Elecciones del 10 de abril

Macron celebra un mitin multitudinario en la recta final de la campaña presidencial francesa

El presidente francés reúne a cerca de 30.000 personas en París en su primer y único acto antes de la primera vuelta

Advierte del riesgo de la ultraderecha y de una desmovilización de su electorado

French President and liberal party La Republique en Marche (LREM) candidate for re-election Emmanuel Macron speaks during his first campaign meeting at the Paris La Defense Arena in Nanterre, on the outskirts of Paris, on April 2, 2022, ahead of the French presidential election first round next April 10. (Photo by Ludovic MARIN / AFP)

French President and liberal party La Republique en Marche (LREM) candidate for re-election Emmanuel Macron speaks during his first campaign meeting at the Paris La Defense Arena in Nanterre, on the outskirts of Paris, on April 2, 2022, ahead of the French presidential election first round next April 10. (Photo by Ludovic MARIN / AFP) / Ludovic MARIN / AFP

Enric Bonet

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“Uno, dos y cinco años más”. Miles de simpatizantes recibieron al presidente francés, Emmanuel Macron, con este cántico en su entrada en el pabellón Paris La Défense. Casi una semana antes de la primera vuelta de la campaña presidencial francesa, el presidente-candidato celebró este sábado por la tarde su primer y único mitin antes del 10 de abril. La gran sala parisina iluminada con teléfonos móviles. Música electrónica a toda pastilla. Macron fue acogido como una estrella de rock en una reunión destinada a hacer una demostración de fuerza en la recta final de una campaña en que parte como favorito, pero se confronta al obstáculo de las repercusiones económicas de la guerra en Ucrania. 

El multitudinario mitin del dirigente centrista sintetizó este último mes de campaña macronista. Una candidatura configurada desde la grandeza de un claro favoritismo (28-27% de intención de voto en la primera vuelta), pero que al mismo tiempo muestra síntomas de cierta debilidad. Estos invitan a pensar que los comicios resultarán un paseo menos cómodo de lo esperado por Macron hace apenas un par de semanas. Un sondeo, publicado el miércoles, ya alertó de que solo se impondría con el 52,5% de los sufragios en una segunda vuelta contra la ultraderechista Le Pen (47,5%), beneficiada por su falsa imagen de defensora del pueblo llano amenazado por la crisis energética.

En el macronismo todo suena en grande, pero a menudo también artificial. De hecho, su candidatura se publicita a través de una miniserie documental en Netflix y un clip de campaña en el universo del videojuego Minecraft. Dos iniciativas de una comunicación política moderna, pero que suscitaron un interés decreciente entre los franceses. Como si fuera un blockbuster, Macron, 44 años, ha celebrado un mitin al más puro estilo americano, en que las intervenciones del dirigente centrista se intercalaban con videos. También hubo un momento lacrimógeno en que le lanzó un beso a su esposa Brigitte Macron, 68 años. Pero, asimismo, fue un discurso demasiado largo, de más de dos horas, y mal estructurado. 

“No hay un Estado del bienestar sin un Estado productivo”

“Algunos quieren llevarnos a la Francia del pasado. (...) Nosotros estamos aquí en la sala más grande de Europa para mostrar que Francia siempre tiene alguna cosa que decir al mundo”, empezó en el inicio de su intervención en La Défense, el distrito financiero de París. “A pesar de las distintas crisis, nunca hemos renunciado y siempre hemos respetado nuestras promesas”, destacó el dirigente, cuyo uno de sus puntales respecto al electorado conservador es haber llevado a cabo entre 2017 y 2019 una serie de medidas neoliberales que sus predecesores Jacques Chirac o Nicolas Sarkozy no se atrevieron a aprobar.

Tras haber defendido su balance, hizo un largo recopilatorio de las medidas de carácter social de su nuevo programa, como aumentar las ayudas a las madres solteras o contratar a 50.000 enfermeras y enfermeros. Después de que la presentación de su programa el 17 marzo suscitara críticas por su orientación conservadora —propuso alargar la edad de jubilación mínima hasta los 65 años (con 42 o 43 años cotizados), condicionar al hecho de trabajar o estudiar la atribución de una renta mínima de inserción o expulsar a los refugiados a los que les denieguen el asilo—, Macron presumió de su pierna de centroizquierda durante la primera hora de su intervención, en que también habló sobre educación y sanidad.

“No hay dinero mágico y para financiar todo esto no vamos a llevar a cabo aumentos de impuestos”, destacó luego el dirigente centrista, mostrando su pierna de centroderecha en materia económica. Precisó que Francia reducirá su deuda pública a partir de 2026. “A veces no es agradable decirlo, pero no hay un Estado del bienestar sin un Estado productivo fuerte”, añadió Macron, quien recordó su apuesta para que la gente “trabaje más para ganar más”, una famosa fórmula del expresidente conservador Nicolas Sarkozy.

“Quiero la movilización general”

De hecho, insistió en su voluntad de superar las diferencias partisanas entre centroizquierda y centroderecha. “Hago una llamada a todos ellos, desde la socialdemocracia hasta la (derecha) gaullista, pasando por los ecologistas”, afirmó ante unas 30.000 personas en un mitin multitudinario, aunque centenares de sillas quedaron vacías y que contó como asistentes VIP el actual primer ministro, Jean Castex, además de Édouard Philippe, Manuel Valls o Jean-Pierre Raffarin, anteriores inquilinos de Matignon.

Tras su longeva intervención, se reservó su batería retórica más vehemente para el final, cuando alertó del riesgo de la ultraderecha. Estas elecciones “representan el combate del progreso contra el repliegue, el combate del patriotismo y Europa contra los nacionalistas”. “No debéis creer en los sondeos o los comentaristas que os dicen que todo irá bien (…) No quiero ni arrogancia ni derrotismo. Quiero la movilización general”, subrayó. 

“La gente nos dice que estas elecciones ya están ganadas, tememos que haya un efecto de desmovilización de una parte de nuestros votantes”, reconocía a EL PERIÓDICO Dominique, 53 años, una militante parisina, pocos minutos antes del inicio del mitin. Aunque parte como favorito, se ha evaporado la sensación de que las presidenciales serán un puro trámite para Macron.