Crisis sanitaria asiática

La segregación de los niños con coronavirus indigna a los habitantes de Shanghái

Los progenitores no contagiados están obligados a separarse de sus hijos en caso de que estos den positivo por coronavirus

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Este martes se anunciaba la prorrogación del confinamiento de la población en Shanghái por el brote de coronavirus que atraviesa la ciudad china desde el mes pasado. No obstante, la controversia se ha centrado en la segregación que el gobierno está llevando a cabo con los menores que dan positivo, y que por ello se ven obligados a aislarse de sus familiares en centros de cuarentena.

Finalmente, las críticas generalizadas de la población a esta gestión han obligado a las autoridades a recular y aprobar una serie de modificaciones, aunque se mantiene el problema central, que ha causado el descontento de varios países.

Concesión a medias

Aunque el anuncio de la rectificación ha servido para aliviar tensiones, lo cierto es que hay excepciones a tener en cuenta. Tal como adelanta la inspectora de la comisión de Sanidad Local, Wu Qianyu, solo los padres de aquellos niños contagiados "con necesidades especiales" podrán solicitar acompañarlos, siempre que acepten los riesgos y se comprometan a cumplir una serie de medidas de prevención.

Así pues, la 'letra pequeña' deja entrever que la separación entre los menores contagiados y sus familias se va a seguir llevando a cabo en la mayoría de casos, y que la compañía de padres a hijos requerirá un trámite excepcional.

Enojo internacional

La segregación por parte del gobierno en la ciudad de Shanghái, pulmón financiero asiático, ha causado el descontento de gobiernos como el de Reino Unido, Suiza, Australia o Francia. Estos países han criticado la restrictiva administración de las autoridades chinas ante el mayor brote de la pandemia hasta ahora.

Los 17.000 nuevos positivos detectados en el último recuento han obligado a mantener el confinamiento total, que perdurará de forma indefinida hasta que la "seguridad y salud" de la población estén garantizadas. La cuarentena, decretada el pasado 28 de marzo, ha paralizado la economía de una ciudad que se ha visto obligada a cerrar las oficinas, clausurar los hospitales y dejar las calles completamente desiertas.