La ofensiva rusa

Ucrania pierde el control del mar de Azov

Reportaje multimedia: tres semanas del inicio de la guerra en Ucrania

Sigue la guerra en directo: última hora de la invasión rusa en Ucrania

El alcalde de Mariúpol afirma que Rusia usa su armamento más letal en la ciudad, donde el 80% de los edificios han sido dañados o destrozados

Mariupol

Mariupol / Reuters /Alexander Ermochenko

Irene Savio

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La guerra no retrocede en Ucrania. Al revés. En el vigésimo cuarto día del inicio de la invasión de Rusia, las fuerzas ucranianas perdieron «temporalmente» el control del mar de Azov, cerca de la martirizada ciudad de Mariúpol, en el sur de Ucrania, en lo que parece cada día más un intento de Rusia de conectar a toda costa su territorio con la península de Crimea. El nuevo desenlace, que llega después de días en los que la zona ha estado sometida a uno de los más feroces ataques del ejército ruso, fue comunicado en la mañana del sábado en el boletín vespertino del Estado Mayor de Ucrania.

Precisamente en Mariúpol, según el alcalde de la ciudad, Vadym Buychenko, casi el 80% de los edificios de la ciudad ya presentan signos de la guerra, o directamente han quedado destrozados —la tercera parte de los cuales serían irreparables—, y la urbe ha quedado sin agua, gas y electricidad. «Hay disparos y peleas en el centro de la ciudad», denunció Buychenko, y confirmó así el anuncio del día previo de las fuerzas rusas sobre que estaban estrechando el cerco sobre Mariúpol. «Estamos apretando la soga», dijeron. Todo ello, con civiles atrapados en la ciudad, puesto que solo se han podido evacuar a unas 30.000 personas, e incluso la Cruz Roja ha abandonado la ciudad al no poder garantizar la seguridad de sus trabajadores.

Guerrilla urbana

En estas circunstancias, Buychenko también informó de que siguen teniendo dificultades para rescatar a los últimos civiles que se encontraban en un búnker del Teatro Drama de la ciudad, tras más de 48 horas atrapados entre los escombros desde el bombardeo. La razón es que, en la ciudad, la situación no es solamente de guerrilla urbana, sino que las fuerzas rusas están usando su armamento más letal, según ha dicho el político. «Hay tanques, bombardeos de artillería, y todo tipo de armas están siendo disparadas en la zona», dijo Buychenko y confirmó que además, ahora mismo, las fuerzas ucranianas son «por desgracia» menos numerosas que las de sus adversarios en la contienda.

Aun así, las fuerzas rusas siguen negando que estén atacando a civiles, e incluso niegan haber bombardeado el Teatro Drama el cual, según su versión, fue atacado por los ucranianos como «provocación sangrienta». En paralelo, Moscú también afirmó haber usado por primera vez misiles de alta precisión Kinjal para destruir en los pasados días unas infraestructuras militares ucranianas en Ivano-Frankivsk, en el oeste de Ucrania, algo inédito, según sostuvo la agencia de noticias rusa Tass y recogió AFP.

La intensificación de la ofensiva de Rusia sobre Mariúpol también coincidió con la certificación de la destrucción de la planta metalúrgica de Azovstal de la ciudad, una de las más grandes de Europa, según informó el ministro de Interior de Ucrania, Vadym Denysenko. «Según nuestras informaciones, hemos perdido a un gigante económico. (…) El objetivo de (presidente ruso Vladímir) Putin no es desmilitarizar Ucrania sino desinstrustrializarlo y que tengamos que volver a construir nuestras plantas en las próximas décadas», dijo Denysenko.

Mientras que el Estado Mayor ucraniano comunicó que las tropas rusas siguieron bloqueando varios accesos a las ciudades de Cherníguiv y Sumy, en el norte del país, y a Járkov, y Severodonetsk, en el este, las autoridades pidieron precaución por la presencia de minas. Al menos 7 personas perdieron la vida en Makariv, en el distrito de Kiev, y sus cuerpos fueron trasladados a morgues de zonas cercanas.

Un drama humanitario, este, al que se suman también otras preocupaciones, entre ellas la de los niños que están padeciendo el conflicto. Según UNICEF, existe el riesgo concreto de que los menores caigan en redes de trata y explotación de personas. Es un peligro «real y creciente», dijo la agencia humanitaria. 

Generaciones de rusos

En este contexto, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió a Moscú sentarse a negociar seriamente, para evitar que esta guerra afectara incluso a los propios rusos. «Esta es la única oportunidad para que Rusia reduzca el daño de sus propios errores», afirmó el mandatario, en un vídeo grabado de noche y difundido por las redes sociales. «Quiero que todo el mundo me escuche ahora, especialmente en Moscú. Es hora de reunirnos, es hora de hablar, es hora de restaurar la integridad territorial y la justicia para Ucrania», añadió. «De lo contrario, las pérdidas de Rusia serán tales que necesitará varias generaciones para recuperarse», concluyó Zelenski.

En una intervención difundida posteriormente, el jefe de Estado ucraniano también insistió en la delicada situación de Mariúpol, ciudad «que está destrozada y donde no hay nada para comer». Y, acto seguido, hablando por videollamada ante los participantes de un acto de solidaridad en apoyo a Ucrania en Berna, la capital de Suiza, Zelenski dijo que «conoce bien» los estándares de paz del país helvético y querría que Ucrania también los tuviese. «Nos habíamos encaminado (por esta vía) pero todo cambió después del 24 de febrero», cuando inició la invasión rusa de Ucrania, reflexionó. el presidente del país.

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