Reunión en Bruselas

Las sanciones al gas y petróleo de Rusia siguen dividiendo a los Veintisiete

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Los Veintisiete cierran un acuerdo político para aumentar en 500 millones la ayuda para armamento a Ucrania

Los ministros de Exteriores de Italia y Alemania, Luigi Di Maio y Annalena Baerbock, conversan antes de la reunión en Bruselas.

Los ministros de Exteriores de Italia y Alemania, Luigi Di Maio y Annalena Baerbock, conversan antes de la reunión en Bruselas. / JOHANNA GERON

Silvia Martinez

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La presión para imponer un embargo a las importaciones energéticas procedentes de Rusia -particularmente contra el petróleo y el carbón- continúa aumentando y cada vez son más las voces que reclaman otra vuelta de tuerca más para castigar a una de las principales fuentes de ingresos del Kremlin. De momento, sin embargo, sigue sin haber la unidad necesaria para avanzar en esta dirección. “Algunos Estados miembros han planteado cuestiones relacionada con la energía” pero “hoy no era un día para tomar decisiones”, ha reconocido el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tras un largo consejo de ministros de exteriores y de defensa en el que han hecho balance de la situación en Ucrania y han cerrado un acuerdo político sobre el desembolso de otros 500 millones de euros para enviar armas a Ucrania.

Según Borrell, “no se trata de que uno, dos o tres países estén a favor o en contra” de imponer un embargo energético a Rusia sino “de conseguir una respuesta eficaz que no signifique un coste inasumible para los Estados miembros”. Y algunos socios europeos, como Alemania, consideran que esa respuesta no está garantizada debido a la elevada dependencia que requerirá tiempo revertir. “La cuestión de un embargo de petróleo no es una cuestión de si queremos o no, sino de cuánto dependemos del petróleo”, ha justificado la ministra alemana de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, que ha recordado que su país importa mucho petróleo ruso lo mismo que otros Estados miembros. La misma posición también mantiene otros países como Hungría o Países Bajos.

“¿Por qué debería Europa dar a Putin más tiempo para ganar más dinero con el petróleo y el gas? ¿Más tiempo para utilizar los puertos europeos? ¿Más tiempo para utilizar bancos rusos no sancionados en Europa? Es hora de desconectar”, ha preguntado en su cuenta de twitter el el ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, Gabrielius Landsbergis, una de las voces más críticas y que con mayor insistencia reclama ir hasta el final en el embargo a los hidrocarburos rusos, particularmente al petróleo ruso porque es la principal fuente de ingresos al presupuesto ruso y es fácilmente reemplazable para la UE porque hay muchos suministradores.

“Estamos abiertos y pensamos que es apropiado. A la vista de la extensión de la destrucción en Ucrania es muy difícil pensar que no debemos movernos al sector energético, particularmente al petróleo y el carbónn, con vistas a interrumpir el comercio”, se ha sumado el ministro irlandés de exteriores, Simon Coveney. “Queramos o no, si seguimos recibiendo energía de Rusia seguimos dando financiación a Rusia y esto tiene que terminar. En el caso de Eslovaquia esto es muy difícil porque dependemos en casi un 100% en el petróleo de Rusia y en un 80% en el gas. Políticamente es un paso que debe estar sobre la mesa y espero un debate cuando venga el presidente (de Estados Unidos) Biden”, ha admitido el ministro eslovaco Ivan Korcok, partidario también de acelerar el proceso de adhesión de Ucrania a a la UE.

En lo que sí han sido capaces de cerrar un acuerdo político ha sido en la nueva partida de 500 millones de euros para comparar material militar con destino a Ucrania, que eleva a 1.000 millones la aportación de la UE a través del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz. El acuerdo será ratificado por los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE durante la cumbre de finales de semana una vez que el parlamento alemán culmine el trámite parlamentario para dar su visto bueno a este desembolso.