse a cabo, no sería el primer encuentro entre los líderes de dos de las principales ramas del cristianismo. Cirilo y Francisco ya se reunieron en 2016 en Cuba, en lo que en su momento fue un histórico encuentro entre los máximos representantes de estos dos grupos separados desde el cisma del año1054. 

La realidad es que Cirilo y el Papa tienen posturas comunes, por ejemplo, la preocupación por el destino de los cristianos en Oriente Medio. Pero los dos también mantienen importantes diferencias, que se han acrecentado con la creación hace tres años de la Iglesia ortodoxa ucraniana, que Cirilo rechaza y que fue apoyada por el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomé. Y con este último Francisco tiene una muy buena relación. De ahí también el incierto desenlace.

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